CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

13 agosto 2006

Pasó el olvido

Creía que siempre estarían ahí, pero una tarde el olvido paseó delante de ellos y se perdieron sus caras, sus olores, sus voces, sus sonidos para siempre. Llegaste tú cuando el olvido ya había pasado y pensé que esta vez sería para siempre y después de ti llegaron los otros y el olvido paseó delante de ellos y se borraron sus caras, sus olores, sus voces y sus sonidos pero te olvidó el olvido y se acostumbró a desconocerte. No hay nada tan absurdo como esforzarse en olvidar. Siempre hay otros y algunos hasta se me asoman al alma y sin embargo, cuando huyen, o les huyo, tú, que ya no estás ni volverás a estar nunca, permaneces y muchas veces creo que todo es una pesadilla muy larga y que despertaré, pero cada vez lo creo menos.
La vida continúa y en ella me han pasado cosas terribles y cosas maravillosas, he aprendido cosas que no sé si me servirán alguna vez para algo, he hecho cosas que hubiera jurado que no haría jamás y he superado cosas que hubiera jurado que me matarían. Sigo disfrutando de cada gota de lluvia y de cada soplo de viento; sigo riendo con facilidad y sigo creyendo que merezco ser feliz y por tanto lo seré.
Pero lo cierto es que hoy me he echado a llorar por cualquier cosa, me he reventado el dedo índice por un altercado con el mando a distancia, he paseado sola entre la multitud, he visto una estrella fugaz y le he pedido dinero (ya no soy la misma), he bordado durante horas sentada en el balcón y no me llega el sueño y he pensado en tí una veintena de veces... y no me sirve saber que no te lo mereces. Y es un milagro que el mando a distancia siga funcionando y que la uña siga en su sitio.
No me puedo dormir y esta vez no es el bebé quien me da pataditas sino la jodida realidad la que me golpea con saña.
Me siento culpable y estúpida por no haberme dado cuenta de que te perdía, por no haber sabido hacer nada para evitarlo, por no haber dejado de amarte, por no haber podido amar a nadie más, por no saber a quién llamar a las cuatro de la mañana, por seguir durmiendo en el sofá porque la cama es muy grande, por tener un hijo de un fantasma, por ser tan débil, tan poca cosa y tan frágil.
No hay nada más jodido que dos putos días libres. Y en el trabajo me han obligado a tomarme quince que llegarán inevitablemente en septiembre. Ya tengo planes para tratar de arreglar eso. Menos mal que mañana vuelvo al bendito trabajo.

2 Comments:

  • At 8/14/2006 04:16:00 a. m., Blogger Avasallado said…

    Es cierto,poco hay tan absurdo como esforzarse en olvidar, pero no obligarse a recordar no es absurdo, y de eso se trata, de asumir el olvido no como una traición a nada ni a nadie, sino como un hecho tan natural como que una mujer encinta dé a luz.
    Y ni siquiera es olvido, quizás sea la superación de la abstinencia química que provoca la desaparición de ciertos neurotransmisores placenteros.

    Tanto la política como la desesperación hacen extraños compañeros de cama. Perfecto si lo que quieres es sexo, nefasto si lo que buscas es amor profundo.

    Y no eres débil, ni poca cosa, ni tan siquiera frágil, al menos no más que cualquier ser con conciencia y sentimientos y anhelos y memoria.

    Disfruta de tus días libres en septiembre: el tiempo es la única materia de la vida... no abjures de él.

    Saludos

     
  • At 8/20/2006 01:44:00 a. m., Anonymous Anónimo said…

    En realidad tu sabes que no podrías vivir de otro modo.

    El tiempo pasa volando. Aprovecha tu capacidad para disfrutar de la Vida y evita regresar al pasado que te corroe.

    Un beso.
    Gabriel

     

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