CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

06 septiembre 2007

Experta en amor y sexo

Amor y sexo, esos dos grandes desconocidos, se convirtieron en el centro de mis noches de insomnio durante más de dos años. Así que no es de extrañar que decidiera especializarme en la materia y hacer algunos cursos relacionados. Por supuesto, la realización de estos cursos ni me convierte en una amante espectacular ni me hace inmune al sufrimiento asociado a las relaciones íntimas, pero al menos me ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva y a comprender mi propio proceso de duelo, que ha sido más largo y doloroso de lo que hubiera apostado jamás. Ahora estoy en la fase de desesperanza, que por mal que suene no es más que un empeño en evitar el dolor... y con ello el placer, pero como sé que es normal y pasará, estoy tranquila.
He comprendido en parte el mecanismo que ha regido mi vida durante estos últimos años y que me ha gobernado como un pelele: la búsqueda de sensaciones, la lascivia, el temor a la soledad y el temor al compromiso, la tristeza, la angustia, la culpa, los altibajos y mi empeño en equivocarme constantemente, el deseo ferviente de que mi ex y su novia se pudrieran de asco y la culpa asociada a este deseo... todo era normal, y cuando algo es normal, parece menos malo. Qué estupidez más estúpida.
Y es cierto que el tiempo todo lo cura y muchas de las reacciones que tuve entonces parecen ahora absolutamente ridículas pero me las voy a perdonar porque son normales, porque me sale de ahí y porque ya da lo mismo.
Mi encuentro con Guel fue curioso, como todos los reencuentros pasados diez años. Mientras conversábamos un manojo de flashes juguetones se me colaban en la mente inundándome de risa y nostalgia y comprendes que en realidad nunca dejas de amar a quien has amado aunque te hayas empeñado en creer que no le amaste nunca. Y eso se queda ahí, como los lunares nuevos que un día te descubres sin saber desde cuándo estaban tatuándote la piel.
Sigo creyendo que Jorge y su novia no merecen ser felices porque no me parece lícito construirse la felicidad sobre el dolor de otra persona y porque si yo fuera ella no me fiaría en la vida de él, pero el caso es que, independientemente de mi creencia en una fuerza mágica que pone a cada uno en el lugar que le corresponde, tarde o temprano, ME LO SUDA. Hoy por hoy no me alegraría saber que la justicia universal ha hecho su trabajo. Me da igual. Y eso me encanta

1 Comments:

  • At 9/14/2007 09:39:00 a. m., Anonymous Anónimo said…

    Vale, pero te falta un paso mas allá de que te la sude..el que ni te plantees si te la suda o no. Pero es un muy buen principio. Mi abuelo militar decia: al enemigo , la ignorancia (supongo que es porque es lo que mas jode al otro y libera al que lo sufre). Conste que yo no soy quien para dar consejos en ese sentido pues mis lunares en la piel, como dice tu, los tengo llagados pero ... hay que ser positivo (nunk negatifo)

    Un beso,
    A.

     

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