CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

17 enero 2006

Venganza

A lo largo de mi vida he permitido que algunas personas me hagan daño. He sentido, aún siento por algunos, un profundo resentimiento y el deseo de que la vida les de un apatada donde más les duela. He sentido _y siento_ rabia, ira, deseos de golpear a alguien. Y he planeado venganzas terribles. Pero nunca, NUNCA, las he llevado a cabo. Nunca he concentrado mis fuerzas en hacer daño a alguien y a menudo me muerdo la lengua si estoy a punto de decir algo que puede herir mucho a una persona que me ha herido y que, casi seguro, no callaría de estar en mi lugar. No. La venganza definitivamente no es mi camino y por mi modo de ser no creo que lo sea nunca.
En los últimos meses, sin embargo, me he visto envuelta sin darme cuenta, en una trama de sucesos encaminados a hacer daño a alguien y mi ego, mi dignidad, mi integridad... han salido maltrechos. De un lado y de otro se me ha utilizado como arma arrojadiza y lo peor es que no me daba cuenta. Es demasiado sencillo jugar conmigo. Para las mentes retorcidas soy un filón.
Que alguna vez se me haya usado para el sexo es algo que no me duele demasiado porque, a fin de cuentas, yo también lo disfruto y porque puedo decir, aunque no me sienta orgullosa, que yo también he utilizado a algunos hombres para que me arreglen un grifo, para no sentirme sola o para dar celos a otros. De ahí a que se juegue con mis sentimientos, mi dignidad, mi tendencia a ayudar a los demás... es algo distinto. Hoy creo que no me ablandaría una súplica, o unas lágrimas, ni que un hombre se partiera el pecho para ponerme su corazón en la mano. No sé en quién confiar y por extensión no confío en nadie. Me siento utilizada. Qué asco.