CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

11 febrero 2010

Delirios en torno a las dos de la mañana

El sabor del mate me lleva de viaje a Madrid, a casa de Jade, donde lo probé por vez primera, azucarado y aún así amargo. Me lleva a un arroyo cerca de Robregordo. Me lleva a casa de mi negrito zumbón. A las noches de guardia con mis compañeros argentinos.
He de irme pronto a la cama pero no consigo empujarme hacia ella. Las dos de la mañana me suceden todos los días, al menos no me sorprenden con las botas puestas. La intención es buena. He tomado la costumbre de ponerme el pijama antes de media noche. Cuando no es la tele es el trabajo, cuando no el trabajo un juego de lógica que me tiene picada y cuando no el diario y cuando no los dichosos recuerdos, mis proyectos, mi artículo, mis inventos, mis ganas de que el día no se termine. Me cuesta horrores irme a la cama. No es algo nuevo. Creo que me sucede desde siempre, eso de trasnochar hasta que me aguante el cuerpo y sin embargo madrugar, o al menos intentar madrugar. Pero si me alejo mucho de las dos de la madrugada las seis son un tintineo incansable de un despertador que se apaga una vez ... y otra... y otra, sin que la mañana me despierte del todo si no hay una razón realmente urgente y poderosa para hacerlo: que el trabajo me exija estar en un lugar a una hora en concreto, las ganas de hacer pis, la sed o un niño cabalgándome hinchándome a besitos y poniéndome las gafas.
No creo que sea buena idea apurar el mate a estas horas. Supongo que me engancho a los momentos de paz que me da la madrugada. Durante el día soy un tabardillo que descansa del trabajo haciendo tareas de la casa y descansa de las tareas de la casa trabajando y luego hace un kit kat buscando más trabajo, estudiando... y que hasta convierte en obligación los momentos de distensión para no olvidar tenerlos.
Si ya el trinomio casa-trabajo-hijo me ocupaba del todo... casi del todo, he matado el "casi" apuntándome a una oposición. La idea... formarme, sobre todo esa y luego, jugar a la lotería. Porque estudiar una oposición es muy similar a jugar a la primitiva, sólo que cuesta más dinero y requiere más tiempo y esfuerzo.
Tengo un dúplex/ático en una hermosa ciudad cerca del mar. Mi trabajo es un reto todos los días; requiere altas dosis de paciencia y constancia, estudio, entereza, equilibrio... pero compensa a muchos niveles. Por las tardes juego con mi hijo en un jardín... el ático se convierte en una casita con jardín en donde mi hijo y yo hemos plantado un olivo pequeño. No ando sobrada pero la carencia de dinero no es ya un problema en mi vida y parece un sueño lejano. Mi hijo y yo aprovechamos los puentes y fines de semana para inventarnos rutas y seguirlas y hacemos "la ruta de los castillos medievales", "la ruta del paso del Cid Campeador", "la ruta de los mejores jamones del mundo"... o conducimos hasta cansarnos y paramos donde se nos ocurre, improvisando. De cuando en cuando visitamos un lugar lejano, tomamos fotos y conocemos a gente diversa. He escrito un par de libros, o tres... mi hijo aprende a tocar la guitarra y yo con él... también he aprendido a patinar.
Un día me despertaré y todo esto no será un sueño. Pero ahora toca luchar por él.
Entretanto los días pasan deprisa y al final de la jornada organizo el día de mañana que nunca resulta tal como lo he planeado porque las cosas nunca suceden como las planeamos pero a veces sí mejor de lo que hemos soñado.
Hace días que la sonrisa no me abandona. A pesar de todo lo que me atenaza, a pesar de mis miedos más o menos fundados, a pesar de muchas cosas que no quiero perder tiempo en mencionar, mi sonrisa no me abandona. La esperanza tampoco. No volveré a permitir que nadie me robe la sonrisa. Me pertenece. Es mía. Para siempre.

5 Comments:

  • At 2/16/2010 07:06:00 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Dicen que el camino más largo es el que no se empieza. Aunque no sea recto ni llano, disfruta de él. A veces es bueno recordar que la vida es un trayecto y uno un destino.

    Parafraseando a J. A. Goytisolo:
    "Me lo decía mi abuelito,
    me lo decía mi papá,
    me lo dijeron muchas veces
    y lo olvidaba muchas más."

    Pues eso: sonríe.

    Un beso.

    Avasallado.

     
  • At 2/17/2010 08:21:00 p. m., Blogger Tzade said…

    Cuándo vienes?

     
  • At 2/19/2010 05:52:00 a. m., Blogger Carz said…

    Tzade... siempre me gustó ese nombre.
    Fueron momentos de venlafaxina, de hundimiento (allá por el 2006), pero siempre hubo en ti algo que me llevó a tenerte cariño, casi a casi casi casi comprenderte (que no a abarcarte).

    En cuanto pueda, y me invites no a unas horas...ya, ya, todo puede medirse en horas o en sus fracciones...
    "que es lo mismo,
    pero es igual"

    Joder, ¿sabes que "doctor domaverso" ya ha traducido "L'avalée des avalés"?


    Un beso en un abrazo estrecho.

    Avasallado

     
  • At 2/20/2010 01:52:00 a. m., Blogger Martin Pannari said…

    poder llevar una sonrisa en la cara no es poca cosa

     
  • At 2/22/2010 01:52:00 a. m., Blogger Unknown said…

    Tzade

    Esta muy chevere tu blog....felicidades

    ahi te dejo para que lo cheques:
    www.tumentepoderosa.blogspot.com

    fer

     

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