CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

07 octubre 2005

barruntos absurdos aplastada en el tren.

Era aún de noche y despertaba el mundo
al zumbido imparable de un reloj asesino
de sueños y del aire respirado con calma.
Esos entes de negro envueltos en su niebla
van robando la prisa de todos los segundos
y mastican el aire de todos los suspiros.

Era aún de noche y como en un embudo
que absorbe el alma del ente colectivo
embotellados bajo un orden rudo
con nuestro traje de sardina en lata
apestábamos el metro
con los sudores nauseabundos del hastío,
de la desesperanza de todas las mañanas;
la sonrisa ivertida de todos los viajeros
rencorosos de sueños traicioneros
que nunca fueron pero ya no importan.
Y como si hubiéramos entrado en un agujero negro
salimos a otra dimensión y ya es de día.
La cara de la gente no ha cambiado..
diez minutos, ¡Gracias Dios! .. cafetería
un par de churros y un café cortado,
me abrocho la sonrisa salvadora en los ojos y en los labios.
La ensayo con la camarera... ni puto caso.
Renuevo mi energía caminando deprisa hasta el trabajo
y conquisto el pasillo paso a paso
sin darle sitio a la melancolía.

No dormí bien, estoy cansada pero eso poco importa. Anoche me llamó hasta cuatro veces José Manuel, que no sabía que madrugaba. La última me despertó y le mentí a sabiendas de cuánto odia las mentiras. Me dijo "¿estás dormida?".. le dije "no" (mañana madrugaba). No le dejé saberlo ¿para qué? Un amigo es más valioso que 20 minutos de sueño, o una hora, o lo que sea. Cayó; me lo temía, y volverá a caer una y mil veces. El hombre es estúpido cuando ama; pasa mucho. Aquí estoy yo para curarle las heridas. Para eso están los amigos (y ex-amantes)... jugadas no apostadas por culpa de un farol y a veces pasa. La vida es puta; todos lo sabemos y lo sabemos más por las mañanas. Por eso son las caras agrias en el metro y por eso el suicidio es la segunda causa de muerte en el mundo "civilizado".
Y yo a la espera de un director de cole que una vez por semana me recuerda y me da unas gotinas de esperanza calentando el encuentro para el que aún falta un mes. La vida es demasiado corta como para esperar tres meses por un polvo, o diez o doce, pero un poco de sexo a fin de cuentas. Teniéndolo tan a mano además.
Y fue por eso que hace unos días, cuando ya el minutero anunciaba el descanso y yo paseaba feliz por la oficina recogiendo mis cosas ante la fefa sin pudor alguno me llamó una alumna postergando mi hora de ir a dormir de modo indefinido. La voz del deber me decía que fuera a casa, pero habló más alto el recuerdo de Julio y arrastrada por la inercia del corazón inquieto: cena-café-copa-poesía y gérmenes compartidos bajo el umbral de mi puerta. Nada dijo que no hayan dicho otros "no te dejaré", "serás conmigo la mujer más feliz del mundo". Los hombres son sinceros cuando prometen pero tienen mala memoria.
Y es que yo sé que pasados cuatro meses Juanjo los convierte en ayer mismo y llevo mucho tiempo planeando nuevos juegos eróticos para que no nos aburramos.
Siempre pensé que el amor no se elige. El amor es el que lo elige a uno cuando menos lo espera y cuando peor le viene. Realmente eso de ponerme una fecha es una barrera tan infame como inútil. Tan absurdo como decidir enamorarse, un suponer, el 12 de octubre que es la fiesta de la Hispanidad y viene muy bien para recordar aniversarios. Sin embargo este año, para variar un poco, quisiera no odiar tanto la navidad.

2 Comments:

  • At 10/09/2005 12:19:00 a. m., Blogger gallardo said…

    Es verdad que un amigo vale mas que 20 minutos que sueño, como también que el amor nos elige, como si fuera un ente consiente de nuestra fragilidad, y de nuestra predisposición.
    Pero mientras tanto, se puede hacer de nuestra vida una experiencia agradable, con algo de sexo, si se tiene y algo de ilusión se aun se puede.
    Besos

     
  • At 10/10/2005 01:51:00 a. m., Blogger koffee said…

    Cuando amamos, o cuando así lo creemos, caemos todos, no solo ellos. Quizás nosotras lloremos más pero nos levantemos antes, porque nuestra noria sigue volteando...
    Un beso.

     

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