COSAS
Hay cosas por todas partes. Tiro cosas, guardo cosas, cambio las cosas de sitio y las cosas no se acaban. No sé cómo puedo haber acumulado tantas cosas. Me ocupan espacio, acumulan el polvo, me desordenan la casa... tengo que aprender a prescindir... o al menos a ponerlo todo en su sitio.
Ayer quedé con un hombre al que había conocido hace meses. Pensé en él, le llamé por darme el lujo de quedar con alguien afín a mí por una vez en mucho tiempo. Salvando el desperdicio de haber pagado un taxi para no llegar tarde para luego tener que esperar quince minutos, fue casi perfecto. Hubiera sido más perfecto si no me hubiera desmayado en cuanto le di dos sorbos a la primera copa. Llegamos a la conclusión de que el desmayo era fruto del agotamiento y se sumó al montón de personas que me repiten que si no me doy un respiro voy a reventar. Me acompañó a casa, me hizo cenar algo, me dio un masaje en la espalda, un beso en la mejilla y me dio las buenas noches. Habíamos hablado de la vida, de la muerte, del amor, de la magia, del sexo, de la música, de las comunidades de propietarios... le hice caso y hoy no fui al curso. A fin de cuentas, sólo es un curso y yo necesitaba descansar. Y también necesitaba la larga conversación de ayer. Hoy estoy ordenando la casa a ratitos; ordeno un trozo de salón, veo una peli, ordeno la mesa, me como un bote entero de remolachas en vinagre, estiro la espalda, me siento a escribir... aun me queda una hora y media antes de ir a trabajar y estoy disfrutando de mi soledad, del silencio y de algunos recuerdos de anoche. No debería haber salido ayer, pero, de todos modos, me alegro. Me sentí comprendida y protegida, estuve todo el tiempo tranquila, a gusto, bien. Me quedó tanta paz cuando se marchó que me dormí enseguida y no tuve ninguna pesadilla. No creo que hoy termine de ordenarlo todo, pero al menos dejaré la casa un poco más bonita y seguiré el martes o el miércoles, sea como sea, después de descansar.
Las cosas siguen ahí, son un fastidio pero... ya falta poco para que estén en su lugar.
Ayer quedé con un hombre al que había conocido hace meses. Pensé en él, le llamé por darme el lujo de quedar con alguien afín a mí por una vez en mucho tiempo. Salvando el desperdicio de haber pagado un taxi para no llegar tarde para luego tener que esperar quince minutos, fue casi perfecto. Hubiera sido más perfecto si no me hubiera desmayado en cuanto le di dos sorbos a la primera copa. Llegamos a la conclusión de que el desmayo era fruto del agotamiento y se sumó al montón de personas que me repiten que si no me doy un respiro voy a reventar. Me acompañó a casa, me hizo cenar algo, me dio un masaje en la espalda, un beso en la mejilla y me dio las buenas noches. Habíamos hablado de la vida, de la muerte, del amor, de la magia, del sexo, de la música, de las comunidades de propietarios... le hice caso y hoy no fui al curso. A fin de cuentas, sólo es un curso y yo necesitaba descansar. Y también necesitaba la larga conversación de ayer. Hoy estoy ordenando la casa a ratitos; ordeno un trozo de salón, veo una peli, ordeno la mesa, me como un bote entero de remolachas en vinagre, estiro la espalda, me siento a escribir... aun me queda una hora y media antes de ir a trabajar y estoy disfrutando de mi soledad, del silencio y de algunos recuerdos de anoche. No debería haber salido ayer, pero, de todos modos, me alegro. Me sentí comprendida y protegida, estuve todo el tiempo tranquila, a gusto, bien. Me quedó tanta paz cuando se marchó que me dormí enseguida y no tuve ninguna pesadilla. No creo que hoy termine de ordenarlo todo, pero al menos dejaré la casa un poco más bonita y seguiré el martes o el miércoles, sea como sea, después de descansar.
Las cosas siguen ahí, son un fastidio pero... ya falta poco para que estén en su lugar.
6 Comments:
At 4/23/2006 07:01:00 p. m., Avasallado said…
¿Qué impulsa a alguien a comentar un relato como el tuyo? O, mejor ¿qué me impulsa a mí?
Creo tener claro que para criticar mejor quedarse callado, si algo no te gusta, no lo leas y se acabó, es más eficiente; a no ser que creas que puedes ayudar, pero eso no lo tengo claro. Entonces, parece que si te comento es porque me gusta lo que leo o, al menos, porque de alguna manera me resulta próximo. Quizás porque el vértigo ha sido compañero mío durante bastante tiempo, quizás lo eche de menos, quizás me siga atrayendo cierta marginalidad emocional, eso tampoco lo tengo claro.
Tampoco tengo claro que las cosas tengan su sitio, ni siquiera que exista un sitio para las cosas, ni para los sentimientos, ni las personas. No creo en el orden y no creo en el caos, quizás creo en las casualidades.
At 4/28/2006 10:21:00 a. m., Anónimo said…
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
At 2/05/2007 11:07:00 a. m., Anónimo said…
Excellent, love it! » » »
At 2/05/2007 09:17:00 p. m., Anónimo said…
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At 2/17/2007 03:45:00 a. m., Anónimo said…
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At 3/05/2007 12:10:00 p. m., Anónimo said…
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