CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

10 mayo 2005

Dos días de condena

Acabo de venir del médico y he tenido que anular mis clases de hoy y de mañana. No sólo porque no tengo cuerpo para darlas y porque me duele hasta la lengua, sino porque además, es contagioso, y no es cuestión de contagiar a los niños. Así que por primera vez en la historia, me tomo dos días de baja forzada ¿qué se le va a hacer? Poco importa que sea precisamente hoy. Cumplir años no nos hace inmortales, todo lo contrario. Me parece que Chopin murió el día de su cumple.
Me han llamado ya algunas personas, unas esperadas, otras no. Lo que no esperaba era que fuera mi padre el que me despertara para felicitarme... habla más conmigo desde que recibió mi carta. Creo que le escribiré más a menudo, pero primero debo de mandar una carta a mi madre, que está muy celosa últimamente desde que mi padre recibió mi escrito. Ayer me estuvo diciendo que cambiaría muchas cosas si pudiera volver atrás en el tiempo. No quiso decirme qué cosas, pero puedo imaginarme una de ellas: haberme obligado a dormir con mi abuela durante casi 20 años.
Mi abuela tenía su propia cama, pero se acostaba en la mía. Era una mujer muy gruesa y yo siempre acababa con medio cuerpo en los hierros de la cama, muerta de frío, agarrándome para no caerme y rezando por que a mi abuela le dieran pronto ganas de ir al baño y poder recuperar un poco de espacio. Si le pedía que me dejara sitio, me gruñía diciendo que estaba en el filo. Todas las noches se despertaba a las tres, a las cinco y a las siete, encendía una cerilla y trataba de ver la hora en un escandaloso reloj despertador y luego, como no lo conseguía, me despertaba, si no lo había hecho ya, para preguntarmela a mi.
No siempre son tiernos los recuerdos de la infancia.
El año pasado por estas fechas, recuerdo que hacía frío y llovía. Llevaba abrigo y cargaba un pastel de chocolate entre la casa de Rafa y la casa de Jamie. Jorge me regaló una pluma y un diario y celebré mi cumpleaños con mis alumnas más pequeñas haciendo casitas de papel. Este año no llueve, el abrigo sobra y no pienso comprar nada de chocolate, odio el chocolate. Rafa y Jamie ya no son mis alumnos y hoy no trabajaré. conservo la pluma de Jorge y acabé el diario. Muchas cosas han cambiado en un año.
Me voy a dormir.