CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

16 junio 2005

una hora de sueño al son de los tambores

Esta última noche de guardia fue espantosa. Estuvimos con trabajo administrativo hasta las cinco y media de la madrugada, lo cual nos daba una hora de colchón para cada una. Durante esa hora tuve un sueño largo, extraño y muy real. Vivía en una casa obscura y triste, vino a verme Francis junto a sus padres y me preocupaba mucho no meter la pata, porque Francis es así... creo, hace muchos meses que no sé nada de él ni falta que me hace. Pero en el sueño su juicio me importaba. Luego salí a un patio muy grande. Se celebraba algo. Era de noche, pero había buena iluminación. Había magos de distintas razas y culturas y aprendices. Se suponía que yo era una aprendiz, sin comerlo ni beberlo los magos me iban escogiendo y luego yo tendría que escoger a uno de los que me habían elegido como favorita. Unos me untaban potingues negros en la cara, otros danzaban a mi alrededor. Uno de ellos me impresionó especialmente: era un indio norteamericano, con su gorro de búfalo, sus plumas y todo, muy alto, muy alto. pero cuando le miraba a los ojos me parecía tenerle de frente. Era un hombre mayor de 50. La tez morena, el rostro sereno, la mirada pacífica, severa también. Me impuso las manos y a mi se me pusieron los pelos de punta. Me alejé de él respetuosamente dando unos pasos hacia atrás e incliné levemente el torso y la cabeza en señal de respeto. Luego unos magos "malos" ataron una bomba a mi vestido, yo me revolcaba enloquecida por el suelo, acercándome siempre a ellos que trataban de alejarse de mi. Mi único propósito era que, si yo tenía que morir, murieran ellos conmigo. No tenía miedo, sólo me movía un profundo sentido de "dar por culo".
Esta mañana he podido dormir unas tres horas. Me siento agotada. He dado dos clases y me queda la última. Luego iré a Madrid a mi guardia, espero que hoy no tengamos tanto papeleo como ayer.
Durante esta tarde me he sentido excitada muchas veces. Me arde el sexo, me arden los labios. Siento necesidad, y al tiempo me alejo en lo posible de los hombres para no cubrir esta necesidad de un modo inadecuado, que pueda hacerme daño. Cuando he llegado a casa no me podía dormir, volví a dejar el vibrador entre mis piernas hasta que el sueño fue irremediable. Recordé cuando era pequeña y me dormía rezando el rosario... hasta que descubrí que la masturbación era más rápida, efectiva y divertida.
Barcelona queda lejos, al menos seis meses lejos. No me lo puedo plantear. No lo descarto tampoco. A decir verdad, intento ser objetiva y no pensar en nadie. Plantearme mis objetivos al margen de las personas que pueden estar conmigo o no en un momento dado. No quiero que mi vida gire en torno a nadie. Me da demasiado miedo que eso ocurra. Jorge me estrujó como a un limón. Tal vez ahora, que estoy tan "asexuada", tan distante, tan fría con los hombres a pesar de que mi cuerpo me pide sexo, me doy más cuenta que nunca.
Soy un limón a punto de secarse bajo un sol de escándalo. Me da un poco de miedo.
Me alivia estar tan ocupadísima, eso no me da tiempo para hacer muchos disparates. Aprendí mucho de la borrachera del viernes y, sobretodo, de la resaca del sábado. Tengo que poner freno a mi manía de beber cuando estoy mal. Porque cuando bebo hago lo que quiero hacer, pero luego me arrepiento.

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