CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

16 noviembre 2006

Pequeñajo

Las contracciones comenzaron a las nueve de la noche del día de Todos los Santos. A las once eran cada diez minutos, regulares, intensas, duraderas. En pleno turno de guardia fui al hospital más cercano, tal como me indicaron en el 061. La recepcionista puso bocas diciendo que tenía que ir al hospital que me correspondía y me sentí como una adolescente que se come en el instituto un marrón que no le pertenece. No le encontraban el corazón. El "pequeñajo", como bautizaron los médicos al más pequeño de los seres que esa noche amenazaba con nacer, no paraba de moverse y de dar patadas contra mi vejiga. Una infección de orina provocó esas contracciones que cesaban si me tumbaba. Al final todo quedó en el susto y en un par de semanas de baja con "reposo absoluto" que he aprovechado para hacer mi mudanza.
Me impactó mucho el trato de la recepcionista aclarándome términos burocráticos que poco me importaban mientras me deshacía de dolor y lo más paradójico de todo es que realmente ese era el hospital donde me corresponde parir, aunque todavía no he iniciado los trámites del cambio de centro porque si no me van a dar cita para la tercera eco cuando el bebé tenga dos meses. No está hecha la burocracia para las embarazadas que cambian de domicilio.
Según una extraña teoría lunar, Manuel, Ángel, Daniel, Mario, Darío... o como leches le llame, nacerá el primero de Enero. Pero eso nunca se sabe.