CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

29 julio 2008

El baile de Lucía

Cuando Lucía entró en la séptima planta no encontraba razones suficientes para que estuviera allí. Cuando la vi este sábado no me explicaba por qué estaba fuera.
Lucía bailaba sola en el pub, se veía reflejada en los cristales y se reía de sí misma y hablaba sola, no sé sobre qué, imagino que las mismas incoherencias que nos decía a nosotros. Se repetía y su tono tenía menos expresividad que el vuelo de un moscardón.
Ningún tema era bueno para ella. Sumergida en su mundo paralelo parecía querer únicamente que estuviéramos allí. Lucía ha perdido todo rastro de cordura y a sus 35 años parece tener diez más, o cien más... o treinta menos, según se mire. Ahora si es un peligro para sí misma. Ahora sí que no sabe cuidar de su persona. Se refugia en los esperpentos menos recomendables y pronto lo perderá todo. A veces me veo reflejada en ella, como aquello en lo que podría haberme convertido si no hubiera aprendido a afrontar a tiempo todo cuanto me sucedía. La vida pudo con ella y ya no puedo ayudarla.
Me he rendido y siento que la he traicionado. Pero sé que ya no puedo hacer por ella nada más.
Sospecho que el personal sanitario ha terminado de romperla en pedazos, sometiéndola a un tratamiento poco apropiado. Pero es sólo una sospecha sin mucho fundamento, tal vez el simple deseo de pensar que no todo está perdido.
¿A dónde se esconde el alma de la gente sin alma? ¿Dónde se apoya la almohada cuando se ha perdido la cabeza? ¿Cuándo los locos se quedan solos de verdad? Cuando uno deja de ser uno mismo ¿a quién cuidan los que le querían? ¿Qué piensa un niño cuando ve a su madre hablando sola? ¿Qué parte de verdad hay en las mentiras del loco? Una mentira sin conocimiento de estar mintiendo ¿es una mentira? ¿Qué futuro tienen los que no saben dónde están hoy?
No me duele el tiempo perdido en tratar de ayudarla. Le hubiera dedicado mucho más si hubiera podido. He hablado con abogados, psicólogos, trabajadores sociales, hasta sacerdotes... lo más que he conseguido, y no lo he conseguido yo directamente, ha sido que la bajaran a una planta más habitable para ella. Después de lo que vi el sábado no creo que tarde mucho en regresar, entre otras cosas porque dudo mucho que pueda pagarse el alquiler de los próximos meses. Puede que dentro de poco eso ya no le importe. Lo que me duele verdaderamente es darme cuenta de que no merece la pena perder más el tiempo.

2 Comments:

  • At 7/30/2008 12:50:00 a. m., Blogger Unknown said…

    Si tu en su dia, pensaste que no era una pérdida de tiempo, y luchaste por ella, creo que finalmente algo positivo si ha salido para ti y para ella. Ella no ha estado totalmente sola y tu, le has brindado amor, compasión y amistad. Yo jamás me he arrepentido de dar eso y en general,muchas veces me ha sido correspondido. Ojala yo tuviera tu capacidad de amar y darse a los demas y no fuera tan egoista o hedonista. Por eso te quiero...y no por todo lo que tu sabes ....bueeeno, algo si..serás.... hala ,besos. Alfonso Von Madrileñen

     
  • At 7/30/2008 01:58:00 a. m., Blogger Avasallado said…

    Los estados de ánimo tiñen la percepción. La tiñen de rosa o de negro, pero la tintan.
    Los reveses van en manadas, también las alegrías. Ambos simulan la cadencia de las olas en la playa, ambos nos arrastran hacia dentro unos, hacia fuera otras.
    Demasiadas preguntas con respuestas (sí, en plural: ése es el problema).
    Pensar, sopesar, discernir, resulta contraproducente cuando hay demasiadas opciones (y tres son demasiadas)

    Un abrazo.

     

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