CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

04 enero 2011

Basura

Tengo una paciente con una tendencia muy acusada a guardarlo absolutamente todo. Tanto es así que le cuesta vaciar la papelera porque una vez que tire su contenido sabe que nunca más podrá recuperarlo. Ese gesto se acompaña de una serie de pensamientos obsesivos y recurrentes, inservibles pero molestos, que llegan a bloquearla y seguir hacia adelante. Siempre he pensado que la habitación de uno es el reflejo de lo que uno es.
En realidad la tendencia absurda, molesta y obsesiva de acumular cosas es algo que sucede muy a menudo: acumulamos más objetos de los que podemos guardar "por si acaso"... cuando, en realidad, si un día nos hicieran falta tendríamos que comprar otro porque no recordamos dónde están.
Yo también tengo esa tendencia. El desorden es una constante en mi vida. Lo más curioso es que cuanto más desorden hay afuera más me bloqueo, soy mucho más lenta para todo. El desorden del despacho me atora y lo más que he conseguido es que parezca todo ordenado.
Sólo son cosas (me repito)... y las cosas se siguen acumulando sin sentido y casi siempre sin orden alguno. A veces me ha supuesto problemas como no poder acceder a un puesto de trabajo por no saber dónde tengo algunos títulos, o entregar la declaración de la renta a última hora y mal por no tener todos los papeluchos en el mismo sitio. El desorden de mi despacho ha llegado a un punto en el que me supone un desgaste de tiempo, dinero y esfuerzo impresionante... creo que ya sólo me falta tener que comprar un ordenador porque soy incapaz de encontrar el mío.
Si he logrado que mi paciente tenga sus cosas más ordenadas y tire la basura todos los días, si con las sencillas pautas que le di y un poco de esfuerzo por su parte se están empezando a operar cambios en su vida, aunque sólo sea por empezar a sacar a relucir lo que la angustia realmente y poder actuar sobre ello... ¿Por qué no hacerlo yo misma?.
Así que ayer, una vez acabé el dichoso examinario del libro y pensé que no había nada más urgente que esto, decidí empezar a sacarlo todo fuera... yo ordeno así y es un asco porque luego hay que recolocarlo todo y las pequeñas cosas parecen no acabarse nunca, pero esta vez he acudido a un pequeño truco y espero que funcione: todo está en cajas apiladas. El contenido de una caja se coloca entre cinco y quince minutos al día de tal modo que, según mis cálculos, si coloco dos cajas diarias en dos semanas tendré un despacho nuevo, puede que mucho antes.
El dilema está ahora en la nueva colocación de los muebles, en si me deshago o no de una mesa gigantesca y la cambio por una más pequeña o si pongo un mueble sobre otro. Después vendrá el resto.
No es la primera vez que a lo largo de este blog tomo la determinación de poner orden en mi vida... pero esta vez va en serio. No me queda otra, tengo medio despacho en el descansillo.