CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

25 agosto 2010

La mirada de Pablo

Ojalá algún día alguien me mirara, por unos segundos, como tú la miras a ella.
A mi me han mirado algunos hombres como si fuera una estatuílla de cristal de bohemia: hemora, intocable (inservible). Me han mirado algunos hombres como si toda yo fuera un oscuro agujero (o un contenedor de tres). Me han mirado con la ternura con que se mira a los niños pequeños; con el deseo que estalla y se olvida; con la indiferencia de saber que estoy ahí sin importarles; con la preocupación del doctor que mira a su paciente con cáncer terminal; con la ingenuidad de creer que estaré a su lado toda la vida; con el odio contenido, con desconcierto, con cariño, con aprecio (qué asco, el aprecio), con miradas que dicen "eres una diosa", "creo que eres estúpida", "qué puta eres" (en el mejor sentido de ser puta). Miradas de preocupación, de decepción, de vergüenza, de superioridad, de estorbo, de asco, de deseo, de diversión, de ternura, de interés, de desintarés...
La mirada de los hombres me ha desnudado, me ha rodeado de un cegador halo luminoso, me ha situado en un pedestal, me ha hundido en la miseria, me ha salvado de la estupidez, me ha levantado la risa, me ha levantado la falda, me ha bajado el orgullo, me ha bajado las bragas, me ha abrazado, me ha rescatado, me ha vencido, me ha humillado, me ha excitado, me ha sobrecogido, me ha asqueado, me ha salvado, me ha condenado.... pero nunca he visto que nadie me mirara como tú la miras a ella.
Hace más de tres años y aún lo recuerdo. Terraza de verano, tu esposa hablaba, así, como habla ella, como si el giro del universo dependiera de su próxima frase, enfatizando todo cuanto decía con esos encantadores chillidos de niña chica, su gesto, sus ojos abiertos como platos y todo el mundo pendiente de cuanto decía porque, cuando Shunna habla así, el mundo se para entero y si te pierdes una sola frase parece que te lo pierdes todo. ASí que todos la miraban a ella, todos menos yo, que ya había el hilo y me limitaba a contemplar la escena y a morderme la lengua para no interrumpir (un vicio muy mío). Y tú también la mirabas, claro; ahora recuerdo: hablaba de ti; contaba alguna anécdota vuestra de esas que siempre acaban en un estallido de risas. Y yo me quedé embobada mirando cómo la mirabas: deseo, ternura, admiración, orgullo, amor del bueno. Tu mirada decía "pero qué peaso de mujer que tengo, cuando llegue a casa le voy a hacer el amor de todas las maneras posibles; cuánto me río contigo, qué bien cocinas, qué guapa eres, quiero estar a tu lado el resto de mi vida...". Todo eso le decías.
Y es por eso que deseo que un día alguien me mire así, como tú la miras. Entretanto sucede o no sucede lo único que puedo hacer es alegrarme inmensamente de que alguien mire así a mi mejor amiga.
Es bueno ser testigo de cómo dos seres increíbles forman una pareja inolvidable. Os deseo la mayor y más larga de las felicidades posibles.
Os quiero.