CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

26 diciembre 2005

Puta Navidad.

Me apetece desaparecer, esfumarme, sumergirme en el olvido de todos los nombres y borrar mi nombre de todas las bocas. Comencé borrando direcciones de mi correo electrónico como una posesa y el final consistía en borrar mi blog, quemar mis escritos y mis diarios... desaparecer a fin de cuentas, sin dejar rastro alguno.
Hoy estoy difusa (¿cuándo no?). Tengo muchas cosas en la cabeza y poco tiempo para ordenarlas, un retraso de sueño considerable y una alteración circadiana inevitable y dañina.
Hoy estoy ejercitando mis oídos. No para oír mejor, sino para aprender a no escuchar. En un entorno contaminado de múltiples estímulos acústicos, milagrosamente, la selección estimular desempeña su función y no me pierdo ni una sola expresión dirigida a mi persona. Hacer como que no oigo no es sencillo; una vez he vuelto la cabeza por exceso de buena educación el tipo me mira a los ojos, me dice "te quiero" y suelta un amago de beso pero sin acabar de soltarlo, dejando sus labios en suspenso con una expresión ridícula. Es un hombre corpulento, de ojos y pelo muy negros y piel morena; le conozco desde hace bastante tiempo. Solía ir a un bar en el que yo impartía mis clases a los hijos de los dueños. Los clientes observaban mis clases y éstas llegaban a convertirse casi en un espectáculo. Él era uno de esos espectadores. Pero no creo que lo recuerde. Es más, no creo que sea capaz de andar derecho. La soledad es terrible. Algunos son incapaces de conservar la dignidad. A otros nos absorbe y envuelve con tal saña, que incluso pretendemos desaparecer de los recuerdos. De todos modos, la Navidad es muy puta. No pienso hacer caso de ningún pensamiento autodestructivo hasta que no se vayan los Reyes Magos.