CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

19 mayo 2009

Una semana más

Es el plazo que queda para que el niño vuelva al alergólogo para el test; durante estos días el niño no tomará antihistamínicos, con lo que es de esperar que sus síntomas empeoren si su asma está producida por la alergia. Escucho atenta cada respiración y duermo a su lado con un ojo abierto y el otro también. De vez en cuando la tos le despierta y luego vuelve a dormirse. El pediatra dio en el clavo con la crema y el colirio y sus ojos están mejor y su piel casi vuelve a ser suave.
He pasado con mi hijo mucho más tiempo en la última semana que a lo largo de todo el curso. Si por mí fuera no le llevaría a la guardería más de dos horas al día, para que se relacionara con otros niños y me encargaría de él el resto del tiempo. Lo cierto es que mi realización profesional transcurre paralela a mi vida familiar y a veces se entorpecen mutuamente. Durante los cuatro meses de permiso por maternidad realicé tres cursos y a lo largo del permiso de lactancia continué haciendo guardias nocturnas y de fines de semana; llegaba a casa con el pecho a punto de reventar. Soy la única base económica sobre la que se sustenta mi familia. Forzosamente hay que conciliar vida familiar y laboral y eso ha supuesto, algunas veces, que sólo pueda ver a mi hijo por unas horas, incluso que me haya tenido que ausentar durante varios días.
Imagino a veces, por el gusto de soñar, que mi situación económica es desahogada y que disfruto de mi hijo un año más sin agobios. Él se aburre en la guardería: ya se sabe todas las canciones, conoce todas las letras, cuenta hasta el 20 y reconoce formas y colores. Es un niño muy listo. La pena es que por dos días (nació un 2 de enero) el próximo año no podrá empezar la escuela. La guardería es carísima y si este año le han situado con los niños mayores, ¿en dónde le meten si se aburre también el próximo curso?... son las tres de la mañana y desvarío.
¿Qué es conciliación de vida profesional y familiar? ¿Aumentar el número de horas de apertura de los centros escolares? ¿Es eso realmente conciliar? ¿Prescindir más horas de tu hijo? ¿Acostumbrar a tu hijo a estar rodeado de extraños? ¿Acabaremos abriendo los coles 24 horas? En Pinto había un colegio que abría de 7 de la mañana a 7 de la tarde. La mayoría de los alumnos conflictivos que traté provenían de ese colegio (el mejor de Madrid Sur). A ciertas edades hace años compartíamos "arresú" y tiras de regaliz; a las mismas edades en Pijolandia, Sur de Madrid, se comparten porros y cocaína, a edades que rondan los 13 años. Es habitual. Ningún niño se echa las manos a la cabeza si alguien les ofrece un porro, una raya o un cubata.
Los niños que a los 13 años seguían siendo niños vivían en hogares donde sólo el padre trabajaba. Es una estadística pobre y gruesa, basada en unos pocos casos. Pero, qué casualidad, los niños a los que traté por problemas de comportamiento pasaban menos tiempo con sus padres. Los niños a los que su madre dedicaba más tiempo, les daba desayuno, comida, merienda y cena; jugaba con ellos y les ayudaba a estudiar, tenían problemas de rendimiento, discalculias, disgrafías, un método de estudio poco eficaz para ellos... pero no manifestaban agresividad, problemas sociales o consumo de sustancias tóxicas. A una le da por pensar en ello. Mi propio hijo ha cambiado su comportamiento en menos de una semana desde que volvemos a vivir los dos solos y desde que me dedico a él casi por completo, sólo casi... hay que buscarse el pan.
Mientras el niño está enfermo reduzco al mínimo el plano laboral. Pero esto tiene un tiempo limitado. Como mucho una semana más. Su salud mejora por momentos y eso que aún no hemos terminado. Ya tenemos permiso para ir a la guardería cuando se sienta mejor, puede que le lleve el miércoles. Luego todo volverá a la normalidad. Yo volveré a centrarme en el trabajo y en su búsqueda y él volverá a ser el terror de la Guardería. La conciliación debería ser otra cosa. De momento, hasta que nos toque el sueldo para toda la vida de Nescafé o hasta que empiecen a llegarnos cheques de seis cifras, esto es lo que hay. Pero ahora que he tenido la oportunidad de pasar más tiempo a su lado y ver cómo aprende y disfruta conmigo me parece que voy a empezar a plantearme la vida de otra manera. Cuando no se tiene nada o casi nada los sueños comienzan a tomar forma, al menos para los que nunca nos rendimos.