CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

14 noviembre 2005

Toledo

Toledo es un lugar para perderse, para tomarle de la mano al tiempo y dejarse abrazar entre murallas. A menudo parrece un trastero en un desván, con monumentos como trastos viejos, sumergidos en un olor que no les pertenece. Sobran los coches, deberían prohibirlos, que circulan por las callejas y parece que se vayan a quedar encajados a la mitad. Calles empedradas y empinadas, olor a leña, mezquitas con nombres cristianos y más conventos que monjas, mazapanes y espadas, tiendas de souvenirs y carteles que venden un menú generalmente más caro de lo que merece, calles sin nombre para que sea más fácil desencontrarse y besos como relicarios guardados en los huecos de las murallas y un Tajo que la rodea con la "u" de "hundirse". Según a dónde vayas parece que el tiempo decidió no pasar por ahí y se quedó congelado, como en el cuento de la Bella Durmiente.