CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

27 febrero 2007

Manos de Ángel

Me fascina verle dormir; a veces se sobresalta sin despertarse y levanta ambos brazos y se gira hacia atrás, como si le hubieran dado un susto. A veces sonríe, o incluso se ríe a carcajadas. Ya no llora cuando se despierta porque ya no solo le despierta el hambre, sino la no-necesidad de seguir dormido. Entonces abre mucho los ojos y gira la cabeza a ambos lados muchas veces, controlando el entorno y comienza a emitir "angues", "anjos" y "gus" y risitas inocentes cargadas de ternura, o se queda contemplando a un punto fijo en el que no parece haber nada y le sonríe y le habla a su manera. Ya no llora si se ve despierto y solo, acaso dice algo y yo le respondo desde el otro lado de la casa y sigue trnaquilo, explorando sus propias manos, esas manos tan fuertes, pequeñas y perfectas que tanto me fascinan.

Manos de Ángel

Me fascina verle dormir; a veces se sobresalta sin despertarse y levanta ambos brazos y se gira hacia atrás, como si le hubieran dado un susto. A veces sonríe, o incluso se ríe a carcajadas. Ya no llora cuando se despierta porque ya no solo le despierta el hambre, sino la no-necesidad de seguir dormido. Entonces abre mucho los ojos y gira la cabeza a ambos lados muchas veces, controlando el entorno y comienza a emitir "angues", "anjos" y "gus" y risitas inocentes cargadas de ternura, o se queda contemplando a un punto fijo en el que no parece haber nada y le sonríe y le habla a su manera. Ya no llora si se ve despierto y solo, acaso dice algo y yo le respondo desde el otro lado de la casa y sigue trnaquilo, explorando sus propias manos, esas manos tan fuertes, pequeñas y perfectas que tanto me fascinan.

26 febrero 2007

Amor de madre

Dicen que cuando te conviertes en madre quieres más a la tuya. No es del todo cierto y lo cierto es que deseaba que fuera así. La llegada de Ángel al mundo ha servido para unir más a la familia ... y meterla toda en mi casa de 50 metros cuadrados. Mis padres se quedaron en casa durante más tiempo del que hubiera querido sin respetar mi decisión de disfrutar a solas de mi hijo durante un mes. No quise crear conflicto, pero al final el conflicto fue necesario para que respetaran ese deseo. Me atoré emocionalmente hasta el punto de no querer a nadie a mi lado, salvo a mi hijo y, tal vez porque no puedes dejar de ser hijo de tus padres, hermano de tus hermanos, ni tío de tus sobrinos... decidí dejar de ser novia de mi novio, pues su presencia, en lugar de un apoyo, se había convertido en una carga, cada día más pesada. Ya soy madre de una criatura y no puedo ejercer de madre de otra. Estoy bien ahora, al fin sola con un niño al que le aplaudes todo lo que hace (sus risitas, sus balbuceos, sus eructos, sus pedos y sus cacas) y que llena _y ocupa_ cada segundo de mi vida. Y no me hace falta nada más.
No quiero a mi madre más que antes pero sí tengo más cuidado de no herirla. También ella me respeta más que antes y eso facilita las cosas. El amor de madre no lo justifica todo y, cuando al fin he podido decirlo con conocimiento de causa el color ha cambiado.
He echado de menos la intimidad, la soledad y la calma y ahora, por fin, puedo volver a escribir en el diario, asomarme a la ventana por la noche y bailar en cueros por el salón si se me antoja.
Ángel me reclama constantemente y paso muchas horas despierta y encerrada. Ya no hay frente a mi balcón tejados de casas viejas, un cielo enorme y dos calles más allá, sino un alto y sucio muro y algunas ventanas enrejadas, pero si me siento en la mesa del despacho o me acerco mucho a la ventana del salón puedo ver un trozo de cielo si alzo la vista.
Ya no me despierta el canto del pájaro sino el hambre de mi hijo... y si doy un paseo a las seis de la mañana o abro la ventana a medio día puedo escuchar el canto de los enjaulados, buscando su libertad en su propio sonido.
Yo sueño para tí horizontes más amplios y más libres, como una montaña verde, un mar inmenso o tejas rojas y gente que pasea. Y una vez te soñé tirándote al vacío en paracaídas (cuando ya no necesitaras mi permiso para hacerlo). Y me duele un poco esta soledad ,pero me gusta... pero me asusta.
Me asusta no entenderte o que tú no me entiendas cuando empieces a hacer preguntas y que te vuelvas violento o sumiso, o que te pique un insecto o que pases por la vida sin saber lo que es el dolor, me asusta no darte nada y darte demasiado, planearlo todo o improvisarlo todo. Supongo que forma parte de eso que llaman "amor de madre"