CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

25 abril 2005

Te quiero papá

24/04/05

Espero sentada el autobús. Van a dar las once. Ha sido toda una odisea llegar hasta aquí, cargada con mi pesada bolsa. En más de una ocasión he estado a punto de dejarla abandonada en el andén. Puedo prescindir de todo lo que llevo en ella y no lo echaría de menos. A menudo nos cargamos con pesos innecesarios y habitamos el mundo arrastrando los pies. Cuatro noches en vela dan mucho que pensar.
He ganado muchos puntos en la fundación con mi odisea de aguantar cuatro noches seguidas. Parece ser que en diez años nunca ha hecho nadie nada semejante. Hoy y ayer mis compañeras me saludaban con una calidez mayor que nunca, tal vez fue mi percepción, porque necesitaba de aquella calidez.
Estoy rendida, muchas veces he tenido la sensación de que iba a desplomarme en cualquier momento para despertar en un hospital acogida por las frías manos de papá. Le echo tanto de menos hoy...con los años se le ha ido dibujando la sonrisa en el rostro y su mirada ha adquirido un brillo inocente y aniñado. Hoy deseo verle más que nunca

“Querido papá:

No te imaginas cuánto te echo de menos hoy. Llevo haciendo guardia cuatro noches seguidas. Son las once de la mañana y estoy en el autobús de vuelta a casa (mi no-casa, porque mi verdadero hogar siempre será donde vives tú). Hoy me ha dado por acordarme de tu llegada a casa cuando estaba enferma y tenía fiebre y cuando te oía llegar te llamaba a voces para que me pusieras tus manos frías en la frente. Tú te calentabas las manos, yo refrescaba mi cabeza. Un intercambio perfecto.
No me arrepiento de haberme marchado y no deseo volver, sin embargo hoy te echo terriblemente de menos y te quiero más que nunca.
Siempre te he escuchado, aunque te parezca que no y trataré de transmitir a mis hijos todo lo que me has enseñado: la educación, la honradez, la sinceridad, tu amor a la naturaleza, tu paciencia, tus ganas de aprender, tu humanidad... No hay una sola persona en el mundo que admire más que a ti y no se me ocurre ni un personaje histórico, ni un profesor, ni un amante, capaz de transmitirme valores tan valiosos.
“eres como un libro en blanco”, “estoy aquí para lo que necesites”, “esta es mi hija”... palabras tuyas en la soledad siguen siendo tan cálidas como el día en que las pronunciaste y que no olvidaré jamás.
Estás lejos pero estás ahí. Te necesito. Me da miedo que te pase algo y no llegues a saber cuánto te quiero.
Cuídate mucho papá, porque te necesito mucho. Siempre te he necesitado pero ahora lo sé.
He pasado por momentos muy difíciles. Cuando el amor te traiciona ya nada es lo mismo. La vida se vuelve gris y pierde gran parte de su sentido. No comprendo la maldad, ni la traición, ni el engaño. No comprendo la impresión de haber sido castigada sin motivo. Sigo estando muy triste aún. Pero he de superar esto yo sola. Estoy segura de que lo comprendes. Siempre he sido muy testaruda.
En su día no comprendí tu empeño en que leyéramos “Juan Salvador Gaviota” de Richard Bach. Yo tenía 13 años. Te hicieron leerlo en la escuela. No sé si llegaste a saberlo, pero lo leí. En muchos momentos de mi vida haber leído ese libro me ha dado fuerzas: volar por el simple deseo de hacerlo, aunque nadie lo entienda. Muchas veces sentí que me cortabas las alas, pero también me las diste con ese libro.
Siempre seré tu niña. Te quiero papá “

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