CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

12 diciembre 2019

Soy yo

Me acabo de reencontrar con la Vieja Tzade... ah, la vieja Tzade, parece que hace siglos de aquella dolorosa y larga salida del cascarón. Fueron tiempos confusos, confusos y ahora ocultos, discretos, negados. Y de pronto, en este paréntesis de mi vida que no sé cuánto va a durar, en el que estoy sacando de mi casa todo lo que sobra y me estoy encontrando con tantos recuerdos, también encuentro este blog lleno de polvo. No se me viene la nostalgia encima. El embarazo empezó a cambiarlo todo. Pero no fue como quedarse embarazada y de pronto volverme una mujer realizada, prudente y responsable... seguí siendo curiosa, inquieta y frágil durante mucho tiempo. Y ahora, no estoy perdida, pero sí oculta. Llevo años a oscuras limitándome al mundo hijo-casa-trabajo (no necesariamente en ese orden) y ahora llevo meses, diría que años, invadida por una especie de Diógenes que me obliga a sentarme en medio de la casa para expulsar polvo, recuerdos y demonios. Todo es caótico a mi alrededor... he recordado la paz que me daba escribir desde este lugar que nadie lee (o casi nadie) ¿Quién se va a detener a leer mis farragosos posts? ... no era por eso por lo que escribía, sino por la posibilidad de ser escuchada por un ente invisible (que a veces resultó ser un anónimo abrazante, un conocido que me leía en secreto o una mujer celosa compulsiva que, reconozco, mermó con creces mis ganas de escribir a base de ataques gratuítos) Durante años no quise saber de Tzade. Me avergonzaba, no me reconocía o... simplemente, sentía que no era yo. Pero Tzade también soy yo. Tzade buscaba el amor dando palos de ciego y no lo encontró. Yo no lo busco ya. Pero hoy me amo con todo lo que soy y con todo lo que fui porque, a fin de cuentas, la imagen que me devuelve el espejo con 15 kilos más, canas y arrugas, una mirada menos inocente y una sonrisa más cálida y auténtica, es la misma persona, diez años mayor. Y sólo siendo capaz de mirar sin dolor al pasado se puede poner un poco de orden en el presente. Me he propuesto el reto de comenzar el año nuevo en un hogar ordenado, que haga fácil la próxima mudanza. Soy yo. Y he vuelto para quedarme.

11 septiembre 2011

Blogueando (que no debería hasta acabar de corregir exámenes, pero bueno) he encontrado un cuestionario que me he animado a responder, por gusto de hacer un poquito de viaje interior y permitir que se me conozca un poco más: ¿Cuantas preguntas puedes responder inteligentemente? Ahora mismo poquitas: todavía no me ha hecho efecto el café. Una duda ¿En qué piensa mi hijo cuando se queda ensimismado? Una certeza Todo es pasado. Un color naranja Un deseo Amar Una virtud La facilidad para sonreír Una frase La vida es una comedia para quienes piensan y una tragedia para quienes sienten (¿o era al revés?) Un sueño Un largo viaje con mi hijo. Como este cuestionario va dirigido a personas que escriben ¿Qué significado tiene para ti una hoja en blanco? Un comienzo, un rato de paz, una oportunidad, un horizonte. ¿Escribes por necesidad o por afición? Unas veces por "a" y otras por "b", casi siempre por lo segundo. ¿Pones música en tu blog? Tengo un enlace que no entiendo para que lo pulse quien quiera escuchar. ¿Eres una persona sentimental? La verdad que sí, pero pierdo demasiada energía en intentar que no se note. ¿Si quisieras tener un único sentimiento cuál elegirías? Plenitud. Una pregunta ¿Cómo reparar mis metidas de pata? y, cuando no es posible ¿Cómo hago para que no me importe demasiado? ¿Si desearas algo que pedirías? Una casita junto al mar, para que mi hijo no sufra todas las primaveras. ¿Cuando escribes que sientes? Siento que bordo emociones, dándoles forma con el hilo de las ideas. ¿Creyente? A veces ¿De no ser creyente en que crees? Cuando no soy creyente sólo me creo la eficacia de las trampillas para cucarachas. ¿Que esperas de la vida? Que es mejor no quedarse sentada esperando. ¿Que significado tiene para ti el amor? Es la energía que mueve realmente el mundo. El neocórtex nos hace humanos. ¿Como te consideras como persona? Mi concepto de mí misma, hoy por hoy, no es el mejor: prescindible, aburrida, obsesiva, estúpida y fea pero necesaria, sorpresiva, comprensiva, observadora y que suele resultar atractiva, por alguna extraña razón que no acierto a entender. Tienes un blog, ¿porqué? Tengo siete. Porque me da la ilusoria impresión de ser escuchada y comprendida. ¿Crees que eres una persona a la que reconocen su valía? Creo que se me sobreestima. Un defecto Intento comprenderlo todo, hasta los gestos humanos más irracionales. ¿Que esperas del amor? Que suceda. Y una última pregunta ¿Qué le pedirías a la vida? La posibilidad de devolverle parte de lo mucho que le debo. Y si puede ser... una cura milagrosa para mi amaxofobia.

07 septiembre 2011

Cosas de genio

A veces tengo cosas de genio: soy despistada, desordenada, padezco insomnio crónico itinerante y diría que tengo un poco de Asperger. Bromas aparte, tengo docenas de ideas aparentemente inconexas que no acaban de adquirir forma, como aquel puzzle de mil piezas que me regaló Jorge y que nunca terminé de montar.
Cuando hoy iba hacia el trabajo llevaba un carro de la compra cargado de libros. Apenas podía avanzar unos pasos sin que me diera calambre en los dedos o en la palma de las manos. Daba igual desde qué ángulo cogiera el asa o si decidía llevarlo con sólo dos dedos (siempre que la mierda de aceras que tenemos en Jaén me lo permitiera); al menor descuido, cuando menos lo esperaba, saltaba una chispa que podía incluso oírse a cierta distancia seguida de algo parecido a "joder, ostia, me cago en su puta nación, pero qué coño pasa hoy?". Luego me dio por preguntarme si ess descargas podrían equipararse en cierto modo a la sobreestimulación percibida por los individuos con TEA o TGD, como los Williams que son hipersensibles a los sonidos fuertes. Si su aislamiento podría explicarse por una sobrecarga estimular que les resulta dañina ante eventos que son aparentemente inocuos y, si del mismo modo que llevar el carro no me da descarga otras veces, los estimulos no les molestan y les resultan útiles y hasta satisfactorios y por eso a veces padecen ceguera mental y a veces no. Comencé a preguntarme qué provocaba que hoy no pudiera llevar el carro con normalidad como hacía otras veces, por qué me vi impulsada a comprar un foulard sólo para envolver el asa del carro y llegar tranquila a casa (por cierto, sirvió sólo en parte, atenuaba las descargas pero no las eliminaba) y del mismo modo, como en una especie de pensamiento paralelo, me preguntaba también por qué motivo un individuo TEA responde de modo distinto al mismo estímulo en idénticas circunstancias: temor, huída, indiferencia, interés, entusiasmo... todo ello ante el mismo estímulo, sin que el cambio represente evolución alguna.
Me fui a la cama cansada, muerta de sueño y sin embargo no era capaz de dormir.
Por mi vena masoca supongo últimamente me ha dado por echarme a dormir con la serie "mentes criminales", veo episodio y medio al día; espero que llegue ese instante en el que no puedes evitar que se te cierren los ojitos y estás como en una nube, tu cuerpo se mece, te sientes caer y sabes que dentro de muy poco dormirás plácidamente. En ese estado el tiempo pierde su sentido y los minutos se eternizan pero no te importa, ves el mundo y a ti mismo desde fuera, sin más emoción que la paz más honda sin que nada pueda romperla salvo el llanto de tu hijo, el vuelo de un mosquito o el giro de la llave de la puerta. Todo lo demás pasa a un delicioso segundo plano. En ese momento se me ocurren auténticas genialidades que sé que no recordaré al día siguiente pero me siento incapaz de incorporarme para escribirlas. Debería hacerme con una grabadora.
Pero esta noche el instante de los párpados pesados no llegaba. Por primera vez apagué el monitor ante una escena que no podía soportar: una prostituta se cortaba los pies descalzos con un cristal del suelo. Yo sabía que el lugar hacia donde iba estaba lleno de cristales para que no pudiera escapar. Sueño a menudo con cristales rotos y con pies descalzos. Luego escuché un golpe seco que me desveló, me levanté y busqué al criminal por toda la casa pero sólo encontré varias ventanas abiertas de par en par.

10 julio 2011

La mujer y el mar.

Hoy es la segunda vez que Ángel ve el mar. Nunca quise perderme el primer momento y estaba convencida de que sería un momento increíble. Lo fue. Ángel miró al mar parado frente a la orilla durante mucho tiempo, sin avanzar; al cabo de un rato me preguntó "¿Dónde está el principio?". Minutos después se aventuraba sin miedo ninguno, fascinado con el movimiento del agua.
Hoy ha sido algo diferente. También lo ha disfrutado muchísimo y tampoco había quien lo sacara de ahí. "No tengo frío" me decía temblando con los labios morados. Esta vez he tenido mucho tiempo para estar sola mirando las olas. Me he sentido plena: era madre, mujer enamorada/enamorándose, mujer trabajadora creando ideas, amiga y compañera de viaje. El mar me da una paz increíble.
Mi piel ha sentido las caricias del viento y las caricias que el hombre que había a mi lado no me dio. Era como si pudiera sentir su deseo reprimido de acariciarme, no sé si por la presencia de Ángel o por prudencia. Me gusta conocerle así, como le estoy conociendo, despacito, entre lineas, entre silencios y entre miradas.
Estoy bien a tu lado y me encanta descubrirte.

21 junio 2011

Quedamos.com: la segunda impresión

Si bien es muy tópico eso de que "la primera impresión es la que queda", también es cierto que sólo se cumple cuando sólo hemos tenido una y no permitimos que exista otra. La verdad es que la mayoría de las personas que conozco a través de redes sociales quedan descartadas después del 2º encuentro _por su parte o por la mía_ que es cuando realmente se mete la pata, cuando se hace o dice algo imperdonable. Y es que en esta carrera frenética por encontrar el producto adecuado, nadie quiere conformarse con un producto defectuoso y, claro está, el ser perfecto no existe y entretanto la oferta responda a la demanda, es inevitable tener un nivel de exigencias muy por encima de lo posible.
En la última semana he sido yo la descartada con un "no sé si tengo fuerzas para iniciar una relación sentimental ahora. Te llamaré" (ups, qué palo) y acto seguido me ha tocado descartar a mí, resguardándome en la vida tan estresante que llevo y el poco tiempo que tengo. Por si me cabía alguna duda, el otro trata de arreglar las cosas ofreciéndose a hacer mi trabajo (cuando sus estudios no tienen que ver nada-nadita con los míos) y yo, que siento una desvalorización grandísima y que estoy cansada de desvalorizaciones gratuítas respondo con "mi trabajo es mío y lo hago yo, cuando esté libre (o sea nunca, porque eres muy bajito, muy simple y muy aburrido) te llamo"
Luego me digo a mí misma que Jaén está lleno de Pokemons (es decir, hombres bajitos, rechonchos, con cara de pan y una conversación muy simple) y regreso al cinismo y frivolidad que tanto me caracterizan y que me condenan a una cómoda soledad crónica que me protege contra el rechazo, el maltrato y las incomodidades del compromiso.
A fin de cuentas, como dice el señor Z, la soledad no es más que una consecuencia, a veces incómoda, de una forma particular de ser que ya se ha reforzado a sí misma a través de la experiencia. Y a veces uno está porque es; el estar es variable; el ser es constante y necesita de cambios más drásticos para transformarse.
Una oportuna pregunta que formuló mi última cita me hizo tomar conciencia de que realmente no quiero lo que creo querer: "¿De verdad quieres una relación seria?"... mmmmm va a ser que no, especialmente si implica convivencia. Porque si bien echo de menos cierta estabilidad, contar con alguien y que alguien cuente conmigo, garantizar de algún modo el polvo sano, seguro y placentero y algún "te quiero" tierno o apasionado, la verdad es que cambiar mi actual ritmo de vida, vaciar la mitad de mi armario o mudarme de nuevo me daría una pereza terrible. Aunque supongo que el tiempo es el que cambia esa actitud ante la vida _algo poco probable, ya que parece ser que he regresado a la dichosa maldición del segundo encuentro.
Decididamente, la mayoría de las veces una segunda impresión resulta suficiente. Se tarda toda una vida en conocer a alguien y es cuando le conocemos cuando se nos cae del todo. Cuántas veces no he escuchado, después de una ruptura la frase "no le conocí hasta ese momento", el momento en el que toda la magia se rompe irremediablemente. El ser amado es un desconocido y por eso le queremos. El fruto del árbol prohibido, comer de él, es lo que nos expulsa definitivamente del Paraíso. Entretanto somos ignorantes, somos felices. La maldición del segundo encuentro ha sido fruto del desarrollo de una curiosa habilidad para concer el lado oculto de las personas demasiado pronto como para que haya dado tiempo a encariñarse con ellas. No obstante, no descarto llegar a conocer a personas lo bastante inteligentes como para burlar la maldición, capaces de despertar mi curiosidad más allá de un par de cafés, que también sientan por mí la misma curiosidad y encontrar, antes de llegar al mar, sedimentos que se queden a mi lado al menos gran parte de lo que me queda de viaje.
Asumir una esencia solitaria no aniquila mi optimismo y sigo pensando que alguien abrá lo bastante afín como para llegar al acuerdo de ignorar el lado imperfecto del otro, o al menos darle a ese lado la importancia que realmente merece, que, por lo general no es mucha, y seguir disfrutando del lado humano y divino que nos atrajo el uno hacia el otro.
Te conozco y, a pesar de eso, te amo. Qué bonito ¿No?

15 junio 2011

El cactus de flores.

La vida me ha puesto el caramelo en la boca y luego me lo ha quitado. Esta vez la pena es más honda que la rabieta momentánea y el desconcierto es tal que no sé qué pensar de mí misma. Mi torre de marfil se ha convertido en papel y está a punto de volarse con el viento. A lo mejor no es tan buena idea eso de no tener miedo. A lo mejor resulta que el miedo es un protector natural contra este tipo de cosas. A fin de cuentas, un ser que tiene miedo no soporta a alguien que no lo tiene. Estoy acostumbrada a atraer impetuosamente a los hombres, ni sé cómo lo hago ni deseo hacerlo; realmente no me gusta producir esa ceguera incondicional que los arrastra hacia mí desordenadamente. Pero esta vez ese fenómeno me había resultado agradable porque yo deseaba también con la misma fuerza.
Anoche actué como no lo había hecho en años, movida por un deseo salvaje de perderme en su boca y dejar que el tiempo diga lo que tenga que decir. Ayer me desboqué en abiertas manifestaciones de seguridad que supongo que acojonaron.
Soy un cactus de flores olorosas, atrayente pero... nadie se acerca más de lo debido. Hasta ahora me ha venido bien, porque hasta ahora no me apetecía ser tocada o al menos me daba lo mismo si alguien me arañaba el alma o no.
A lo mejor eso de "sé tu mismo" es un tópico utópico que debería quedar reservado a los libros de fantasía épica y el éxito en la vida, en todos sus ámbitos, es de aquellos que han aprendido del arte de mentir y ocultarse, incluso a sí mismos y de sí mismos. A lo mejor resulta que la ignorancia y la inconsciencia son los únicos caminos para llegar a alguna parte.
No sé si podré cumplir mi premisa de no darme tregua. Los sueños se me han caído de pronto y estoy derrotada. Estoy cansada de no atreverme pero me ha cansado más aún hacerlo. Volveré a mi disfraz de espinas, esta vez sin flores, porque hoy no tengo ganas de tolerar más bromas de la esperanza. La esperanza es una dama cruel que se burla de la sonrisa bobalicona de los ingenuos que piensan que creer sirve para algo.

14 junio 2011

Torre de Marfil

Esta vez todo ha sucedido de un modo diferente. No se ha producido esa dichosa explosión emocional embotadora del intelecto, esa pérdida del sentido de la realidad, ese vendaje automático de ojos evitable y consciente y a pesar del todo escogido que marcaba mis habituales (cada vez menos)lances amorosos.
Amé desde el primer día _como siempre_, me impliqué voluntariamente _como nunca_ y desamé rápidamente _como siempre_. La relación era imperfecta e incómoda desde los primeros encuentros, no obstante, contaba con lo imprescindible para mantenerse en el tiempo y estaba salpimentada de componentes emocionales e intelectuales que la convertían, cuanto menos, en una experiencia interesante.
Esta vez han sido circunstancia particulares incompatibles, sumadas a cierta dejadez y anhedonia por parte de ambos y alimentadas por la típica astenia primaveral.
Lejos de sentir angustia, o al menos cierta inquietud por la distancia que nos separaba, podría decirse que me acostumbré a la ausencia de un modo tan rápido y cómodo que ya su presencia me estorbaba incluso cuando no se producía y sólo se planeaba.
La satisfacción física, emocional e intelectual que brindaba cada encuentro pesaba menos que la incomodidad y la pereza.
He llegado a la triste conclusión de que no hay hombre que llegue a mi vida capaz de franquear las miurallas de mi reino porque me he acomodado a la espera y me siento tan a gusto meciéndome entre las cuerdas de mis propias sombras que, una vez vencidda la curiosidad que pueda inspirarme cualquier visitante, regreso a mi habitual chinchorro sin que haya llegado a perder el calor de mi culo, dando así a entender al caballero (salvador, conquistador o simple curioso) sin tener que tomarme apenas la molestia de echarle, que ya se puede ir con viento fresco a saltar otrosmuros, porque yo prefiero tumbarme a la sombra y reflexionar sobre por qué nadie me quiere y por qué motivo se marchan todos los que llegan.
Y una vez comprendido este punto, no parece despertarse en mi interior el menor cosquilleo por cambiar el curso de las cosas, como si me limitara a comprenderme sin implicaciones, con la misma anhedonia con la que podría llegar a comprender las bases neuroquímicas que transforman la Dopamina en Adrenalina.
Creo yo que podría catalogarme a mí misma como esquizoide o psicópata, según se mire, porque ignoro aún si esta falta de implicación responde a incapacidad o a un mecanismo de defensa. Pero yo creo que lo que subyace a todo este proceso es el miedo, puro miedo que me ha dotado de la habilidad de protegerme hasta de mí misma o me ha arrancado la capacidad de exponerme, incluso ante mí misma.
Si venciera el miedo sería posible sentir lo bastante intensamente como para acabar de una vez con el vacío. Y ese es ahora mi caballo de batalla con el nuevo caballero que visita mis sombras. Me atrevo porque percibo en él que no tiene miedo, al menos no de mí, de mi "oscuro" pasado o de mi temeridad (que, como parece enamorado él identifica con valentía). Me atrevo porque me gustó desde el primer día y porque siento que estamos en la misma onda, con las mismas ganas, apostando por los mismos sueños y... me atrevo porque me da la gana de atreverme, que la vida son dos días y yo me enteré ayer. También me atrevo porque no me queda otra que atreverme, porque no me queda más remedio que hacerlo, porque puedo huír, tratar de ignorar, dar la espalda o cerrar los ojos pero ya sé que nada será lo mismo. A veces esas cosas se saben. Me encantan mis ataques de certeza.

09 junio 2011

Vecinos molestos

Cuando una tiene vecinos molestos y lo comenta resulta que todo el mundo los tiene, así que debe ser que en general somos insoportables y que en cada edificio hay al menos un personaje que se dedica a dar por culo porque está jubilado y no tiene otra cosa que hacer.
En este caso los vecinos son dos personas mayores a los que les molesta hasta oírnos respirar y que escuchan ruidos donde no los hay, de hecho han protestado por noches ruidosas incluso a veces en las que no había nadie en casa.
Esta tarde ha venido la policía, una vez más, porque los vecinos han informado de que estábamos haciendo obra y venían a pedirnos la licencia de obra. No han dicho qué vecinos han denunciado, pero lo sabemos de sobra. Se oían martillazos, sí, pero ya ha visto la policía que no se estaban produciendo en nuestra casa.
El caso es que los hijos de los vecinos son policías locales y uno de ellos también ha venido a casa diciendo que no cree en la justicia y que "tomaré las medidas que mejor me parezca".
El acoso es constante desde hace años y se ha acentuado en los últimos meses. Las visitas de la policía se han convertido en algo habitual, cualquier día de estos les hacemos pasar y les invitamos a tomar café. También cualquier día es bueno para que el tipejo en cuestión nos asalte por la calle insultando y despotricando a voces.
Y yo me pregunto: ¿La policía local no tiene nada mejor que hacer? ¿No hay consecuencias para aquel que denuncia en falso constantemente? ¿No les ponen una multa ni les regañan un poquito? ¿Quién nos protege de la policía? ¿Merecería la pena gastar dinero en abogados para acabar con este acoso o sería dinero perdido?
Quiero un abogado.

11 mayo 2011

Más cerca del cielo

Cuando vine a vivir a Jaén deseaba vivir en un lugar desde el que pudiera ver el castillo al asomarme a la ventana, que no estuviera en Avda de Madrid y que me despertara el canto de los pájaros. En cambio, acabé en un lugar desde el que no se veía nada el castillo, en la Avenida de Madrid y ... me despertaban las palomas como mucho. Me he mudado hace poco. Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga y mis problemas económicos han derivado en la búsqueda de un hogar más barato que ha resultado ser además "más hogar", veo el castillo desde el balcón, me despierta el canto de los pájaros y estoy un poco más cerca del cielo. Me encantan los pisos altos. Me encanta mi nueva casa y estoy deseando de desembalar todo para sentirme de verdad de la buena en mi hogar. Esto es una maravilla. Estoy encantada. Escribo poco porque vivo intensamente, con todo el estrés del mundo. Tengo tres trabajos que me encantan. Ya no tengo problemas económicos y se ha acabado la maldición de los 21. Estoy viviendo un gran momento y además puedo compartirlo de cerca con Shunna, que se ha venido para acá. Ya solo faltaría que además se viniera Miglo. Mi niño crece sano, feliz, parlanchín, revoltosísimo. Es un niño muy divertido. Escribo esto porque algunas personas se han preocupado al no tener noticias mías en mucho tiempo. Todo está bien... pero necesito unas vacaciones, chiquininas, modestas... pero unas. Estoy esperando a la mitad de junio con los brazos abiertos. Le voy a pegar un sabaneo al verano que no va a saber si volver el año que viene. Creo que ya va siendo hora de que Ángel y yo paseemos junto al mar

05 enero 2011

Basura dos

Miro a mi alrededor y parece increíble. Podría afirmarse que reorganizar mi despacho se está convirtiendo en un reto personal: el desorden o yo... uno de los dos tiene que irse de esta casa. Y puede parecer una exageración pero este gesto que ya me lleva 24 horas (prácticamente no hago otra cosa) se ha convertido en uno de los giros más importantes de mi vida... y antes de que se piense que mi vida no es lo bastante intensa o que como buena andaluza soy exagerada hasta la médula me explico:
- hasta ahora he arrojado fuera de este despacho cuatro bolsas de basura de las grandes; todo lo que había dentro (salvo impresora y muebles) quedó guardado en 35-40 cajas. Cada vez que desechaba algo arrojaba un recuerdo.
- Mi estado de ánimo ha ido cambiando a mejor conforme iban pasando las horas por la tarde y las cajas por mis manos. Si bien al final del día necesité aligerar y guardé al retortero algunas cajas que y papeles desechables... es decir: he ganado espacio y seguiré ganando espacio.
- Tal como he reorganizado los muebles ahora sí que es factible recibir pacientes en casa y eso me permitirá ahorrar el tiempo que pierdo saliendo y regresando, así como utilizar recursos diferentes para el tratamiento. Si mejoro mi eficacia lo más probable es que tenga más pacientes: el boca a boca es la mejor publicidad que conozco.
- Por supuesto dentro de un entorno organizado me sentiré mejor trabajando y rendiré mejor también, con lo que es muy posible que haga más y mejor en menos tiempo y por lo tanto disfrute de más tiempo libre para estar con mi hijo... algo que es bueno, saludable, divertido (y todo lo chachi) para los dos. Los abuelos descansarán más. Podré convencer a la abuela para que vaya a la universidad popular para hacer un curso que le guste y así se enriquezca y hable con más gente...
- si la abuela habla con más gente ya no tendrá la necesidad de hablar tantísimo conmigo, de un modo inacabable y atropellado. Hablará conmigo de un modo tranquilo, sin agobios, no por necesidad de hablar con alguien sino por el gusto de hablar con su hija de modo que yo no tendré que interrumpirla tanto y ella no se sentirá tan sola.
- esto parece el cuento de la lechera pero ya se verá ya... a veces un pequeño gesto provoca una reacción en cadena y estoy plenamente convencida de que este es uno de ellos. Ordenar el despacho cambiará mi vida