CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

11 mayo 2009

Pistas

Salí del pediatra con la tensión acumulada de meses, pero satisfecha. Al fin un pediatra que explora a mi hijo como Dios manda, que le dedica la atención que necesita y que busca causas sin precipitarse, sin mandar medicamentos al tun tun después de mirar oídos y garganta sin mirar mucho más porque es un niño que da mucha guerra. Al fin alguien que no se limita a tratar de eliminar un síntoma sin ir más allá y que no da por hecho que mi hijo es nervioso y punto. Hay tres causas posibles: asma, alergia, catarro crónico; una primera solución de emergencia ha sido alejarle del perro, ya que es posible que sea alérgico al animal y por eso, tal vez, el niño enferma casi constantemente desde que nos vinimos a Jaén (además de los virus de guardería).
Tengo los dedos tan mordidos que no puedo meterlos en los bolsillos sin que sangren.
Ahora el niño duerme tranquilo en el sofá; después de que se fuera el sábado el perro de mi casa y se marchara a la suya, que es la de los abuelos, limpié la casa a fondo y cambié las fundas del sofá, también quité la alfombra del salón. Ni el menor amago de tos. Su respiración es limpia y su sueño es tranquilo. Todo está bien si él está bien. Nada de lo demás es grave, nisiquiera importante, si él está bien.
Por primera vez en meses le oigo respirar y no puedo creerlo.
¿Qué hago ahora con su pasión por los animales?... creo que al fin esta noche podré dormir seis horas seguidas bajo el mismo techo que mi hijo.
Lo extraño es que al principio no parecía ser alérgico y hasta hace poco los síntomas no eran tan acusados.
Este fin de semana tenía los ojos rojos y se lamentaba desesperado buscando en mí (pobre de mí) el mágico remedio. Tiene el vientre ensangrentado de rascarse tan fuerte. Le miro y no puedo parar de mirarle. Me ha cambiado la vida, pero también me ha cambiado a mí. Me ha vuelto más nerviosa y vulnerable, pero también me ha cambiado totalmente el rumbo y la percepción de las cosas y me ha dado la capacidad de desandar mis pasos y mirar de nuevo, como hace él cuando descubre un charco.
Quiero enseñarle muchas cosas, pero de momento sólo le he enseñado aleer. Una tontería al lado de todas las lecciones que él me da a mi. Ya veremos quién enseña a quién.
No me trajo un libro de instrucciones bajo el brazo, pero lo cierto es que sabe hacerse entender. Cuando no entiendo lo que quiere decirme, me da pistas. Es listo. Habrá salido a uno de sus tíos.

1 Comments:

  • At 5/12/2009 02:04:00 a. m., Blogger Avasallado said…

    Saber la enfermedad es el primer paso para la curación o, como en el caso de las alergias, tratar de evitar sus desencadenantes. Puede que el chiquillo sea listo (no lo dudo) pero lo que es seguro es que su madre es receptiva.

    Ánimo, Tzade.

    Otro beso.

     

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