CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

25 abril 2005

Dos días agotadores

21/04/05

Comenzó el día con el capricho de un desayuno completo, de esos con café, zumo y tostadas y la promesa de que hoy ocurrirá algo que cambiará todo. En este rincón de Madrid no cantan los pájaros. La gente pasa ante mí con diversos modos de caminar, distinto gesto. Son mundos. Algunos van con mucha prisa y su rostro refleja enfado; otros caminan tranquilos y su gesto es meditador. Algunos recibieron el nuevo día con agotamiento y resignación. Es hora de acabar el café y comenzar el día. Promete trajín.

22/04/05

hoy he despertado con la garganta inflamada y mucho dolor. Tocando mi cuello puedo percibir varios abultamientos. Me duele intensamente el oído izquierdo al tragar y apenas tengo fuerzas para toser, la noche ha sido especialmente dura, no tanto por el contenido de las llamadas (bastante graves) como por el estado de las personas que nos llamaban. Una de ellas en un estado de ansiedad tan extremo que en 20 minutos no logramos tener la suficiente información para enviarle una ambulancia a casa. Además fue noche de drogas, fugas y abusos sexuales. Hemos podido dormir unas cuatro horas, interrumpidas a las 4 y a las 5 por bromas y a las 6 por el frío. Estoy desentrenada y lo noto muy especialmente en el modo en que me afectan ciertas llamadas, como el abuso a niños muy pequeños.
Suena “te quiero” de hombres G. La canción que Fernando y yo hicimos nuestra cuando yo tenía 17 años. Mi primer beso, mi despertar a las caricias. Extremadamente celoso, Fernando trataba de ejercer sobre mí un control cada vez más extremo. Propuso dejar la relación durante un tiempo cuando se fue de viaje con una amiga y yo exigí igualdad en el trato. En ese paréntesis fui a un cumpleaños. Pasé gran parte de la noche en un rincón con los brazos cruzados y me di cuenta de que esteba anulada. Le dejé y nunca más me ablandó el victimismo de un hombre, es más, ver llorar a un hombre o el simple hecho de saber que solía hacerlo me provocaba un rechazo instantáneo, no digamos aquellos que alguna vez intentaron quitarse la vida por amor y mostraban las marcas de sus muñecas con el orgullo de un soldado herido en la guerra. La constante amenaza de Fernando de morir si yo le dejaba y su rápida “curación” hicieron que nunca más me achicaran estas amenazas. Fernando, habiendo estudiado una carrera brillante, un hombre tan inteligente y con tanto futuro, se casó con la enfermera que su madre siempre quiso para él. Una mujer poco agraciada, vulgar, celosa, posesiva pero enfermera, que tomaba la tensión gratis a la familia. Teresa tomó al pie de la letra el consejo que le dio el cura, su consejero y amante: “no debes desperdiciar esta oportunidad” y fue a saco, destruyendo la vida de un hombre valioso que, ironías de la vida, acabó sufriendo en sus carnes su propio modo de amar y acabó como supervisor en un supermercado, vistiendo un ridículo uniforme y desempeñando funciones muy por debajo de su capacidad.
Durante años rechacé cualquier relación larga y nunca jamás he vuelto a tolerar los celos, infundados o no.
Son ya las nueve de la mañana. Me cuesta levantarme de la silla. En cuanto llegue a casa me echaré a dormir. Me mantiene la promesa del domingo: un día para descansar es todo lo que necesito.
Ayer hablé con la persona de Recursos Humanos y me dijo que a mediados del mes de mayo sabrán ya las vacaciones de los chicos y cuentan conmigo para las sustituciones. Así que el verano promete ser como el pasado, en el que llegué a trabajar 17 horas al día. Luego me regalaré un viaje, tal vez a Barcelona, como el año pasado, para ver todo lo que se quedó pendiente: La Sagrada Familia por dentro, el Museo de Lérótica y no sé cuántas cosas más. O tal vez a Santiago, si mi niña Ana sigue allí, aunque sus circunstancias no parecen apoyar esa promesa; puede que a Tenerife o puede que, igual que el año pasado, quede una plaza libre a principios del otoño.
Entretanto me queda investigar lo de la página web y las posibilidades que ofrece la terapia via internet (aunque eso me aleja de los niños), que me permitiría vivir en cualquier parte del mundo