CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

06 agosto 2007

Calor, tormentas y mal humor

Aunque estos días han bajado las temperaturas y se puede estar en la calle sin derretirse uno por el camino, la casa sigue pareciendo un horno. Mi hermano me ha regalado tres ventiladores y me doy una media de cuatro duchas diarias. De las tormentas apenas puedo ver los destellos, porque tengo muy poco trozo de cielo y me tengo que conformar con las fotos de los rayos que ponen en el espacio del tiempo en la tele. Y no sé bien si por este sopor, por esta sensación de encierro, por madritis aguda o por lo que sea, que ando como las viejas rosetonas amargadas, con mal genio, gruñendo por los rincones y con el entrecejo arrugado dividiendo mi frente en dos. Leo más el periódico y veo más las noticias y, aunque eso me hace más consciente de la cantidad de gente que vive peor que yo, no es algo que me haya servido de consuelo que yo recuerde... jamás. Más bien todo lo contrario, porque casi me da cargo de conciencia quejarme y se me acida el estómago y se me llena la boca de llagas de las palabras que no digo.
Tengo la memoria llena de rencores que brotan como movidos por un resorte a la mínima señal y no sé qué es exactamente lo que me está pudriendo y encerrándome en casa, ahora que la abuela, la niñera perfecta, está en plan 24/7 desde hace más de un mes y yo podría salir cuando quisiera, dar una vuelta o dos e incluso pasar alguna noche fuera inventando cualquier excusa como una adolescente.
Y el caso es que no me apetece salir, casi me molesta y aunque lo paso bien al hacerlo, también me cansa mucho y sólo lo hago movida por una especie de sentimiento de compromiso hacia el insistente que tiene la suficiente paciencia para aguantarme cien noes antes del primer sí. Ahora la excusa es que tengo que estudiar, y es verdad, pero no lo hago porque el calor me adormece tanto que apenas me deja pensar.
Hoy estreno el primero de siete días de vacaciones y tengo la sensación de haberlo tirado a la basura sin abrir, como esos sobres publicitarios que prometen un premio con letras grandes y sabes que no es verdad.
Desde luego, a ese algo cojonudo que está por sucederme, se lo estoy poniendo difícil metida en casa y con esta expresión de mala leche que se me pone cuando no estoy mirando a mi hijo.