CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

20 junio 2009

Ni contigo ni sin ti

Desde que tengo despacho, sea donde sea, tiendo a guardar con él una relación de amor/odio muy parecida a esas parejas que conviven durante años y se tienen cariño pero no se conocen en realidad. Conozco a algunas personas que presumen de tener todo aparentemente desordenado y conocer a la perfección dónde tienen cada cosa y confieso que me cuesta trabajo creerlo. Otras tienen un orden aparente y no saben en realidad dónde tienen nada... que se parece más a mi caso al menos durante unos diez días al año. Aunque mi caso es por lo general bastante más caótico: todo está desordenado y nunca sé dónde están las cosas. A lo largo de mi vida he desplazado papeles inútiles a lo largo de siete mudanzas porque todo empezaba muy bien pero al final acababa metiendo al retortero, en cajas muy bonitas, eso sí, todo lo que no había mirado y parecía importante.
Así ha sido como he dado con cartas que llevo siete mudanzas guardando con la voluntad de responder, sin estar muy segura de si las personas que me escribieron siguen vivas; he encontrado los vasos del parchís que siempre pierdo y encuentro en similares circunstancias (recordatorio: están en la caja de los tres mosqueteros) y un sinfín de artículos de papelería que guardo por si acaso y que siempre acabo comprando porque nunca recuerdo dónde están (recordatorio: en el cajón del mueble negro están esos alambres dorados que no sé bien para qué sirven pero siempre se me ocurre una utilidad para ellos cuando no tengo pajolera idea de dónde andan).
Todo empezó porque ayer, supuestamente, iba a estar en un congreso de loqueros. Debía ir ligera de equipaje y buscaba un bolso de esos que pegan con todo, ni muy grande ni muy chico, que me sirviera para las tres reuniones. Yo sabía que había metido bolsos en una de esas malditas cajas que escondo en el hueco del mueble negro y fui sacando caja a caja y encontrando sorpresas como el estuche de un mp3 cuyo cargador aún no he encontrado, fotos con seis años menos y diez kilos más, el boli de kukuxumusu que tanta gracia me hizo y cuatro bolsos que había enterrado en el olvido, dos de los cuales eran aceptables para la reunión del día siguiente, si bien ninguno era el que buscaba.
Sábado, medio día, 42 grados dentro del despacho, cajas abiertas por todas partes y los firmes propósitos de siempre. Ya no aspiro a tenerlo ordenado siquiera, me basta con no volver a hacer la próxima mudanza con tanto lastre. Si en el fondo quiero a mi despacho... pero él no me quiere a mi; se empeña en ensuciarse y desordenarse cada dos por tres, en tener más calor que afuera que ya es decir y en no permanecer medianamente visible más de tres días seguidos.
A veces me siento en mi silla, miro a todos lados y me digo "esto no puede ser", pero sigue siendo, aunque el más caótico, mi sitio favorito de la casa.

1 Comments:

  • At 6/26/2009 07:49:00 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Pse, eres asi ¿y que mas da?. pd. el cargador lo tienes en el bazar indio de la esquina a 9 euros.
    Un beso,

    Herr Kern

     

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