CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

18 octubre 2007

Lejos de mi hijo

Nunca había estado tan lejos de él. Mi hijo con sus abuelos en Jaén y yo en Madrid, para evitarle el trajín de la mudanza y que respire demasiado polvo. Estoy tranquila porque sé que está en buenas manos. No imagino manos mejores. Pero le echo terriblemente de menos y cuando a través del teléfono ha reconocido mi voz y me ha llamado "mamá" me he levantado venciendo el cansancio y me he puesto a embalar como una posesa. Cuanto antes acabe de embalar antes podré regresar para verle, aunque sólo sean dos días y de nuevo a Madrid para llevarlo todo.
La casa, esta casa que tanto he odiado, se va quedando vacía; en un rincón apiladas las cajas con mis pertenencias; en otro la ropa para el bebé de Jade; en otro la ropa para dar... y poco a poco me voy reconciliando con el dichoso muro y recordando los momentos bellos que he vivido aquí.
No me puedo creer todo lo que cabe aquí y mucho menos contar de ahora en adelante con el doble de espacio. A veces tampoco me puedo creer que esté dando este paso tan importante. ¿Estaré cometiendo el error más estúpido de mi vida? Espero que no.
Jaén me ha acogido bien. De pronto me he encontrado con los amigos de hace diez años que se han ofrecido para ayudarme con la mudanza y también con gente nueva que por alguna razón que todavía desconozco, se alegra un montón de que me vaya a vivir allí y que me están ayudando de una forma que no esperaba. Había olvidado el buen corazón de la gente de Jaén (en general), aunque también al principio me encontré con la condena social de algún que otro cerrado de mollera y mente de tiempos remotos y oscuros, gente que no es capaz de comprender que mi hijo no es un accidente y que no busco y no necesito a un hombre que ejerza de padre y me saque de apuros. Mejor correr un tupido velo y no hacer demasiado caso porque, a fin de cuentas, siempre pequé de chica rara con ideas muy progres; un viejo compañero del instituto me dijo una vez que si viviera en África o Latinoamérica ya estaría muerta, por pensar y hablar de más. Resulta curioso que el mismo carácter que provocó el rechazo de mis compañeros en los primeros años de instituto resultara especialmente atractivo en los últimos y en la universidad. Hubo una época en la que yo nunca llamaba a nadie. Salía con la primera persona que me llamara y nunca estaba sola.
Así que miedo y esperanza me cohabitan el alma sin pegarse y sin hablarse y sólo el tiempo dirá quién gana. Pero me late que no voy a estar sola.
He conocido a gente nueva muy afín a mí con quien es posible ir a ver cine raro, de ese que me gusta a mí y mantener conversaciones acaloradas e interesantes y compartir puntos de vista diferentes. Me mola tener un salón grande donde quepa mucha gente y se pueda jugar al trivial, al rol o al hijoputa (cómo echo de menos ese juego), una casa en la que pueda recibir a la gente sin estrecheces e incluso tener invitados. Hablábamos hace tan sólo dos días de lo diferente que es Barcelona en cuanto a apertura mental (no sé qué pensar después de los últimos acontecimientos; vale, yo no hablo catalán ¿saben los catalanes hablar gallego o euskera?.... meditaciones acerca del catalanismo para un próximo post) y también en cuanto a iniciativas, trabajo y más cosas. Pero ya es un poco tarde para plantearse vivir en Barcelona.¿Qué narices pinto yo allí?
Pasado, presente, futuro se alternan en mis pensamientos desordenadamente, con las emociones más variopintas: nostalgia, tristeza, esperanza, alegría, temor... y es que las mudanzas, ese fenómeno tan complicado y agotador, me producen ese vaivén de pensamientos y estados de ánimo. Si no la acabo en cuatro días acabaré volviéndome loca.
Pero antes de continuar me voy a regalar, porque puedo, porque quiero y porque yo lo valgo, un baño de sales de manzana y espuma de té verde y me voy a pasar por un día y por el forro la campaña de ahorrar agua, que está media España inundada y tengo muchas ganas de darme ese lujo. Porque por media horita me quiero sentir the one, the only and the best.

1 Comments:

  • At 10/19/2007 04:00:00 a. m., Blogger Avasallado said…

    Las mudanzas tienen inesperados efectos secundarios: abres un cajón y explota la metralla de la memoria y te preguntas si estarás cometiendo el mayor error de tu vida, y entonces eres consciente de que ya lo has cometido y de que lo seguirás haciendo.
    Lo del catalanismo está fuera de lugar. Sólo conoces los tópicos, como los ingleses que se compran en las Ramblas sombreros mejicanos de recuerdo en tiendas de paquistaníes. Es sintomático que ERC y PP fueron los únicos partidos que votaron en contra del nuevo Estatuto: dos caras de un patrioterismo idéntico en cerrazón y que sólo se distinguen por el número de bandas rojas y amarillas que tiene el trapo en el que entierran a sus víctimas.
    Ah, y no soy catalán, sólo vivo aquí.
    Pero, ante todo, deserte la mejor de las fortunas.

     

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