CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

09 agosto 2007

concesionarios, vendedores y patochadas varias.

Hoy he estado en tres concesionarios acompañando a mi hermano para comprar un coche. Trataba de estar atenta pero pronto, muy pronto, las palabras se desdibujaban en el espacio transformándose en un murmullo ininteligible y sólo quedaban los gestos, el tono y un montón de folletos y presupuestos amontonándose sobre la mesa uno tras otro. Como si fueran esculturas en un museo, esculturas sin sentido alguno para mí, mi hermano y yo rodeábamos los coches y yo trataba de fijarme en los más caros, como si entendiera algo. Para mí un coche es una lata con ruedas y poco más; el mundillo del automóvil es una subcultura que me resulta pesada, aburrida y que trato de evitar todo lo posible. Me aburre escuchar a dos personas hablando de coches y postergo año tras año el tema del carnet con la esperanza de hacerme lo suficientemente rica como para tener chófer o que la ingeniería avance lo bastante para que los coches se conduzcan solos.
Una vez conocí a un vendedor de coches y me pareció la persona más aburrida del mundo. Por supuesto me hablaba de su trabajo y sólo de la parte técnica y el fenómeno que sucedía en mí era similar al de esta tarde: ese murmullo lejano y sin sentido que se reducía a mirarle a la cara y asentir de vez en cuando mientras yo pensaba en otras cosas.
Siempre he creído que ser vendedor de coches tiene que ser la cosa más aburrida del mundo, ser barrendero debe ser mucho más estimulante. Me imagino a esa gente aprendiéndose de memoria todo ese listado de abalorios de coche y precios y ofertas y soltándole el mismo rollo a todos los que pasan y no es de extrañar que estos vendedores hablen como un disco rayado casi esperando que el coche se venda solo, como dice el anuncio.
Sin embargo hoy he conocido a un vendedor tan bueno que incluso me sorprendí haciéndole alguna pregunta, y eso que de primeras tenía toda la pinta de ... vendedor de coches, con sonrisa profident, encorbatado, impoluto. Logró que mi hermano se planteara comprarse un coche muy lejano a sus posibilidades y posiblemente, si le hubiese escuchado, me habría convencido a mí también. Llegué a pensar que su trabajo le gustaba y conseguía crear la ilusión de que nuestras necesidades le importaban. También me gustó que me mirara y se dirigiera a mí, aunque estaba cantado que el que iba a comprar el coche era mi hermano (para los otros vendedores era prácticamente invisible).
Posiblemente lo que dijera o dejara de decir me importe un pimiento, pero todo lo que se refiere a su comunicación no verbal: el gesto, la postura, la mirada, el tono de voz, las pausas... no tiene desperdicio.
Ojalá me gustara esa profesión, porque ganan una pasta y tienen coche gratis. Tendré que convertirme en una experta en mi materia o asumir que voy a pertenecer toda mi vida a ese tipo de "clase media" que no puede por un pico acceder a las subvenciones del Estado. Y me alegra no sentir la necesidad de ganar lo que gana un vendedor de coches ni la necesidad de tener un coche y muchas otras cosas que la gente "necesita" y que a mí nisiquiera me llaman la atención.

2 Comments:

  • At 8/24/2007 10:08:00 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Hola Tzade

    Me alegro saber algo sobre ti despues de tantos, tantos años, casi una decada.

    Hoy me viniste al recuerdo con más intensidad que de lo normal y, bendito internet, puse tu nombre de guerra, tzade y....tachan¡¡¡ ahi estabas.

    Un beso muy fuerte.

    "UN CIERVO DE PELUCHE LLAMADO GUEL"

     
  • At 8/26/2007 08:56:00 a. m., Blogger Tzade said…

    Yo también pienso en tí de vez en cuando. Estaré en casa unos días (la misma)¿Tomamos un café y nos ponemos al día?

     

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