CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

14 junio 2005

Antes de ir a meditar al metro de Madrid

Al fin a medio día conoceré todos los turnos de los próximos tres meses. Me sigo sintiendo un poco cansada todavía, pero la doctora me dijo que era cuestión de tiempo. Aun no he podido parar de fumar, y eso sí que debería preocuparme, pues mi voz está tomando matices de camionero en ayunas. Después de lo ocurrido la noche del viernes comienzo a estar más tranquila y estoy meditando mucho, muchísimo, sobre lo ocurrido los últimos meses. Es justo hacerlo ahora pues dentro de unos días no dispondré de mucho tiempo. Se me ha roto el teléfono y ahora ando incomunicada. Eso también ayuda mucho a la meditación. En cuanto al msn, en estos cíber funciona el correo cuando le da la gana. En fin, que me veo forzada a pasar mis ratos de ocio escribiendo en el diario y leyendo. Anoche estuve un rato leyendo un libro muy gordo y muy pésimo, pero como me gasté un pastón en él, aunque sólo sea por orgullo, quiero leerlo, eso sí, deprisa, sin prestarle demasiada atención. Su título: "en busca del hombre metroemocional", su autora, una imbécil vanidosa que en las primeras veinte páginas ha publicitado su anterior libro "La mujer que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada" un millón de veces. Sin embargo ayer leí alguna que otra idea que me hizo gracia: la mayoría de los hombres son "asnos emocionales", jejeje, pero yo la cambiaría por la idea, menos feminista, de "la mayoría de las personas son asnos emocionales", con tapaojos a ambos lados de la cara que les impiden ver el mundo en su conjunto y dejándose llevar por las modas impuestas y por visiones recortadas. Supongo que en un libro tan gordo y tan mal expresado, habrá alguna idea más que merezca la pena, pero lo dicho, no pienso perder mucho el tiempo con una obra tan aburrida, vulgar y megalomaníaca. Ahora que lo pienso, he olvidado llevar un libro para ir a Madrid, al menos una hora de transporte público... en fin, menos mal que en casos así disfruto mirando a la gente e inventando sus vidas... jejeje. Es difícil que me aburra.