CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

12 diciembre 2019

Soy yo

Me acabo de reencontrar con la Vieja Tzade... ah, la vieja Tzade, parece que hace siglos de aquella dolorosa y larga salida del cascarón. Fueron tiempos confusos, confusos y ahora ocultos, discretos, negados. Y de pronto, en este paréntesis de mi vida que no sé cuánto va a durar, en el que estoy sacando de mi casa todo lo que sobra y me estoy encontrando con tantos recuerdos, también encuentro este blog lleno de polvo. No se me viene la nostalgia encima. El embarazo empezó a cambiarlo todo. Pero no fue como quedarse embarazada y de pronto volverme una mujer realizada, prudente y responsable... seguí siendo curiosa, inquieta y frágil durante mucho tiempo. Y ahora, no estoy perdida, pero sí oculta. Llevo años a oscuras limitándome al mundo hijo-casa-trabajo (no necesariamente en ese orden) y ahora llevo meses, diría que años, invadida por una especie de Diógenes que me obliga a sentarme en medio de la casa para expulsar polvo, recuerdos y demonios. Todo es caótico a mi alrededor... he recordado la paz que me daba escribir desde este lugar que nadie lee (o casi nadie) ¿Quién se va a detener a leer mis farragosos posts? ... no era por eso por lo que escribía, sino por la posibilidad de ser escuchada por un ente invisible (que a veces resultó ser un anónimo abrazante, un conocido que me leía en secreto o una mujer celosa compulsiva que, reconozco, mermó con creces mis ganas de escribir a base de ataques gratuítos) Durante años no quise saber de Tzade. Me avergonzaba, no me reconocía o... simplemente, sentía que no era yo. Pero Tzade también soy yo. Tzade buscaba el amor dando palos de ciego y no lo encontró. Yo no lo busco ya. Pero hoy me amo con todo lo que soy y con todo lo que fui porque, a fin de cuentas, la imagen que me devuelve el espejo con 15 kilos más, canas y arrugas, una mirada menos inocente y una sonrisa más cálida y auténtica, es la misma persona, diez años mayor. Y sólo siendo capaz de mirar sin dolor al pasado se puede poner un poco de orden en el presente. Me he propuesto el reto de comenzar el año nuevo en un hogar ordenado, que haga fácil la próxima mudanza. Soy yo. Y he vuelto para quedarme.