CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

07 agosto 2005

Abrazo de fuego


Si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio es mejor que te calles.
El hombre misterioso no regresó. No llamó, como dijo, ni se sabe nada. Decidió dejar así la historia, colgada en un possit de mi tablón habitado de "cosas a medias", que por ser a medias quedaron hermosas antes de degenerarse y desaparecer, con la belleza intacta, como rosas sumergidas en formol. Matar el amor antes de que muera, conservar y coleccionar bellos recuerdos. Los recuerdos no sirven para mucho. Diez y media de la noche, a falta de besos, resumo temas de geografía para mis alumnos y mato mosquitos con mi zapatilla. Mis huellas están en el sofá y en la pared. Le echo de menos y me resulta absurdo. Si se tratara de amor no me costaría elegir entre el amante perfecto que no hace preguntas y folla como los dioses y el amante perfecto que me regala miradas indescriptibles y me da a beber ternura concentrada en besos interminables.
Cerca de la media noche todo vuelve a ser como antes. Shunna se marchó ya con todas sus maletas y la casa está más vacía que nunca, más ordenada que hace mucho también. Ya no hay música en la casa; regresa el silencio que siempre la habita y en la penumbra del cuarto mi sombra se encoge como un signo de interrogación.
La ola de calor que vino del Sahara se instaló en el aire y me abraza el fuego de mi amado desierto. No hay brisa. Nada se mueve ahí afuera, ni aquí dentro; sólo mis dedos, golpeando el teclado con la furia de un pianista que compone al piano melodías de soledad creciente bajo la luna menguante.