CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

05 enero 2011

Basura dos

Miro a mi alrededor y parece increíble. Podría afirmarse que reorganizar mi despacho se está convirtiendo en un reto personal: el desorden o yo... uno de los dos tiene que irse de esta casa. Y puede parecer una exageración pero este gesto que ya me lleva 24 horas (prácticamente no hago otra cosa) se ha convertido en uno de los giros más importantes de mi vida... y antes de que se piense que mi vida no es lo bastante intensa o que como buena andaluza soy exagerada hasta la médula me explico:
- hasta ahora he arrojado fuera de este despacho cuatro bolsas de basura de las grandes; todo lo que había dentro (salvo impresora y muebles) quedó guardado en 35-40 cajas. Cada vez que desechaba algo arrojaba un recuerdo.
- Mi estado de ánimo ha ido cambiando a mejor conforme iban pasando las horas por la tarde y las cajas por mis manos. Si bien al final del día necesité aligerar y guardé al retortero algunas cajas que y papeles desechables... es decir: he ganado espacio y seguiré ganando espacio.
- Tal como he reorganizado los muebles ahora sí que es factible recibir pacientes en casa y eso me permitirá ahorrar el tiempo que pierdo saliendo y regresando, así como utilizar recursos diferentes para el tratamiento. Si mejoro mi eficacia lo más probable es que tenga más pacientes: el boca a boca es la mejor publicidad que conozco.
- Por supuesto dentro de un entorno organizado me sentiré mejor trabajando y rendiré mejor también, con lo que es muy posible que haga más y mejor en menos tiempo y por lo tanto disfrute de más tiempo libre para estar con mi hijo... algo que es bueno, saludable, divertido (y todo lo chachi) para los dos. Los abuelos descansarán más. Podré convencer a la abuela para que vaya a la universidad popular para hacer un curso que le guste y así se enriquezca y hable con más gente...
- si la abuela habla con más gente ya no tendrá la necesidad de hablar tantísimo conmigo, de un modo inacabable y atropellado. Hablará conmigo de un modo tranquilo, sin agobios, no por necesidad de hablar con alguien sino por el gusto de hablar con su hija de modo que yo no tendré que interrumpirla tanto y ella no se sentirá tan sola.
- esto parece el cuento de la lechera pero ya se verá ya... a veces un pequeño gesto provoca una reacción en cadena y estoy plenamente convencida de que este es uno de ellos. Ordenar el despacho cambiará mi vida