De Madrid al Cielo IX
Resultó sencillo dejarse llevar, confiada sn suficientes razones para hacerlo, entrar en la cueva de los tesoros y llevarme los míos; tesoros vivos que me llenan de vida y me hacen cosquillas por dentro. Hermoso dejarse caer, dejarse llevar, dejarse abandonada en un rincón y dormirse un rato. Sobre todo, hermoso dejarse derramar en otras manos y darse cuenta, una vez más, que el que da recibe, multiplicado, lo que da.
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