CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

31 octubre 2005

La vida me regala un día

Mientras nacía la Infanta Leonor yo dormía sin darme cuenta de que varias horas antes había puesto agua a hervir en un cazo para hacerme una infusión. Si José Antonio no hubiera llamado dos veces tal vez ahora no estaría escribiendo estas letras. Ya es la segunda vez que me ocurre en tres días. Desde el balcón vio como me acercaba al teléfono sin responderlo. Luego llamó a la puerta ofreciéndome su amistad incondicional. Subió arriba y charlamos largo rato, nos despedimos con un abrazo y supo que era una despedida. Nunca me ha nacido buscarle y se ofende, está en su derecho, como yo en el mío de no llamar nunca. He echado a tanta gente de mi vida últimamente que una más no importa. Sonó todo a despedida porque diga como diga, siempre intenta algo más. Hasta hoy siempre había conseguido lo que quería. Pero hoy no. No quiero un amante de los domingos. Sus besos llegan tarde y apenas escucha... no escucha; poco pareció importarle que le hablara de mi retraso, de un posible embarazo, etc. Porque yo sí sé que la prueba dio negativa, pero él no lo sabe. ¿Por qué le probé? A veces es necesario para estar del todo segura, antes de descartar a alguien definitivamente de tu vida, necesitas saber que estás haciendo lo correcto. Y yo ahora lo sé. Vuelvo a dormir en el sofá. El corto horizonte se tiñe de rosa y violeta y al fin se enfriaron los fogones. Cuántas veces estamos al borde de la muerte sin darnos cuenta. Era necesario decir adiós, aunque nunca se sabe cuándo puedas volver a decir hola. Hoy derrochó ternura, tal vez porque una vocecita le avisaba que no iba a volver a verme en mucho tiempo. Aunque su razonamiento confunda los por qués y a mí me den lo mismo los motivos. No sé por qué me estoy despidiendo de la gente. Hoy llamé a mi hermano Dani y pasé con él un buen rato. Mañana por fin iré a ver a Adela, le sorprendió mi Sí tan fácil, tan desprendido, pasaré mañana con ella la noche, esa noche que dicen se abren ciertas puertas. Adela y yo siempre tuvimos sitio para la magia. Pasado al despertar me iré a Toledo. Buscaré planos y sitios para ver durante dos días. Tal vez entre en la catedral y me ponga bajo la linterna, a ver con el objetivo de una cámara desechable aquellas esculturas bellísimas que fueron puestas donde el ojo humano no llega, al menos el de miopes como yo y que recuerdan que la belleza puede estar oculta en cualquier parte y que no siempre se hacen cosas hermosas para que los demás las vean, igual que crecen las flores silvestres en una gruta inexplorada.
Convencida de que la belleza me espera no sé a dónde y agradecida porque la vida me ha regalado un día más sólo me queda emprender mi viaje buscando algo cierto, tan cierto y tan inmenso que quiera quedarme allí para siempre.

Por favor diosito que sea niña

He llegado empapada desde la estación, arrepentida de haberme calzado tacones altos, le da por llover y yo apurando todos los charcos del mundo con tal de disfrutar de la peli de Alfred Hitchcock (la segunda, la primera ya me la había perdido)... y me encuentro con un avance informativo, ya puede ser gordo lo que está pasando, después de once horas de currele qué menos que gozar del gordo calvo un ratín... pero no, la princesa Letizia, que se casó pasada por agua, escoge también esta noche de lluvia para parir tres meses antes de lo que le tocaba. Por qué una constitución que dicta algo así como "Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social" (título primero, capítulo segundo, artículo 14), mantiene al mismo tiempo la ley sálica, que impide que reinen las mujeres, es un misterio sin resolver. A mí la monarquía me resbala, aunque he de reconocer que la imagen que dan de nosotros los reyes es mejor que la de cualquier presidente, que no son más feos porque les costaría dinero a los muy hijos de puta, además que deben tomar sus decisiones en el retrete porque no hacen más que cagarla constantemente.
El caso es que somos muchas las que queremos que sea niña y muchos los que nos preguntamos por qué es necesario estar tantos años esperando como agua de mayo la reforma constitucional que solvente tan disparatada e inconstitucional contradicción.
Ya solo quedaría que la monarquía se declarara aconfesional, pero la iglesia manda mucho y para eso tiene que llover más todavía... y menos mal que llueve ahora, que estábamos sequitos y hacía mucha falta.
Ahora, cómo no, larguísimos reportajes que repasan la vida del Príncipe de Asturias desde antes de ser concebido hasta nuestros días, cuando en todas las fotos le saca la cabeza a todos los encorbatados.
Lejos de la realeza, hoy preferí empaparme el pelo antes que mojar mi nueva adquisición: un libro de geografía que no por haberme decepcionado profundamente, deja de tener un formato precioso y haberme costado un dinero. Entaconada y ajena a los dolores de Letizia, navegaba en mis propios dolores sin refugiarme esta vez en el oasis, por temor a no sé qué miradas y ... en fin. Las historias se acaban. Lo mejor es que se acaban porque existen.

29 octubre 2005

Lejos de aquí

"me gustas como sos. No te añadiría ni te robaría nada, me gustas como sos.... sobre todo quiero que sepas que nunca te voy a olvidar"
Sonó como el breve clic previo a la explosión de la mina y entonces algo se me rompió adentro y supe que todo había terminado. Él sólo quería escuchar que le quería y a mí no me nació decirlo. Hay palabras tan poderosas que no te nacen de la boca si no son ciertas, aunque uno no sepa que no son ciertas. Le abracé sabiendo que era la última noche, porque él es así, se marcha sin decir adiós y sólo regresa cuando tú le llamas... y yo no le voy a llamar. Me morí entre sus brazos, gélidos y distantes. La mañana llegó demasiado temprano y con prisas. El beso fugaz de los desenamorados que conviven juntos después de muerto el amor hace demasiado tiempo. Veinte días de amor con un intermedio de tres quebrando el centro. Anoche dormí en el sofá al arrullo de un televisor que si algo bueno tiene es la capacidad de dormirte de puro aburrimiento; antes leía antes de dormir, me gusta, pero es peligroso. Porque me pico y paso las páginas y pasan las horas y luego el despertador no tiene piedad de mí.
Durante mi baño me llamó José Manuel; ayer me hice cachitos en el umbral de su cocina; lloré con paz y sin ruido acurrucada en el suelo, como una niña pequeña. No lloré por amor, ni por rabia tampoco. Lloré por vacío, bien sabemos que la lluvia también se queda en los agujeros de la tierra. Los vacíos del hombre se llenan de lágrimas al menor nubarrón. Somos así.
No hubo besos esa mañana, apurados a la llegada de un tren que iba a alejarnos, implacable, y devolvernos a la otra vida, la solitaria, la rutinosa, la de todos los días, la de siempre. El tren me regresó a la estación vacía; ya no iba a ver sus ojos explorando las cabezas que florecen del subterraneo como las malas hierbas, buscando la mía, que siempre es la última, porque tengo la manía de esperar que salga todo el mundo, porque me aterran las bombas, mira qué tontería, y siempre espero que la masa se aleje porque las bombas estallan en la masa y si he de morir no quiero que mis trozos de cuerpo se mezclen con otros...
Me da pánico Madrid, los subterráneos, las estaciones llenas, las escaleras mecánicas repletas de gente que sube y baja lentamente como un gusano, el tren atestado donde a duras penas encuentras a dónde agarrarte y esta soledad tan cierta en medio del barullo, la soledad más grande, la que se mezcla con otras. Yo quiero ver el mar, las montañas peladas, un horizonte libre, las calles empedradas, el pan en el horno de leña, los techos altos, los braseros de picón, las chimeneas. Madrid me ahoga y tengo que ir a verlo casi todos los días, también mañana. Pinto a ratos se salva, pero no deja de ser una extensión de la capital. Llevo medio año viviendo en este apartamento y no conozco a los vecinos. No habré cruzado con ellos más de treinta palabras: "hola", "adiós", "¿hay llave para este patio?", "Duermo durante el día, trabajo de noche ¿puedes bajar por favor un poco la música?, gracias"
Cada día más deseo salir de aquí.

21 octubre 2005

Demasiado estrés.

Julio y yo seguimos en nuestra linea después de la conversación de la otra madrugada. Anoche estábamos ambos agotados pero yo no podía dormir. Me siento inquieta, nerviosa y casi no puedo parar de pensar en el trabajo. Por otro lado ayer me llamó Jorge, que regresó de Guatemala con regalitos de Gio y mil cosas que contar. Y esta mañana me ha llamado Honey, que iba a la agencia a comprar los billetes para nuestro viaje, en tan solo 18 días, que pasan volando y por supuesto no he querido anular. ¿se puede estar enamorado de dos personas a la vez? ¿y es esto posible mientras el último recuerdo te hace daño? Dos trabajos, dos amantes... mucho estrés. No acabaré de aclarar lo que siento por Julio mientras no me encuentre con Honey. Quizá debería dejar todo y marchar a Guatemala. Dejaría de complicarme la vida con absurdeces y sería mucho más útil. Creo que de momento voy a ir arreglando todo por aquí, antes de emprender viaje hacia cualquier otra parte. Mucho estrés y mucho hastío no pueden ser buenos para la salud.

20 octubre 2005

Hace frío

Sólo se me ocurren dos modos de soportar este frío de mierda: una, dormir con un amante que caliente tu lado de la cama antes de que te acuestes tú; otra, ponerse el anorak y arroparse en el edredón en el sofá, que es estrechito y así cuando te mueves el frío no te despierta; esto segundo es más viable, a no ser que salga ahora mismo y entre en el Charol y me traiga para casa el primer baboso desesperado que encuentre, de esos que andan apurando la hora de cierre de los bares que más impuestos pagan. Me sigue resultando más apetecible la opción del sofá.
El sujetador me aprieta desde hace horas y soy incapaz de quitarme la ropa. No sé cuándo piensan poner la calefacción central ¿a qué esperan? Ando por la casa con el abrigo puesto y no me siento los pies. Tengo que comprarme unas zapatillas de invierno para andar por la casa.
El frío me entró en el cuerpo hacia las diez de la noche, tomando unas copas con José Manuel. Me ha estado hablando de las virtudes de las agencias matrimoniales y tratando de convencerme de que me apunte a una. En ciertos momentos nuestra conversación, como tantas veces, ha rozado el absurdo. Pero nos hemos reído por primera vez en mucho tiempo. Me habló sabiamente, como suele hacer... me dijo "llámale, lo peor es la duda"
Hace unos minutos he decidido mandarle un mensaje "Mi cama está tan vacía sin tí que llevo dos noches durmiendo en el sofá", vendrá dentro de unos minutos. Son las tres y media de la madrugada. Sigo teniendo un frío espantoso y empiezo a creer que este frío va como de dentro afuera. Llevo dos días con un humor de perros, poco hábil, a veces los niños se me van de las manos. Tuve que anular la clase con el niño hiperactivo de las siete porque lo más que logré con él fue que se mantuviera sentado. En la clase anterior empujé a una alumna. A veces tengo ganas de golpearles; esto me lleva pasando dos días. Creo que debo tomarme un descanso, nunca antes me había ocurrido esto y me preocupa mucho.
Me siento terriblemente vulnerable. Igual debería dejarme caer. Confiar en alguien. A fin de cuentas todos necesitamos eso de vez en cuando: confesarnos débiles y vulnerables, dejarnos querer.
A menudo Julio me habla de mi gran capacidad de amar. No dudo tanto de ella como de mi capacidad de ser amada. Por eso, cuando algo comienza a tomar forma voy y la cago, de un modo u otro.
Le encargué a Julio un mate cuando Jorge marchó a Guatemala. De hecho encargué dos, uno de ellos para cuando él estuviera aquí, conmigo. ¿Por qué lo hice? La respuesta es la de siempre: "no lo sé". Comprendo que ha de ser complicado amar a una persona que siempre responde "no lo sé" y sentir que uno anda luchando no se sabe con qué elementos ni por cuánto tiempo. El amor sin condiciones es enfermizo y cruel. Cualquiera diría que a los seres humanos nos da miedo ser felices.
Sé que por el tono de Julio la conversación puede ser hiriente. Me preparo para "lo peor"... vete a saber qué cojones es lo peor, pero sea como sea siempre mejor que la incertidumbre.

19 octubre 2005

ARROZ

"En sueños, el arroz pronostica el consuelo y el alivio de las penas, así como la posesión de bienes adquiridos tras duros trabajos, a costa de penas y sudores"... debo confesar que me ha dado cierta alegría leer esto en el Gran Libro de los Sueños nada más despertar. Vienen bien estos augurios a primera hora de la mañana, cuando he vuelto a dormir en el sofá para evitar la sensación de vacío.
Hace mucho tiempo solía quedarme a dormir con Francis y Adela. Los tres éramos uña y carne y los chicos en la Universidad estaban convencidos de que Francis era algo así como un héroe que estaba liado a un tiempo con dos mujeres que, además, se llevaban bien. Pero como Francis era homosexual y Adela y yo no en aquellas noches locas lo que hacíamos era leer nuestros escritos a la luz de las velas, hablar sin cansarnos, reir, llorar, principitarnos a fin de cuentas hasta caer rendidos. Todo era mágico. No hace mucho decidí borrar el teléfono de Francis. Aún lo recuerdo, pero ya lo olvidaré. Nuestros trece años de amistad se fueron al pedo y hoy por hoy nisiquiera pregunto por él. Tal vez ahí comenzó la sensación de las camas anchas,cuando Francis y Adela no estaban.
Cuando Jorge se iba de viaje yo dormía en la habitación de invitados o en el sofá.
Después de diez días durmiendo con Julio contemplé la cama, recién cambiadas las sábanas y recién colocado el edredón en la funda nórdica (menuda batallita, esas cosas son para hacerlas entre dos, entre risas y besos, como hacía con Jorge). Vi el cuarto infinito, contemplé la cama inmensa, temí el frío y finalmente me acurruqué en el sofá hasta que sonó el timbre y corrí como una chiquilla "cartero comercial"... su puta madre. El corazón me dio un vuelco anoche cuando escuché mensaje... "Teresa dice: tus respuestas son escuetas pero contundentes. Cambiamos el turno, tú 30 de Oct día, yo 3 y 4 Nov tarde" Adiós el viaje a Jaén. ¿Qué podía hacer? No tenía una tarde libre en toda la semana para las clases, son 70 euros; mi madre se puso muy triste. Acabo de localizar un hueco en el calendario el 25 de noviembre ¿se me joderá también?
Hoy está soleado, tenderé las sábanas que lavé anoche. Olían bien: un intenso olor a sudores mezclados, pasión desbordada, la piel de Julio impresa en las fibras como una calcomanía en la piel de un niño. Me recreé un tiempo en ese olor infame, capaz de despertar todos los recuerdos y ya solo queda su camiseta tendida en el balcón y su breve nota sobre la mesilla de la entrada. Qué frío tenía anoche. No sé cuándo se decidirán de una buena vez a encender la caldera, pero como sea igual que en la pensión tendré que comprar un radiador y espero que no ocurra como con el ventilador este verano, que al final no lo compré.
El caso es que soñé que me servían arroz. De varios tipos. Cocinado de mil formas pero platos llenos de arroz deliciosos, con una pinta buenísima. El último era un arroz oriental, con color cremoso, granos aplastados entre sí. Divino.
Alivio y consuelo, consecución de bienes... ojalá fuera cierto. Veremos si se cumple, no sé por qué no lo dudo mucho. El día amaneció precioso y yo sonreí. Sé que mi vida está a punto de dar un giro, necesario para no enloquecer.

18 octubre 2005

Te trataré como a una reina

Es uno de los títulos de Rosa Montero. Lo tomé ayer del bibliometro, un gran invento, por cierto, ya que llevo meses con el carné de la biblioteca municipal en el bolso y nunca tengo tiempo de pasarme por allí. En el metro es diferente: sales del metro, vas hacia el tren (o viceversa) y allí una pequeña biblioteca de 500 títulos que te permite cambiar de libro cada quince días. El caso es que, sin querer queriendo, como si mi inconsciente supiera un poco más que yo, dejé olvidado el libro sobre la barra del bar donde trabaja Julio. Me marché antes de que él llegara, no sé de él desde anteayer por la noche; fue silencioso, seco y arisco. Yo odio dormir con el amante sin haber arreglado lo que se tenga que arreglar. Mi lema siempre fue no irse a dormir sin arreglar las cosas, nunca dormir juntos y enfadados. Pero Julio es uno de esos seres que cuando se enfadan se cosen la boca y no hay modo de arrancarles una palabra. Y yo, que había bebido (poco pero me sentó como el culo), estaba mareada (supongo que por haber bebido sin cenar) y agotada de los tres últimos turnos de noche consecutivos, no tuve fuerzas para hablar con un ser humano que milagrosamente resultó ser más cabezota que yo misma. Desperté con el habitual vacío de las camas anchas y solitarias al que me había desacostumbrado después de diez días reclinando mi cabeza sobre su pecho fuerte y cálido; su olor permanecía como un resto de realidad, acaso porque no se lo pudo llevar con él. Una escueta nota que aún permanece en la mesilla de la entrada "Tengo cosas que hacer. Adiós. Julio." Más hiriente que un "te odio", "no quiero volver a verte", "púdrete"; el silencio puede ser más cruel e hiriente que una retahíla de verdades apuñalando el espacio entre "tú y yo". De hecho es la manipulación que uso con los niños que mienten... simplemente callo y el niño siente la imperiosa necesidad de decir la verdad.
No sabía que echaría de menos a Julio cuando marchara. Le amaba intensa y fugazmente, como amas una flor que te regalan por impulso y sabes que va a morir pronto. Aún conservo la última rosa que me regalaron, la sequé y su belleza permanece intacta bajo el polvo, pero está muerta.
Me venció tanto el sueño que no escuché cerrarse la puerta. Y es que el amor se marcha a menudo sin que nos demos cuenta. "Un problema menos" fue lo que pensé y, sin embargo esta noche dormí en Madrid con mi hermano para evitar la tentación de buscarle.
"Te trataré como a una reina" _prometió_ como prometió en su día José Manuel, Manuel y tantos otros a los que no permití entrar en mi vida de ninguna manera. Y por diez días fue cierto.
José Manuel, por cierto, habla cada día conmigo. Su amor no se acabó y su ex le sigue amando y sin embargo cuántas veces el amor no es suficiente. Hace falta valor. Los amores cobardes no llegan a ninguna parte, como los garabatos del poeta que se quedan escritos en la servilleta de un bar y ruedan sin rumbo en el centro de un libro, o en un doblez de la cartera, o en un bolsillo de la camisa que se lava, se moja y destiñe la tela de manchas intraductibles.
Y sé que no diré nada porque me da pavor engancharme y romperme para siempre, como la tela desgastada de un vestido adorado que vistes durante años. Y es que Uruguay está muy lejos y aún no se sabe si Julio obtendrá o no la nacionalidad y no se sabe qué arrastra Julio consigo, pues es un hombre callado que presume de misterio ¿y qué pasa si un día le arranco los muros y se descubre estéril como una tierra prometida que resulta áspera y sin semillas? Los amores cobardes no llegan a ninguna parte. Pero por alguna razón mi inconsciente dejó aquel título sobre la barra del bar "Te trataré como a una reina".

13 octubre 2005

¿qué está pasando aquí?

Casi la media noche. El desfile y los aviones pasaron sin pena ni gloria entre las cuatro paredes húmedas y tal vez un día blancas de la sala de escucha. Ahora contemplo el mundo desde la silla de un bar. Una mujer bajita y desgastada conversa con uno de los Pokemon del otro día, que hoy casi no osó mirarme. Un desfile de cuatro hombres indeseados luce cada cual a su estilo su original vulgaridad forjada durante años de constancia, día tras día, cerveza a cerveza, para convertirse en ese modelo de varón que ningún chico de 16 desearía ser en un futuro. espalda arqueada, vientre abultado desde el tórax, mentón saliente, voz quebrada, la expresión resabiada del necio que sabe lo que dice y el geste de macho ligón que vete a saber cuándo cató la última rosca.
En otro frente de visión tres amigos toman la última copa al amparo de un bendito miércoles festivo. La chica, bajita, con gafas, simpática, de andar pequeño y nervioso, junto a un chico fuerte, con gafas y los dedos de la mano derecha vendados y un chico bien formado pero pequeño, como un airgamboy con look de los 70. los camareros van recogiendo, yo apuro el café helado y los pokemon no se hartan de cerveza.
He olido (y tras estas dos palabras se acercó) la intención de acercarse de uno de los pokemon tratando de curiosear en lo que yo escribía. Julio se puso alerta y desde detrás de la barra puso orden con un chisteo y un par de palabras educadas pero contundentes. Que estoy con Julio es un secreto a voces. Entre hombres soy la hembra "propiedad" del latino que vino a España a robar trabajo y mujeres. Recupero mi amada soledad, se agradece.
.....
hoy tampoco dormí sola. Extraña costumbre esta que estamos adquiriendo. Hoy Julio está enfermo. Anoche la enferma fui yo. Este otoño le falta al respeto a todo el mundo, para fin de año estaremos todos vacunados. Benditos virus si sirven para que quien bien te quiere te ponga un paño frío en la frente en la madrugada para calmar una fiebre muy distinta a la fiebre de previas noches de gemidos gozosos y de pieles erizadas de placer... saber que quien te ama para gozar también te ama para evitar que sufras.
Julio duerme en la habitación de al lado y yo miro al cielo mientras memorizo leyes de protección del menor. Como un matrimonio recién formado, en una sociedad que no sé cuándo firmé... hoy hablamos de celos y de riesgo de perder la nacionalidad si ha de liarse a leches con el primer borracho que se me acerque. Qué extraño es todo.
Esta noche no dormiremos ya juntos, ni la otra, ni la otra... pero es porque tengo tres turnos seguidos de noche. ¿qué pasará la cuarta noche? ¿retomaremos el ritmo de gozar hasta caer rendidos? Por si acaso esta vez dejaré los condones sobre la mesita de noche.
Julio espera y al tiempo pregunta, cada día, por qué esta noche también estamos aquí. Nunca hay una respuesta. Siempre fui lista para decir palabras que eluden respuestas. Pero Julio no es tonto. Simplemente se ríe de mi arte de escapar. Sabe de mi huída/búsqueda, respeta mi luto alegre y espera paciente una respuesta que nos lleve a alguna parte.

11 octubre 2005

Never more.

Ayer fui a trabajar por error. El cachondeo fue generalizado ya que todo el equipo, tarde o temprano, cae en la misma trampa: la de los horarios vivos, la de los cambios de turnos, la de las agendas cuajaditas de notas y de tippex... cuando menos te lo esperas estás donde no tienes que estar.
Llegué como siempre llego, con la rutina de los turnos de tarde: bus-legazpi-coprar un sandwich y un zumo-comer en el metro-salir de la boca del suelo con cigarrillo en mano-saludar a pepa-coger un tazón y una cuchara de la cocina-prepararme un café-saludar a todo el mundo-sacar los móviles de la mochila-ponerme al día de los últimos casos-ponerme los cascos y entonces las jefas me llaman desde detrás del cristal muertas de risa. "¡cuánta gente hay hoy!" dijo la chica de la limpieza... entre risas alguien comentó "ya ves, viene quien no tiene que venir..."
Me gusta mi trabajo, me gusta el equipo, cómo trabajamos. Me regalaron el martes que viene a cambio del día de ayer; a la noche me pasé a saludar a Julio y luego estuve un buen rato con José Manuel. Julio pasó aquí su cuarta noche. Hoy nos hemos puesto serios por la mañana. Me pregunto qué límites serían capaces de salvar mis padres, si de pronto un día les llego con una tripa inmensa y el bebé sale mulato. Yo creo que se mueren del susto. Ellos no se consideran racistas, pero un día pregunté a mi madre qué pasaría si me echara un novio negro y casi se me echa a llorar. Pase lo que pase, estoy viviendo una linda aventura, que me roba tiempo de trabajo y que me roba sueño pero a cambio me da sensaciones inolvidables. Julio se parece tanto a mi prototipo de "hombre genial" que me da pavor enamorarme. Me cuesta despegarme de Julio por las mañanas, despertamos como si nos hubiéramos acostado muertos de deseo, cuando en realidad nos dormimos rendidos de amarnos. José Manuel me invita a la prudencia: "ten cuidado que tú estás muy falta de cariño... no quisiera tenerme que liar a ostias con nadie por tí". La caja de condones muere de risa en el salón mientras estallan fuegos artificiales en el dormitorio. Estoy como una puta cabra. Never more.

10 octubre 2005

Fin de semana

"Harta de naufragar por las esquinas
del tiempo que camina y no perdona,
cansada de vagar en la rutina,
risa de niña y dientes de leona,
me rindo a la monotonía cansina,
las manchas de café sobre la ropa,
los restos de las risas acabadas,
los suspiros ocultos: bocanadas
del aire incivilizante, de la nada,
del aplastamiento brutal del suburbano,
de la risa fugaz: la vitamina
que por un instante nos transforma a humanos.

Cansada de vagar y descansada
del cansino tic-tac de los segundos,
antes de vomitar sobre la almohada
me asomo al balcón para escupirle al mundo.
Antes que prisionera de sus cuerdas
me visto con el traje del guerrero,
no le temo al volcán ni al aguacero
y salgo a cabalgar entre la niebla.

Blanda como el acero preforjado
y dura como roca ya fundida,
antes que ser derrota o ser huída
prefiero ser druida de mis tiempos.
Antes que ser de tierra soy de viento.
Antes que ser estar soy la partida
y antes de naufragar me crecen alas.

Algo extraño ocurre cuando una se sienta a esperar sin saber muy bien por qué, a pesar de diecisiete horas cargadas a la cuenta de la tercera dorsal. Mañana me cagaré en todas las horas muertas, ahora sólo aguanto el dolor de culo. Pero hoy no quería irme a dormir sin dar las buenas noches. ESta noche no. No lo soporto. Me duelen demasiado los minutos fríos y vacíos previos al sueño. Esta noche no puedo. El día fue largo y no quise acabarlo con largura.
De mi sombra he contemplado mi flacura, que no flaqueza, el sol a mis espaldas, asesinando por rayos soledades que a veces duelen solas, sin que nadie las llame. Esta noche no. Ya no quería más mochila en mis hombros que los pesados libros que he cargado durante todo el día"

Todo esto escribía en la noche del viernes, sentada en la barra de un bar, esperando por Julio. Se emocionó al verme, no me esperaba y yo tampoco esperaba esperarle. Pero así sucedió y esta es la tercera noche que duerme en la casa. Él quiere rescatarme y yo no quiero ser rescatada. Me limito a dejarme llevar, es el presente, el aquí y el ahora, el no se sabe y hacemos el amor como si fuera la última vez, que es como debería hacerse siempre el amor. Le puso sol a mis días nublados, el sábado abrazó mi sueño y se sorprendió: "primera vez que paso la noche con una mujer en la misma cama y no le hago el amor". Siempre hay una primera vez para todo; trece horas de currele el sábado seguidas de una noche de mucho sexo y poco sueño. Me ha visto cargada de energía y me ha visto flaquita de fuerzas y me ha amado, enojada, triste, llorar, reír, comer con hambre y comer sin hambre y me ha querido. Me ha visto caminar descalza por el piso, contemplar paisajes en un libro, preparar café, trabajar, descansar, nostalgiear, echar de menos a otro hombre; me ha visto de mil modos y me ha amado y sabe que yo no quiero enamorarme y sabe bien que sus días están contados, aunque quiera contar el resto de sus días conmigo, o al menos más de los que mi agenda crucifica. En fin, ya son las doce ... aun quedaron apuntes por pasar al blog, será otro día... son días inspirados, no lo niego... pero también días cuajaditos de horas extra.

07 octubre 2005

barruntos absurdos aplastada en el tren.

Era aún de noche y despertaba el mundo
al zumbido imparable de un reloj asesino
de sueños y del aire respirado con calma.
Esos entes de negro envueltos en su niebla
van robando la prisa de todos los segundos
y mastican el aire de todos los suspiros.

Era aún de noche y como en un embudo
que absorbe el alma del ente colectivo
embotellados bajo un orden rudo
con nuestro traje de sardina en lata
apestábamos el metro
con los sudores nauseabundos del hastío,
de la desesperanza de todas las mañanas;
la sonrisa ivertida de todos los viajeros
rencorosos de sueños traicioneros
que nunca fueron pero ya no importan.
Y como si hubiéramos entrado en un agujero negro
salimos a otra dimensión y ya es de día.
La cara de la gente no ha cambiado..
diez minutos, ¡Gracias Dios! .. cafetería
un par de churros y un café cortado,
me abrocho la sonrisa salvadora en los ojos y en los labios.
La ensayo con la camarera... ni puto caso.
Renuevo mi energía caminando deprisa hasta el trabajo
y conquisto el pasillo paso a paso
sin darle sitio a la melancolía.

No dormí bien, estoy cansada pero eso poco importa. Anoche me llamó hasta cuatro veces José Manuel, que no sabía que madrugaba. La última me despertó y le mentí a sabiendas de cuánto odia las mentiras. Me dijo "¿estás dormida?".. le dije "no" (mañana madrugaba). No le dejé saberlo ¿para qué? Un amigo es más valioso que 20 minutos de sueño, o una hora, o lo que sea. Cayó; me lo temía, y volverá a caer una y mil veces. El hombre es estúpido cuando ama; pasa mucho. Aquí estoy yo para curarle las heridas. Para eso están los amigos (y ex-amantes)... jugadas no apostadas por culpa de un farol y a veces pasa. La vida es puta; todos lo sabemos y lo sabemos más por las mañanas. Por eso son las caras agrias en el metro y por eso el suicidio es la segunda causa de muerte en el mundo "civilizado".
Y yo a la espera de un director de cole que una vez por semana me recuerda y me da unas gotinas de esperanza calentando el encuentro para el que aún falta un mes. La vida es demasiado corta como para esperar tres meses por un polvo, o diez o doce, pero un poco de sexo a fin de cuentas. Teniéndolo tan a mano además.
Y fue por eso que hace unos días, cuando ya el minutero anunciaba el descanso y yo paseaba feliz por la oficina recogiendo mis cosas ante la fefa sin pudor alguno me llamó una alumna postergando mi hora de ir a dormir de modo indefinido. La voz del deber me decía que fuera a casa, pero habló más alto el recuerdo de Julio y arrastrada por la inercia del corazón inquieto: cena-café-copa-poesía y gérmenes compartidos bajo el umbral de mi puerta. Nada dijo que no hayan dicho otros "no te dejaré", "serás conmigo la mujer más feliz del mundo". Los hombres son sinceros cuando prometen pero tienen mala memoria.
Y es que yo sé que pasados cuatro meses Juanjo los convierte en ayer mismo y llevo mucho tiempo planeando nuevos juegos eróticos para que no nos aburramos.
Siempre pensé que el amor no se elige. El amor es el que lo elige a uno cuando menos lo espera y cuando peor le viene. Realmente eso de ponerme una fecha es una barrera tan infame como inútil. Tan absurdo como decidir enamorarse, un suponer, el 12 de octubre que es la fiesta de la Hispanidad y viene muy bien para recordar aniversarios. Sin embargo este año, para variar un poco, quisiera no odiar tanto la navidad.

04 octubre 2005

Buscando el sol del otoño

Amaneció el día frío y todos saben que el sol se esconderá tras de la luna por unos cuatro minutos en el esperado beso de los eternos amantes, un fenómeno que se repite cada un montón de años y que la marca Trex se ha encargado de aprovechar como filón publicitario para su nueva marca de chicles.
Atocha, hora punta, espera obligada bajo la prisa de los viajeros. Cientos de historias humanas apiñadas en las escaleras mecánicas suben o bajan llevados por la aplastante inercia de todos los lunes. Todos tienen sueño y algunos se vencen confiados sobre su puño abierto, otros leen, otros miran el paisaje...
A veces el sol se cuela por la ventana y hay quien se inclina ligeramente sobre ella buscando el sol del otoño. El frío se anuncia imparable y las sandalias del zapatero tienen sus días contados. Los hombres sólo tienen dos o tres pares de zapatos ¿por qué las mujeres tenemos tantos?
El periódico ha creado una sección especial para catástrofes naturales y la ley del divorcio expreess no aumenta la petición de custodia de los papéas. Los niños se siguen usando como instrumento de tortura para el ex y las familias monoparentales abren nuevas vías de investigación educativa; el negocio de los hijos de padres divorciados/separados enriquece a los que se dedican a su cuidado y a su lucro. Los niños, que no son tontos, amenazan a quienes tienen su guardia con irse con el otro progenitor en cuanto le escuche un juez si no cumplen todos sus caprichos y así lo verbalizan, sin pudor ni contemplaciones "yo lo único que quiero es que me dejen hacer lo que me de la gana y me den todo el dinero que pido, sin agobios, sin preguntas, sin tener que dar explicaciones". Lo dicen así y se quedan tan anchos. El síndrome del Emperador, un nuevo término para definir a los hijos que tiranizan a sus padres, continúa ganando batallas y los mercados de venta de drogas ganan clientes junto a los colegios; ya solo falta que se anuncien en la radio y pongan un cartel luminoso. Comenzaron a despuntar ya los primeros casos de bulling, acoso escolar u hostigamiento para los amigos. La sociedad diviniza y tiraniza a la infancia a su antojo; la televisión se encarga de informar y crear neurosis al mismo tiempo y según qué reportajes, todos los niños tienen TDAH, sufren bulling o tiranizan a su padres o tienen anorexia.... ¿cuál será la próxima lacra de la infancia?
9.44, ha comenzado el eclipse solar. En la calzada puedo ver zonas soleadas, en la acera ni una. Busco el sol desesperadamente, hay 12ºC pero la sensación térmica es menor y sopla una rasca que se mete por el cuello de la chaqueta, los huecos entre los botones y los bucles de mi pelo (hoy me arrepiento de habérmelo cortado). No soporto el frío y entro en el Oasis, petao de gente que vocea. Nadie parece estar pendiente del eclipse, pero yo sé que mis niños pueden verlo en el colegio; algunos se han comprado gafas especiales para evitar nosequé úlceras incurables que te comen el cristalino si miras un eclipse de sol en directo (siempre nos han metido mucho miedo con esas cosas). Yo aún no he visto el sol, hoy está tacaño y además reparte sus escasos rayitos cálidos en el lugar equivocado. ¿Por qué? Seguro que a algunos conductores les molestan y los que caminamos estamos loquitos por ellos. Cuando a primera hora derramas la leche, olvidas el bolso, pierdes tres trenes (y porque no tienes que coger más) y el sol se niega a darte su calorcito matinal acabas intuyendo que tu eclipse vital durará lo que dure el día. Ahora la pregunta es... ¿Mi día acaba de empezar o llega a su fin?... el día acaba cuando uno se va a la cama ¿no?

02 octubre 2005

que el alma que hablar puede con los ojos también puede besar con la mirada

Hay miradas que van más allá del deseo, la superficie o el interés puntual. Y cuando eso ocurre una lo capta y es hermoso. Ayer fue un día lleno de esas miradas, de esas que hablan con los ojos y besan con la mirada como decía Bécquer en una rima que, si no recuerdo mal, decía algo así:

"Sabe, si alguna vez sus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada"

Comenzó con las miradas de tres niñas pequeñas que decían "De mayor quiero ser como tú", "te voy a hacer el dibujo más bonito del mundo", "te echaba de menos", "si no me haces nada de caso me voy a poner a dar la tabarra para que me prestes atención" y cosas así. Luego la mirada adolescente que decía "se me tiene que ocurrir algo para que no te vayas, no me resultas útil en este momento pero quiero que te quedes a mi lado", la mirada de una madre que decía "qué paciencia tienes hija mía"... luego me encucaraché durante horas en casa hasta que acerté a llamar a Julio el uruguayo, con una mirada franca y profunda que brillaba cada vez que decía algo en lo que coincidíamos, la mirada de Fati, su esposo y su hija; la mirada de Jorge, su novia y su cuñada... La última mirada de la noche fue una mirada de agradecimiento y cariño, nada que ver con las miradas pokemon que soporté a lo largo de la semana.
Ayer fue una noche cargada de miradas y por alguna razón creo que tiene algo que ver con que al despertar la cama no estaba destrozada como las últimas mañanas, bastó sentarme en la almohada y estirar las sábanas. Había dormido en la misma postura durante toda la noche. Esta noche no pasé nada de frío, bueno un poco hasta que me di cuenta de que la ventana estaba abierta...
El caso es que es hermoso que de cuando en cuando alguien te mire así, de todas esas maneras: con admiración, con confianza, con deseo, con agradecimiento, con cariño, con respeto. Estoy segura de que esta mañana mi mirada tenía más paz... y eso que mi alumna de 15 no tuvo nada mejor que hacer que timbrar a las once de la mañana porque le apeteció estudiar inglés un domingo en mi casa. Igual otro día me la hubiera desayunado, pero hoy desayuné con ella y la dejé estudiando mientras volví a la cama.
Es hermoso que alguien te mire así.

01 octubre 2005

Lo que importa es la leche

Hoy leí en alguna parte nosequé historia sobre la teta y la leche. Lo importante no es la teta, sino la leche... se lo deberían recordar a algunos seres nauseabundos de esos que clavan su mirada en tu delantera sin pudor como una asquerosa estaca. Pero no iba a eso, a lo que iba es a las relaciones de dependencia que llegamos a crear con determinadas personas pensando que nadie más nos puede dar más de lo mismo, sin darnos cuenta que en realidad recibimos en función de lo que tenemos adentro; a lo que me refiero es a que no tenemos por qué perder nuestra capacidad de amar apasionadamente, perdernos en otra mirada, gozar de las risas previas al sueño o hacer un pastel de chocolate (odio el chocolate) sólo porque le gusta al otro, por verle la cara... nadie está capacitado para robarnos eso y si creemos que alguien tiene ese poder estamos siendo un poco gilipollas, con perdón. Y la verdad que pequé de seguir empeñada en chupar una teta que en los últimos meses no era capaz de dar sino leche agria, si es que daba algo, confiada en que más tarde o más temprano manarían las cálidas gotas que un día me alimentaron el espíritu y que ahora me sangraban el paladar llenando mi boca sedienta de dolidas llagas. Y mientras el dueño de la teta en cuestión prometía volver a manar para mí, moría de hambre y de sed mientras él daba su esencia a beber a otras bocas más lindas, más listas, o más putas. Y cuando tuvo la dignidad de ser sincero consigo mismo y hacerme saber que nunca más me daría de beber lloré por la estéril tetina durante meses como si no hubiera más alimento en el mundo. ¡Pero si el mundo está lleno de biberones! Mi único dilema es escogerlo ¿el que vive al otro lado del charco y está lejos, o el que vino del otro lado del charco y me trajo hoy las bolsas de la compra a casa? Si algo me garantiza que no estoy enamorada es no saber escoger. Cuando uno ama tiene la certeza.