CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

06 abril 2005

Esa despedida que era necesaria

Hoy finalmente decidí enviar a Jorge una carta en la que me expreso francamente, tenía esa necesidad desde que le vi el domingo y no quiero dejar en mi interior algo que pueda producir una úlcera. Así es como quedó finalmente la carta que le he enviado:

"Adiós Jorge:

El domingo acabé de empaquetar todas las cosas y cerré la puerta de casa dejando atrás todo lo que construimos juntos. Unas horas antes me había sentado en tu sofá, había tormenta y no podía salir. Me sentí atrapada, como tantas otras veces a lo largo de la relación.

Si ahora estás enamorado sensación que percibirás como novedosa, ya que si alguna vez estuviste enamorado de mí, lo habías olvidado años atrás, sabrás cómo me sentí. Dudo mucho que sientas sinceramente el daño que me has hecho, a pesar de que me has pedido perdón por ello muchas veces. Entre otras cosas, porque dudo mucho que lo sepas. Pero sé que algún día lo sabrás. No creas que me alegro.

Luego tu llegada, y tu gesto, no sé si te diste cuenta de lo grosero de tu actitud... una de las explicaciones más plausibles que encontré es que Elena te esperaba abajo, de ahí tu prisa y tu negativa a acompañarme a Madrid en coche. En tal caso, de nuevo me mentías para tratar de no hacerme daño, algo que te pedí explícitamente que no volvieras a hacer. De todos modos, sea como sea, en ese gesto tuyo del domingo sentí el “clic” que necesitaba para dejar de amarte definitivamente. Te vi a ti, tal como eres ahora y supe que mi corazón es incapaz de amar al monstruo en que te has convertido.

Si estás con Elena aún, no lo sé, no me importa, estás con la persona adecuada. Ambos sois mentirosos, ambos cobardes, ambos traicionáis vuestros propios principios sin importaros el daño que hacéis a vuestro alrededor... hacéis una buena pareja. Cada día siento más ridícula la devoción que te tuve y cada día me resulta más inconcebible permitir que sigas formando parte de mi vida, sencillamente, porque no veo por tu parte la más mínima intención de hacerlo. Aun así, la puerta sigue entreabierta a la amistad y sabes que cuentas conmigo para lo que necesites, una de las múltiples contradicciones del corazón del ser humano.

Me gustaría poder decir que guardo un bello recuerdo de lo que fuimos, pero no es así. En la última mudanza cayó en mis manos el diario del 2003, ya entonces sufría porque tú estabas lejos y yo buscaba desesperadamente gestos que me dieran a entender que me amabas. Cada vez más tu distancia, tus desprecios y menosprecios, la espera cada vez más larga de un gesto, una caricia... y ahora pensarás que hablo desde el resentimiento, algo que en mi corazón ya no tiene cabida algo que suele suceder cuando te enamoras de nuevo.

Ha aparecido alguien en mi vida que me hace sentir cosas que tenía dormidas desde hace años. Y no pienso cerrarle mis puertas sólo porque tú me hayas herido. Él no se lo merece y yo tampoco. La verdad, no sé cómo pude vivir tanto tiempo sin sentir algo tan sencillo como recibir en la medida en que das, poder besar a alguien sin miedo a que aparte la cara, desear y sentirme deseada, recibir flores, ver amanecer con alguien que te mira... y parece que siente algo por ti.

Así que no temas por mí, Jorge, que tal vez aun piensas que te voy llorando por los rincones y que estoy destrozada. Estoy mejor que nunca en mucho tiempo. Así que puedes estar tranquilo y ser sincero, que no me vas a herir. Sólo me queda decirte que no te creo cuando me dices que quieres mantener nuestra amistad, porque no veo el gesto. Pero si el gesto aparece, sabes que no hay rencor, no por falta de motivos, sino porque yo soy así.

Deseo que la vida sea justa contigo y aprendas de ella lo que necesitas para crecer y ser mejor persona.

Dejé en tu casa mis dos sillas y mi máquina de escribir, te avisaré con tiempo suficiente cuando vaya a recogerlas para que puedas esconder a Elena en el armario. :P (no te tomes a mal estas venas mías de cinismo, que no llevan la más mínima intención de herirte, ni la carga de maldad que puedas imaginar).

Sé que has quedado con Adela esta tarde, espero que no te vapulee demasiado. Al menos mis amigos están interesados en conocer las dos versiones y no han perdido el contacto contigo. Un gesto loable cuanto menos, que, por desgracia, no he percibido en tus amigos.

Espero que acaben pronto los trámites que nos quedan y que sea recuperable la amistad de la que partimos. No contamos con mucho tiempo, aviso, pues es muy posible que me vaya de la ciudad en unos meses.

Un abrazo desde quien te amó intensamente y de quien espera que algún día merezcas que te quiera un poco.


Tzade"