CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

23 julio 2005

Cuatro días, cuatro palabras















A menudo habitamos el mundo con la aplastante rutina de todos los días, en la que todo parece estar escrito casi antes de haber nacido. Sabemos exactamente dónde estaremos un día y una hora determinados, lo que estaremos haciendo y lo que haremos después. Y atrapados en la trampa de sobrevivir el hastío nos come casi sin darnos cuenta y pueden pasar días, meses o años careciendo de esos placeres que no se planean.
Entonces ocurre que un día nos saltamos la cuerda de las horas contadas y hacemos algo que nunca habíamos hecho o algo que llevábamos meses sin disfrutar y la pregunta siempre es la misma: "¿Cómo he podido vivir tanto tiempo sin esto?".


Y es cuando el gozo produce agujetas y cardenales, ese dolor placentero que nos hace sonreír y nuestra boca convexa destaca de entre todas las bocas del metro y del tren.
Cuatro días que bien se prodrían resumir en cuatro palabras: "qué bien follada estoy"
A orillas de Recoletos, ayer a esta misma hora a orillas de su boca. La despedida es triste si la estancia fue agradable. Y he vivido la historia de amor más preciosa del mundo. Echo de menos su boca cargada de besos, quiero perderme en sus brazos otra vez. Ya probé las mieles de Juanjo allá por Abril. Lo dije y lo mantengo: no he conocido mejor amante en todos los días de mi vida.
Me derribó los muros con un solo beso. El mejor amante del mundo no es el que hace todo lo que quieres, sino el que te hace todo lo que quieres.´
Día primero: llegar a casa, hacer el amor, marcharte para dejarme dormir, hacer la comida, comer, hacer el amor, dormir, cenar, hacer el amor, dormir.
Día segundo: hacer el amor, desayunar, partir, llegar, comer, hacer el amor, pasear, cenar, bailar, hacer el amor, dormir.
Día tercero: hacer el amor, desayunar, salir, pasear, regresar, comer, hacer el amor, dormir, pasear, cenar, bailar, hacer el amor.
Día cuarto: salir, desayunar, pasear, partir, comer, llegar, pasear, jugar, cenar, salir, cantar, regresar, hacer el amor y dormir.
Último día: despertar, ternura, sabor agridulce de la despedida, la promesa del nuevo encuentro, el último beso. Hacia el trabajo recibo tu mensaje: "me ha encantado sentirte cerca, rozar tu risa, besar tu piel, nadar en tí...", me doy cuenta de que mi tanga sigue en el bolso desde ayer. Hoy regresé al pub donde me cantaste. Te echo de menos, pero es mejor este punto: echar de menos antes que hartarse.


"Dejaré mi tierra por ti,
dejaré mis campos y me iré
lejos de aquí.
Cruzaré llorando el jardén
y con tus recuerdos partiré
lejos de aquí.
De día viviré
pensando en tu sonrisa,
de noche las estrellas
me acompañarán.
Serás como una luz
que alumbre mi camino,
me voy, pero te juro que manana volveré.


Al partir
un beso y una flor,
un te quiero, una caricia y un adiós.
Es ligero equipaje
para tan largo viaje,
las penas pesan en el corazon.

Mas allá
del mar habrá un lugar
donde el sol cada manana brilla más;
forjarán mi destino
las piedras del camino
lo que nos es querido siempre queda atrás. "

Una canción que parecía haber sido escrita para nosotros dos. Juanjo decidió despedirse con tres canciones, la anterior, una de ellas. Me dejó el recuerdo de su preciosa voz, no sólo a través del susurro de sus palabras en mis oídos sino todo el eco de su garganta resonando en canciones.

Se marchó triste. Ambos sabemos que el reencuentro es difícil. Después de probar el licor de los dioses moriré de sed antes que conformarme con un vino peleón.
Sólo son 2000 kms.Estoy triste y tranquila. Bien follada, bien amada. No usamos condón: no hay goma que resista tanto trajín. No sabía que existiera el hombre casi capaz de agotarme. Pero no me puedo enamorar, por bien que escriba, por bien que hable, por bien que acaricie, bese, mire, toque... Me propone opositar en Tenerife. Vive en el paraíso. No soy quien para traerle a la jungla. Un año entero sólo para intentarlo ¿valdría la pena?