CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

28 abril 2006

Los cuadernos de Tzade

"... A veces me pregunto cómo será el largo viaje de quedarse a solas...
... Tengo miedo de que te marches y que te des cuenta de que ya no me quieres... Estoy deseando de que te marches para dejar de llegar a casa y sentirte tan lejos, para dejar de irme sin tu abrazo en la puerta, porque habrá un motivo tan firme como un enorme océano... estoy muy desorientada contigo. Sólo tengo claro que te amo con todas mis fuerzas y que no quiero que te vayas de mi lado...
... Hoy me ha dado por pensar qué fue lo que te impulsó a vivir conmigo. Tampoco me lo pediste. De pronto me vi viviendo contigo sin saber en qué momento acabó un tipo de relación y comenzó otra. A veces me parece que entraste en una espiral de acontecimientos y lo uno te llevó a lo otro y que nisiquiera te planteaste nada...empiezo a bordar de por qués con los hilos que reuní durante años, los pocos hilos que me dejabas, que apenas me dejaban intuírte, mucho menos saberte. ¿Cuándo te diste cuenta de que me amabas?...¿Por qué no me siento deseada? ¿Por qué ya no me arropas si yo no te lo pido? ¿Por qué me crees tan frágil?...¿Por qué sé que me quieres? ¿O es lo que quiero creer? ¿Por qué duermo en el sofá? ¿Por qué no enloquecemos de vez en cuando?... ¿Por qué nos enfadamos a la vez? ¿Por qué lloras en sueños?...
... Me salpicó del mar de tu ausencia una ola
y quise contemplarte brillando en la arena;
la extraña soledad de quien te siente lejos
a veces me acaricia y a veces me golpea.
De mis pies fríos y desnudos
ya se borran las huellas en la niebla.
Ando hacia atrás y encuentro
los recuerdos dormidos
¿Dónde estará su tumba?
¿A dónde irá el olvido?
¿A dónde si te marchas de mi lado camino?
El viento que gritaba tu nombre a voces hoy lo canta.
Ayer lloraba y hoy sonríe melancólicamente...

... A veces te he extrañado teniéndote muy cerca. A veces te he sentido y no estabas junto a mí. La distancia se estira y se encoge cuando quiere. Daría lo que fuera por sentirte del todo. Cerca de todos modos, de todas las maneras posibles. Cerca del corazón que nada esconde; cerca de la cabeza, que no pienses en otra cosa que no sea yo y no piense yo en nada y nadie más que en tí; cerca de tu piel, tu pecho contra el mío, mis manos en tu espalda, tus labios ardiendo en mi boca. Sentirte a la vez del todo, enteramente mío, toda una noche; sólo te pido una noche repleta de caricias, instantes infinitos, mi alma entre tus dedos, mi fuego en tus mejillas, que tu olor se confunda y se funda entre mis poros.
Dime qué quieres. Quiero saber qué quieres.
Si hoy quisieras la luna no volvería sin ella.
No quiero que me olvides, pero si lo pidieras,
borraría de una pasada todo lo que hemos sido
y me iría a vivir al centro del olvido.

... Tu ausencia ha sido larga, tu ausencia ha sido inmensa y me pregunto si cuando regreses de América tu ausencia seguirá estando ahí. Porque 8000 km no son nada al lado de tantas otras cosas; de tantas noches esperando en la cama vacía que vuelvas a mi lado, de tantas miradas perdidas buscando la luz de tus ojos, de tantas preguntas al viento queriendo saber si me quieres... sabes que estoy ahí y que te espero. Te espero siempre. Llevo siglos esperándote.
... Yo no sé si me quieres; hoy no lo sé. Tengo que adivinarlo. Hoy no sé nada. Hace mucho tiempo que no sé nada. Algunos días hubiera vendido mi alma por un puñado de tus caricias. Hoy me siento extraña, pero fuerte. Puedo vivir sin tí. Siempre lo he sabido. A veces me parece que llevo años viviendo sin tí... nunca me acostumbraré a esta situación de esperarte incondicionalmente, de esperar sentada en mi segundo plano a que disfrutes tu tiempo y te des cuenta de que no existen las esperas eternas.
... Cada día que pasa me siento más lejos de tí. Por más que te quiera, quiero mis caricias. Quiero dormirme abrazada a tu pecho, quiero que estés a mi lado aunque nada me turbe, quiero encontrar tu mirada cuando busco tus ojos, quiero saber que me amas en los días soleados y en los días nublados, quiero saber que estás conmigo porque realmente me amas, no porque te hayas acomodado a saberme ahí, esperando tus besos en cualquier momento. Porque quiero vivirte intensamente y no pienso pasarme el resto de la vida mendigando ternura. Porque te necesito, pero de otra manera, muy diferente a esta.
... Soy un jardín de rosas mustias y sedientas.
Soy una tierra fértil quebrada por el sol.
Soy un cauce vacío con nidos de serpientes.
Soy nudillos ensangrentados llamando a la puerta.
Soy la sombra de un cirio olvidado que nadie prende.
¿A dónde has ido?
Soy camino de arena borrado por el viento.
Un faro abandonado bajo una gran tormenta.
Soy caminar descalza sobre el cristal del mundo.
¿Por qué te fuiste?
Soy uñas rotas arañando la roca.
Soy un bastón de ciego que golpea las paredes.
Soy la planta gastada de un zapato incansable.
Soy la comida fría que se pudre en la mesa.
¿Dónde estás?

...¿Qué está pasando? ¿Por qué nos dejamos morir de esta manera? Tú no me conoces. Yo no te conozco. Dices que he perdido a la niña de mi cara. ¿Qué quires? A los niños les gusta jugar. Y la niña se ha ido. ¿Qué quieres que te diga? La espera ha sido larga y la herida está abierta. Llevo años queriendo escucharte y no has hablado. Ahora quieres hablar y mi corazón está cerrado. En mi imaginación busqué las caricias de otros porque ya ni en mis sueños te atrevías a tocarme.
... Me hubiera gustado que todos mis temores fueran infundados, me hubiera gustado pensar que me echaste de menos y me hubiera gustado no arrepentirme, aunque sólo fuera por un instante, de no haberme dejado caer en los brazos de otros buscando la ternura que tú no me das.
... Me ha llamado la atención lo que me has dicho sobre el amor incondicional de esa otra mujer. A l avez me hace gracia... porque no me lo creo. ¿Qué sería de su amor incondicional si llevara contigo unos meses o unos años? ¿Si llevara una eternidad esperándote bajo la ilusión de un estrés pasajero?
... Una sola mirada tuya me da la vida. Puedo creer que muero bajo el cielo estrellado. Puedo pensar que soy de cristal y que me estoy haciendo añicos. Puedo pensar que mi cauce se seca y que mi mirada pierde toda la humanidad. Pero una sola mirada tuya me regresa tantas cosas... Ayer supe, o quise saber, que nunca has dejado de amarme, que tan sólo fue el tiempo que un día me robó el encanto y me viste borrosa. Que ya no me puedes ver claramente porque siempre estuve demasiado cerca y la distancia te abre nuevos horizontes y a veces la vista se desvía y yo no estoy en ellos.
Me asomo y te contemplo desde el balcón del tiempo. Quiero ver si te alejas o llamas a mi pueta. Sobreviviré, hagas lo que hagas, pero una parte de mí no se resigna a perderte y bracea y patalea en las arenas movedizas de tu incertidumbre. A veces quiero huir. Huir y abandonarte. Abandonarlo todo y comenzar de nuevo. Vendarme los ojos para no mirarte. Atarme las manos para no ofrecerte nada. Coserme la boca para no besarte nunca más.
En las noches de insomnio busco en las estrellas la paz que he perdido. Creo morir. Quiero morir y de prondo una sola mirada tuya me devuelve a la vida y me amarro a ella como el moribundo se amarra a cada latido. No quiero perderte. ... tengo de tí una sed terrible que no se agota nunca.

En mi desierto helado la tormenta se aleja,
volverá la quietud a mis dunas serenas.
Tan solo me pregunto si tú estarás conmigo
cuando todo termine, mirando las estrellas

... Tal vez te lo puse todo demasiado fácil. Te amé sin medida, sin estrategia, sin pretensiones... quiero caminar descalza por la arena, mirar el mar, silencio, hundir cada plegaria entre las olas, cerrar los ojos, sentir al horizonte besarme al frente, oler el mar, revivir cada instante, volver sobre mis pasos, como haría si perdiera algo muy valioso en el camino, tocar el mar, buscar lo que busco, saber dónde habito, encontrarme y encontrarte, tocar el mar, buscar la palabra precisa, el momento oportuno, la decisión correcta, sentir el mar y, finalmente, tomar una dirección, salir del mar.

... Me siento responsable y culpable por haber creído que lo mejor era dejarse fluir en tus brazos. Culpable por haberte dicho lo que necesitaba, por haberte pedido una y otra vez que me hicieras el amor. Culpable por ceder constantemente a tus deseos fueran cuales fueran, a veces a regañadientes, pero cediendo siempre. Me pregunto qué parte de mí se me ha ido en el camino, esa parte que tú deseabas y que ahor ano está. Busco mi identidad a ciegas, entre las olas del viento, en las miradas de los desconocidos, en los libros, en trozos de diario, en los recuerdos que creía dormidos siempre, en las peticiones de un voyeur oculto en la sombra de agosto.
Busco la esencia del placer en la tenue barrera que separa lo lícito de lo ilícito. Hoy salí de casa sin ropa interior. Me da morbo saber que no lo sabes. No te has dado cuenta porque no me has mirado y porque no me has tocado. Me hundí en un baño de espuma. ...A veces cruzo miradas con un desconocido, como ahora, una mirada seria, azul, profunda, inmensa. Apartamos la vista casi al mismo tiempo. Aún me puede el pudor, pero mi imaginación sigue volando libre y un día el pudor ya no tendrá cabida. A nadie debo nada, salvo a mí misma. Me debo todo el placer del que me he privado pensando que te lo debía. Pero me has traicionado y ya no te debo nada. Hoy quiero follar; así, como suena. Me arde húmedo bajo el vestido un sexo sediento de caricias y me da exactamente igual si al final del día han sido tuyas, mías o de otro.
Imparable, implacable... hoy solo soy la carne que a la carne llama. El amor es algo anecdótico, secundario. Como un trozo de brisa de este domingo largo... quiero follar, salvajemente, en cualquier parte, me da igual todo, me da igual quien. Quiero beberme la boca de otro, el pecho de otro, el semen de otro. Quiero lamer insaciable el sudor de esta tarde.

... Hoy me importan pocas cosas. Me importa el futuro. Me importan los niños. Me importa el paisaje y me vuelven a importar los niños, siempre los niños, mi verdadera razón de ser. Me importan los cuentos que no se cuentan, las nanas que no se cantan, los besos que no se dan, la soledad que no se abate, la oscuridad que no se alumbra y los lazos que se rompen.
De fondo estás tú, que ya no me nublas ni me iluminas.
Esta espera asesina de lágrimas que entra en mi piel y se clava en mis huesos ¿A dónde nos arrastra? Poco a poco te borras. Ya no sé dónde buscarte ni si quiero hacerlo. Pero sé que a pesar de estas líneas volvería a dejarme caer en tus braazos con una sola palabra tuya. "

(Diario en la Lejanía: Mayo a septiembre de 2004)

Cuando ordenas la casa pasan cosas así. Encuentras un cuaderno de hace dos años. En realidad una docena de cuadernos. Mis diarios en el fondo de una caja de cartón que guardaba la ropa de verano. Una docena de palabras apiladas y dobladas por la mitad.

"Espero ver brotar la furia de mis días
escrita en soledad en las hojas de un diario.
Oscuro palpitar de mi melancolía
perdido entre las sombras de un jardín lejano.
Espero ver temblar la de ayer pena mía
como el latido tirste de los días pasados
y en un hoy tan futuro como Cercanía
ver pasar a mis días besando mis labios.
Espero ver crecer el trigo entre las flores
en una primavera que bese la nieve
como al frío de mi alma temblando en mis ojos
y cubrir, como a un muerto, mi dolor con palabras.
Espero ver al fin nacer a mi alegría
entre sollozos escuchados solo por la luna,
acunada en la furia de mis largos días
que hubieran visto aun nacer a mi locura"

(Cuadernos de Tzade. Tomo XIII, 1996)

Sí... me falta uno, o unos cuantos. Pero estoy segura de que están en una caja y aparecerán en el momento oportuno.
Diario en la Lejanía comenzó a escribirse tres meses antes del viaje de Jorge a Guatemala y acabó un mes después. Realmente era una carta. Una carta muy larga escrita en varios días... meses. Pero esa carta nunca se envió. Salvando los cachitos referidos a mi trayectoria profesional, básicamente está todo lo demás. Hablo en ese diario del trabajo; mucho, yo diría que en dos terceras partes lo hacía. Ha sido mi tema favorito desde siempre. Hasta que me he dado cuenta de que no es lo más importante.
Por cierto, mañana tengo una entrevista y he de entregar un bonito proyecto. Así que más me vale irme para la cama.
Confieso que siempre retraso el momento de dormir porque tengo miedo de las pesadillas. Pero hoy es una noche para soñar porque mañana tal vez cumpla un sueño.

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