CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

01 julio 2005

Pasión se escribe con J

Si sigo sonriendo de esta manera, las comisuras de mis labios se acabarán encontrando en la nuca. Después de una prolongada ausencia (seis meses) Julián regresó de París. Hoy me he mirado al espejo... no, el pelo no ha crecido aún lo suficiente. Mi affair con Julián fue fruto de un desencuentro con Jorge. Nuestros encuentros siempre estuvieron marcados por una atracción más que evidente y un deseo contenido tan solo por mis propios principios, que comenzaban ya a perder el sentido después de las infidelidades mantenidas de Jorge. Podría decirse que sólo con mirarnos ya pecábamos y jamás había más contacto físico que los dos besos de bienvenida y despedida; pero aquella noche yo regresaba sola en el tren Madrid-Pinto. Jorge estaba en Madrid, con la que había sido (y era) su amante. No se trató exactamente de una venganza, simplemente aquella noche no hallé razones para contenerme. Me había vestido para sorprender a Jorge con una minifalda negra recta, una camiseta fina de tirantes, tacones altos y una levita negra. Pero no llegó a verme así. Yo llevaba toda la tarde excitada, por alguna extraña razón me excito sexualmente cuando estudio, que nadie me pregunte por qué. Entonces recibí un mensaje de Julián para tomar un café, uno de esos cafés siempre breves, que servían de descanso a mis largas jornadas de estudio. Julián se solía desplazar desde Fuenlabrada para pasar una hora conmigo y luego se marchaba. Me sentí tan deseada, tan protegida, tan abrazada... acabamos en un descampado en el asiento de atrás. Regresé a casa diez minutos antes de que lo hiciera Jorge. Puse los libros sobre la mesa, algo desordenados, como siempre; me puse el pijama y cuando Jorge regresó parecía que llevaba en casa varias horas. Era el último sábado de noviembre. Unas semanas después Julián y yo volvimos a encontrarnos; estuvimos jugando al trivial y al billar con Isabel y nos despedimos con unos pocos besos prometiendo un nuevo encuentro a solas. Pero no hubo lugar ni tiempo. Julián se marchó a París y hasta hoy unos pocos mensajes y casi el olvido. Justo ayer pensé en él.
Dentro de poco más de dos semanas vendrá Juanjo, tan cálido, tan alegre, tan tierno, tan apasionado... ¿Es que siempre he de estar o de secano o de inundaciones? ¿Es que no tengo término medio?
Esto es brutal... no puedo pensar ahora mismo. Y encima tengo la tarde libre... menos mal que trabajo doce horas mañana y pasado y tengo que preparar las clases del lunes. Dame trabajo Dios mío, dame trabajo o me pierdo.