CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

22 octubre 2007

mujersolterabusca

No soy soltera orgullosa y feliz de serlo, aunque tampoco es algo que me quite el sueño. Estos días de mudanza sacan a la luz los cuadernos que escribo desde hace quince años y es inevitable a pesar de la prisa detenerse en una página cualquiera, una sola, y dejar venir al recuerdo por un instante... sale algo que escribí después de la violación y decido que no quiero quedarme con ese mal sabor de boca y busco instantes bellos, pero me cuesta encontrarlos. Ese cuaderno en concreto está plagado de páginas amargas. Aprovecho la libertad de estos días para hacer lo que me de la gana y paseo despacio, despidiéndome de Madrid sentada en una terraza cara y viendo pasar a la gente o sentándome en un metro cualquiera a leer, dejando que el destino me sorprenda.
Me alegra el alma ver parejas que derrochan pasión e ilusión por los cuatro costados; me hace gracia ver lo pavos que nos volvemos cuando estamos enamorados y me alegra su suerte.
Los solteros estamos casi mal vistos, todo el mundo se empeña en llevarnos por el buen camino y a mí siempre me preguntan si hay algo a la vista. “Pero si eres guapa, lista, divertida, buena gente...”, me dicen, como si para ser soltero tuvieras que tener alguna tara, como si no bastara el hecho de que las relaciones anteriores no hubieran ido bien. También está mal visto haber tenido muchas relaciones previas, especialmente siendo mujer. Parece que te tienes que conformar con el primero que llegue porque acumular citas fallidas está también muy mal visto. Ya me he acostumbrado a que me señalen con el dedo, por lo que sea y a que la gente se monte sus propias historias en torno a mi persona y lo cierto es que no comprendo por qué mi vida resulta tan interesante.
A través de este blog, sin ir más lejos, ha habido quienes se han dado el lujo de condenarme por haber elegido desnudar pecadores antes que vestir santos. Mis amigos parecen extrañados cuando no muestro interés por dar a mi hijo un padre, por no buscar hombre bueno que me mantenga y quienes no me conocen dan por hecho que es lo que estoy haciendo, porque lo contrario escapa a sus esquemas.
Esta noche pasé frío. Me encojo abrazada al cojín y respiro deprisa para calentar el interior de la cama, escondida entre las sábanas y con un miedo terrible a sacar la cabeza, como cuando era una niña pequeña. El frío estaba ahí desde horas antes y se me fue acumulando en el cuerpo hasta que casi no me sentía los pies. Me tapé con un edredón y una manta y me acosté con el impermeable puesto, sintiendo que el frío venía de dentro afuera, respiré y me imaginé un lugar cálido y agradable, abrazada a un ser que me cubría de besos y así me dormí.
Confieso, sin remordimientos, que alguna vez me he vendido por dormir abrazada y sentirme segura. Algunas veces me ha costado caro y más me hubiera valido pagar a un gigoló y más veces me ha quedado un tierno recuerdo, de esos que de vez en cuando te asaltan en la soledad y te hacen sonreír. Unas veces ellos no cumplían mis expectativas y me decepcionaban y otras veces era al revés. Ahora me he vuelto tímida, reservada y esquiva y sigo viviendo y sigo jugando, me gusta jugar. Pero estoy algo cansada de jugar solitarios.