CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

17 mayo 2006

Más prejuicios

¿Por qué tan susceptible? ¿Por qué tan irritable? ¿Tendrá que ver algo eso de que no he fumado en tres días? ¿Setenta horas semanales de trabajo? ¿Que mis jefas, preocupadas, me hayan casi obligado a coger vacaciones? ¿El cambio de tiempo?
Hoy en el tren me he cambiado tres veces de sitio. La primera porque parpadeaba una luz, me sacó de los nervios y me cambié. La segunda porque el aire acondicionado estaba a tope y ahora que se acaba el invierno definitivamente, resulta que me tengo que poner la chaqueta. La tercera porque un moro me estaba mirando.
Me pasa más con los moros que con el resto de las personas. Los otros se cortan si les miras mal. Este no. Traté de no mirarle, quise centrarme en la lectura, me tapé la cara con el pelo, miré hacia otro lado. Era imposible. Una mirada clavada como una uña en el aura. La ventana me devolvía el reflejo de esa cara que no cesaba de mirarme y que incluso me hacía gestos "seductores" al menor descuido. Mi campo de visión se redujo considerablemente. Me incomodaba y pensé "estos moros de mierda". Y me incomodó pensarlo, pero lo pensé. Porque los moros siempre miran demasiado. Alcé la frente y se lo dije en voz alta. Le dije que era una falta de respeto y muy incómodo para la persona que lo soporta. Respondió con el ademán pasota que me responden mis alumnos más rebeldes cuando me dicen "me da igual, voy a hacer lo que me de la gana". Y de pronto odié a todos los moros no ciegos del planeta, me indigné porque ellos vienen, mejoran su calidad de vida y exigen derechos y los tienen, amparados por la misma constitución que me ampara a mí. Y claro, no hay ley que prohíba mirar. Me sentí invadida; atacada e incluso llegué a asustarme. Me levanté a mitad de trayecto diciendo "hay que joderse" y me cambié de vagón. El puto moro de los huevos había ganado (lo pensé así), ganó una batalla como cualquiera que me desquicia, como el juzgador anónimo, como el metro que tarda en partir, o el autobús que se adelanta. Sin embargo la respuesta alternativa es siempre tan sencilla...
Me joden todas las miradas. Al salir del tren me di cuenta. Los negros, los hippies, las mujeres, los viejos, los perros... y hasta la mujer de bronce sentada en Dolores Soria. Todo me molesta.
Y me jode la mirada de cualquier baboso tanto como la mirada del morillo de hoy. A ambos les daría una puñalada con sumo gusto.
Y yo sé que el problema no es el país donde nació. Un poco sí, sus costumbres, su cultura, machista como la del baboso que también falta al respeto con su mirada impúdica y su "piropo" infame. Pero he hablado con docenas de moros que no me han mirado mal. Y yo sé que era un prejuicio. Que he crecido con él y una parte de mí se lo cree, esa que sólo lo admite cuando estoy cabreada con el mundo entero, aunque todo vaya bien.
He ido creando una especie de fobia al contacto hasta el punto de que incluso las miradas me molestan. Fuera del trabajo casi no soy persona. Hoy me han pasado un test y resulta que soy adicta al trabajo ¡qué gracioso! y lo peor es que ya no trato de disimularla. Llego antes, me voy después. Esto empieza a ser serio...
Y sí, sigo escribiendo. Me amparo en el derecho innato que las personas tenemos a cambiar de opinión. Y puede que me de el lujo de cambiar de opinión mañana. Después de todo tengo la escusa perfecta para casi todo: "es que... he dejado de fumar"

3 Comments:

  • At 5/17/2006 01:36:00 a. m., Blogger Avasallado said…

    Hola de nuevo Tzade,

    Recién acababa de comentarte cuando ha aparecido otro post tuyo. Así que te comento este también.
    Un amigo me dijo una vez que "se puede generalizar, lo que no se debe es particularizar". Me explico: los distintos grupos humanos tienen unos atributos estadísticos promedio, son altos, son bajos, rubios, morenos, son racistas, son machistas... es la ley de los grandes números y suelen ser medidas de cierta precisión. Lo que sucede es que, cuando sacas un "individuo" del colectivo, no le puedes asignar automáticamente los valores medios de dicho colectivo. No creo que te haya molestado que fuera moro, sino que te mirara con impertinencia, luego has reforzado tu idea porque era moro. Además, según dices tú misma, te estás volcando en el trabajo y estás abandonando las relaciones personales. Parece que estás alcanzando el otro extremo del péndulo: acción-reacción.
    No pretendo tener razón en lo que digo, puedo estar completamente equivocado, sólo te digo lo que pienso, por si lo quieres tener en cuenta, quede claro.

    Saludos de nuevo.

     
  • At 5/17/2006 09:25:00 a. m., Anonymous Anónimo said…

    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

     
  • At 5/19/2006 04:12:00 a. m., Anonymous Anónimo said…

    es curioso, como cada vez, me siento más identificado con cosas que te pasan, jajaja. Soledad, refugio interior, un blog, xD, no sigo.
    Todos debemos justificar nuestros actos para poder dormir, es una ley elemental y pragmática, hastaincluso para aquellos que para encontrar una verdad son capaces de encontrar la aguja en el pajar. Son métodos, mecanismos, algunos privilegiados son capaces de ir sobre la cuerda, otros solo la seguimos. No juzgo el hecho, solo digo que estoy aqui, que te echo de menos y que te quiero.

     

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