CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

30 septiembre 2005

Pokemon versus señor

Hoy Julio, el camarero uruguayo de la cafetería de Dolores Soria, me invitó a la cena, pidiéndome permiso... algo que me extrañó y me encantó al mismo tiempo. Hace años que paso por allí, nunca reparé en Julio ni él en mí hasta que antes de ayer se me pusieron las tripas de vuelta y media cuando escuché a un tipo con barba y gafas vocear con el tono de quien cree llevar más razón por hablar más alto que con Franco se vivía mejor. Debí tal vez morderme la lengua, hacer oídos sordos y cenar sin mirar a nadie, como hago siempre pero no pude evitarlo... que con Franco no se pasaba hambre, no me vengas con ostias ¿y el hambre de ideas? ¿y el hambre de espíritu? ¿y el hambre de libertad? Acto seguido, se veía venir, el tema de la inmigración que si no se controlaba y que nos estaban invadiendo el país y robando los puestos de trabajo, sin ningún pudor.
Rocío, la camarera de República Dominicana y Julio de Uruguay callaban mientras convertíamos la cafetería en un club de debate psicosocial. Primero me removieron las tripas y luego me hirvió la sangre. España, que prácticamente ayer fue país de emigrantes, que se buscaron el pan en Alemania, Francia, Argentina, Uruguay, México... hablé en mi nombre, encantada de vivir en un lugar donde gozo de enriquecerme con tanta diversidad y en nombre del emigrante que va donde ve una oportunidad y a fin de cuentas el ingeniero polaco es el limpiacristales del banco, porque toman los trabajos que nosotros no queremos y América ¿que nos invaden? disculpen señores, les invadimos nosotros cargándonos culturas que le daban mil vueltas a la nuestra. Y mira a ver de dónde vienen las patatas que cenaste cabrón... Que el español racista, xenófobo y machista (eso fue más adelante en el debate) es quien realmente hace daño.
Yo no siento que el inmigrante me esté robando nada, es más, me siento agradecida de poder conocer a través de sus ojos realidades que están demasiado lejos de mi. Estas cosas hablamos y me las apañé para implicar a Julio y Rocío, inmigrantes con papeles conseguidos hace meses, después de años. España envejecía a pasos de gigante y los inmigrantes tienen hijos, el gobierno no les aceptaría si no trajeran dinero y lo traen: grandes empresas se enriquecen gracias a ellos, agencias de viaje, cambio de moneda, envío de dinero, empresas de telefonía... flaco favor haces a esta gente por "dejarles estar aquí", acaso tendrías que aprender cuatro lecciones de humildad y darles las gracias.
Perdidos debate Franco y debate Inmigrante nació el macho español y los celos a los morenitos que se nos llevan de calle y que como el macho español no hay nada... uno de ellos (ninguno tenía desperdicio, son estos bajitos de cara rechoncha y barba de días, aliento a cerveza, voz ronca y burda y barriga cervecera más grande que un embarazo de nueve meses y medio de esas que te preguntas cuántos años hace que no se ven el pene, uñas renegrías, mirada sucia... tipical spanish de bar de cañas) me pregunta que entre él y Julio a quién eligiría... y yo, que no estoy en una boutique para elegir modelito y que no pregunte nada cuya respuesta de sobra sabe no le va a gustar (ya ves, Julio, un uruguayo moreno, de ojos negros, alto, grande, con un poquito de flotador pero rostro amable y sereno, sonrisa franca, voz profunda y honda, de esas que acunan, siempre educado y atento, que responde con la razón del que no necesita gritar). Y va el cabrón y suelta "nos roban las mujeres" hay que joderse
"no se te puede robar lo que no te pertenece", armada a golpe de catana psicológica, corte tras corte, los camareros reían por lo bajini sarcasmos e ironías que esos pobres pokemon no eran capaces de comprender y/o de responder. "Hemos dejado que las mujeres estudien y mira lo que pasa".
Hoy Julio, agradecido por mis palabras de hace un par de días, más que nada por el ímpetu con que me lancé a esa guerra, ofendida por él y por Rocío, me invitó (después de él trataron de hacerlo tres personas más, no acepté) y se ofreció como mi guardaespaldas personal y me anduvo quitando moscones por el resto de la noche... ¿y es que no pueden dejar tranquila a una mujer que cena sola mientras estudia física? valiente coñazo. Un señor quiso invitarme a café y saltó el pokemon que él me quiso invitar primero y había llegado antes "no soy la copa del final de una carrera" respondí ofendida. El encargado del bar que me conocía de vista se presentó personalmente y se ofreció para que me sintiera lo más a gusto posible cuando estuviera allí... saltó el pokemon "que tú has llegado el último"... sólo sé que en un momento dado decidí silenciarme del todo y volcarme en la física como si no hubiera nada más en el mundo y que con el rabillo del ojo pude ver cómo los tres camareros varones del bar iban apartando de mi lado a aquéllos que se acercaban con ganas de molestar y poco a poco fui dejando de ver clavadas en mi nuca miradas sucias, de esas que hasta asco dan y dejando de escuchar los piropos que tanto me incomodaban, algunas personas desaparecieron del local sin que me diera cuenta.
Julio me invitó a bailar el sábado, aún no le respondí, pero sí que es cierto que para eso de invitar a salir a una mujer el españolito de a pie tendría que pagarle al latinoamericano un buen precio por clases de seducción, educación, cortesía y clase. Me despedí de todos y en la puerta Julio me plantó dos besos, uno por mejilla y uno de los pokemon protestó a voces, le miré meneando la cabeza y me despedí con la mano y Julio me abrió la puerta y en ese instante me sentí casi como una reina.
Menos mal que quedan caballeros en este país.

29 septiembre 2005

tiempo libre para gozar

Últimamente me he volcado mucho en mi investigación. Encotré una página de contactos gratuíta donde colgué mi foto. Ahora estoy saturada de mensajes. Pero ayer en un pis pas y con un solo clic me cargué el trabajo de los últimos trece meses. Ya solo queda lo que queda en mi memoria, que no es mucho teniendo en cuenta que tengo memoria de pez. No es que me rinda pero ... lo voy a dejar por un tiempo. He pensado en volcar mis energías en otros cientos de proyectos pero creo que pasaré mi tiempo libre buscando el amor verdadero, caminando por las calles de ciudades desconocidas o leyendo hasta caer rendida... en fin. Creo que he abusado de mi tiempo estrujándolo para cosas que poco tienen que ver con disfrutar la existencia... y ésta no suele llegar a los cien años. Mañana más.

17 septiembre 2005

Anantae Toemo Nae

Abrí los ojos y vi las hojas de los árboles moverse bajo la luna llena; el susurro del viento fue casi como la voz de una madre cuando dice a su pequeño "sólo era un sueño", o al menos fue lo más parecido a un abrazo humano que se podía tener. A través de la ventana , hojas y viento. Miré a mi alrededor, nada más. Silencio y calma. Un remanso de paz en pleno corazón de Madrid. Mi hermano mayor y su pareja dormian en su habitación, pero no escucharon mis gritos.
Algo he leído acerca de los sueños lúcidos. Dicen que en el instante en que eres consciente de que estás soñando tú gobiernas tus sueños y entonces puedes hacer lo que quieras: correr, volar, viajar, crecer, nadar...
"Anantae Toemo Nae" significa "tú dominas tus sueños". Algunas veces lo he logrado , pero nunca en aquellos sueños en los que , como el de esta noche, la oscuridad es un elemento importante.
El sueño de esta noche se desarrollaba simultáneamente en varios lugares; recuerdo la casa de mi hermano como uno de ellos y otro en un tren.
En el tren vi a Irene, una antigua compañera australiana de la que no sé nada hace más de tres años, tenía unos ojos profundamente azules y una sonrisa preciosa. Yo viajaba con un cirujano quee tenía una enfermecad terminal y con su esposa. Ambos eran ancianos bien conservados, con arrugas y canas, sabia mirada y voz profunda y tranquila. Antes de morir el cirujano se había empeñado en operarme los ojos para que no necesitara ponerme a gafas. Y en el mismo tren me hizo ponerme de espaldas y agarrarme a una barra metálica. Entonces con una cuchilla de afeitar me hizo tres cortes cortos y profundos a la izquierda de la zona lumbar de la columna vertebreal y luego decidió interrumpir la operación y pagarla élñ mismo en una clínica privada. Hablé por teléfono con mi madre y se puso muy contenta al saber que me iban a quitar las gafas.
También me vi en casa de mi hermano con algunas modificaciones. Hablaba al teléfono con una anciana que se lla aba Manuela y vivía con su hija y su nieto. Parecía un poco triste y tenía una voz muy agradable. De pronto reparé en un largo m oscuro pasillo que se abría frente a mí y me encontré inmçóvil en el sofá, con el móvil, hojas en blanco y una cuchilla de afeitar en lugar del bolígrafo que creí tener. Comencé a gritar dessperadamente y de repente me dejó de salir la voz, entonces me di cuenta de que estaba soñando, olvidé mis conocimeintos sobre sos sueños lúcidos y toda mi obsesión era despertar y a sabiendas de que mi propia voz me despertaría grité hAsta que al fín arranqué de mi garganta dos noes muy sentíos.
El susurro del viento fue suficiente, sin embargo, cuanto echo de menos una caricia, un susurro y un vasito de agua en esos momentos.

15 septiembre 2005

2005 x 0 = 0

Estoy acostumbrada al sonido del dolor. Hace ya más de dos años que lo escucho y durante los dos últimos meses casi a diario, a veces de un modo continuo, a veces intermitente, durante jornadas de siete a doce horas. Puedo escuchar el llanto de un niño desesperado mientras dibujo monigotes en una hoja en blanco, del mismo modo que un cirujano comenta el último partido durante una operación a corazón abierto (lo he visto en las pelis).
Ayer escuché la voz de aquella mujer detrás de mí, repitiendo en un eco monótono y lastimero la misma frase pidiendo una ayuda; no quise verla y me sumergí en mi agenda para no tener que mirarla. Pasó delante de mí y no la miré; no la miré y no la vi. Porque no quería ver el rostro de esa voz. Pero cuando ella regresó por donde se había marchado no la esperaba y la ví de frente. Y entonces no pude parar de mirarla. Rondaba unos veintitantos fatalmente cumplidos; su ropa estaba sucia y rota y una a una sus vértebras asomaban en su espalda como si no tuviera suficiente piel para contenerlas. Llevaba en su mano un vaso de plástico con algunas monedas de cobre. Esa mujer vive en una ciudad donde se supone que nadie pasa hambre y sin embargo era un saco de huesos. Vive en un lugar donde nadie carece de agua y estaba sucia. En esta ciudad la gente deja su ropa usada en bolsas en el portal, su camiseta no valía ni para limpiar el polvo.
Me he vuelto sibarita desde que me alejé de la capital y a veces olvido que esa gente existe. Esa mujer tenía más hambre que nadie, más sed que nadie, más mugre que nadie y estaba más desnuda que nadie porque estaba en el punto en que no quiere comer, ni beber, ni lavarse, ni vestirse. Y es que peor que no tener de qué vivir ha de ser no querer hacerlo; olvidarse de uno mismo hasta el punto en el que una mirada deja de reflejar el espíritu que la habita.
Sé que ya no se puede hacer nada por ella, que la muerte la ronda y no tardará en llevársela y me pregunto si alguien la echará de menos cuando eso ocurra.
A menudo impongo a mis alumnos un cruel castigo: les hago recitar la tabla del cero hasta que de corazón tengan ganas de aprender algo nuevo. Al principio toman el castigo a risa pero el hastío les vence rápido. La última vez que escuché aquella voz, recitaba 2005 x 0 = 0

14 septiembre 2005

¿por qué no?

El tren me acerca a casa. Como muy pronto llegaré a media noche. La tarde fue muy dura y yo estoy muy cansada (y creo haber escrito ya esta frase varias veces). Hoy me llamó Honey y me alegró el día, pero saber que no gozo de los días que iban a hacer de puente para encontrarnos y tener que hilar días de nuevo para hacerlo posible me reventó el humor. No sé qué siente por mí y yo no quiero hacerme más daño. Sigo siendo muy frágil.
El domingo navegué durante horas a la deriva a bordo de una hoja en blanco, el remo era un bolígrafo y la vela una cuchilla de afeitar. Así fue hasta que el arco-iris me dio aliento. Luego recibí una llamada de alguien que vino a frivolizarme la tarde; me dijo que mi casa era una cárcel y que yo era gilipollas por no haberle llamado.... comida basura, helados de lujo, unas risas, algo de sexo y un poco de sueño
Al amanecer me dejó en casa con la satisfacción del trabajo bien hecho y yo me eché a llorar nada más cerrar la puerta y volví a sentarme frente a la hoja en blanco/boli/cuchilla exactamente igual que hacía dieciséis horas pero con agujetas y el culo roto.
Le follé como si fuera el único hombre del mundo y el último día de mi vida con la firme convicción de que así era.
¿por qué no vivir cada día como si fuera el último? ¿por qué no gozar de cada hombre como si fuera el único? ¿por qué no? ¿qué le queda a una vida sin sentido sino el placer de los sentidos?... y luego postergar el viaje hasta mañana sólo por si acaso decides tirar la maleta por la ventana.
Nadie me puede robar el color de las nubes al atardecer, el intenso sabor del café de la mañana, el olor a ozono de los días lluviosos, el eco angustiado del trueno a lo lejos, el canto flamenco en Nuevos Ministerios, el frescor del zumo de naranja, el aroma del limón recién partido, el alivio en los pies cuando me quito los tacones, los recuerdos hermosos, la lengua en mi sexo, el calor de otro cuerpo junto al mío, las caricias en el pelo, el abrazo de los niños y el calor de las mantas.
Nada puede robarme todo eso salvo la vela de aquella barca. Y es justo que lo tenga en cuenta la próxima vez que decida sentarme a navegar.
Vivir cada día como el último, gozar cada instante como el único, saber que es importante cada segundo y que a fin de cuentas mi vida acabará de todos modos, la muerte no necesita ayuda para llegar. Y pase lo que pase, nadie me puede robar las estrellas.

11 septiembre 2005

Las nubes son grises, yo soy gris.... soy una nube.
Las hojas caen, yo caigo... soy una hoja.
Las noches son frías, yo estoy fría... soy una noche.
Querer es muy complicado; es difícil mantener la cordura y perder el miedo al mismo tiempo. Me devora el tiempo y mis pies me llevan a mares inmensos de arena. Sola y vacía, necesito ver el mar.
¿Qué hacer cuando el amor no se olvida y pasan los días y el amor sigue ahí anclado en tu puerto como un maldito barco fantasma? ¿Qué ocurre cuando todas las habitaciones pierden sus dimensiones y eres igual de pequeñita en todos los lugares? ¿A quién sacudo el sonajero de mis interrogaciones? ¿A quién le cuento el secreto que guardo bajo la lengua y arde como una guindilla?

.............. Y ha sucedido que doce horas después de comenzar a llorar (y casi no parar), arropada por una manta, muerta de frío y aplastada a preguntas retóricas, apareció reflejado un doble arcoiris en la blanca estantería de pladur y fue como el guiño de la vida que te arranca una sonrisa y te hace saber que todo tiene arreglo.

10 septiembre 2005

hambrienta antes que puta

08/09
Siempre he escuchado criticar casi visceralmente a aquellas mujeres que consiguen sus propósitos ofreciendo su cuerpo a hombres poderosos a cambio de dinero, status, fama o un aprobado en la facultad. Nunca las juzgué: allá cada cual con su cuerpo y su modo de conseguir cosas. Pero hoy sabe Dios que las comprendo.
¿Qué ocurre cuando la desesperación, el agotamiento y el hastío te azotan el alma? ¿Quién toma el camino más largo cuando suena la alarma de incendios y tiene la salida de emergencia a golpe de vista?
Hoy regresaba agotada a casa después del último turno: no sólo agotada de las diez horas de trabajo más dos de traslado, más una de clases...; agotada de hacer cuentas y cuadrar horas, a sabiendas de que en este instante podría estar disfrutando de una posición mucho más "cómoda" pues son varios los hombres que me han ofrecido un nivel de vida mucho más "digno" que los crueles aullidos de mi despensa.
Nueve meses después de engendrar mi nueva vida, violentamente, contra mi deseo y voluntad, no he sido capaz de parir más que un manojo de lamentables poemas y un monedero llorón.
Hay una pequeña parte de mí (muy pequeñita, eso sí), que se siente capaz de hacerlo; a fin de cuentas no sería más que otro error del que lamentarse, uno más de mi larga lista de errores estúpidos. Y una gran parte de mí lo comprende.
Confieso que en este instante me doy pavor, pues estoy tan abatida, tan harta y tan desbordada que me siento capaz de dejarme caer. De momento y con la esperanza de qu ese trate tan solo de una fiebre pasajera me limito a desconectar. Da igual callar hoy; hace meses que algunas posibilidades están ahí y sé que durante meses seguirán estando, o vendrán otras.
"Dime que sí y nunca te faltará nada"... tentador cuando tu dieta se limita a guisantes, puré de patatas y pan con aceite... Stop. No alarmarse. Octubre está al llegar y con él las vacas requeteflacas tienen sus días contados (las flacas seguirán ahí).
Vuelve a dormir, princesa.

07 septiembre 2005

Duerme princesa, duerme

Esta noche me alegré del esfuerzo que me supuso aguantar despierta la noche pasada a fin de cambiar el ritmo de sueño y dormir durante el día. Éramos dos novatas en turno de noche y se notó mucho en el trabajo administrativo, que se alargó hasta las cinco de la madrugada; también ayudaron unas cuantas llamadas serias y un pervertido que se estuvo masturbando durante casi toda la noche a base de llamadas obscenas. Aparte de la tristeza asociada a los casos y el asco derivado de ese "incidente", tenía tanta energía que cedí a mi compañera mi turno de colchón y esta mañana aún podía saltar y correr (de hecho lo hice, para asombro de mi compañera de turno, que estaba rota). Sentirme así a pesar del resfriado que todavía dura me puso de buen humor, tenía la sonrisa fácil y me sentía generosa (perdí 5 minutos en el trasbordo para dar algo de dinero al violinista que nos regaló a Vivaldi a primera hora de la mañana).
Mi rostro reflejaba en los escaparates a una mujer con energía y buen humor, también con la cara algo chupada. Sé que esta sensación de energía es sólo pasajera, pues ya noto el cuerpo dolorido y me pide dormir... y comer! Anoche pude bajarme los vaqueros sin desabrocharlos, se me han quedado grandes y necesito un cinturón.
Contemplo el sofá con las sábanas y la almohada listos para recibirme; aunque tengo una cama enorme, no puedo soportar la sensación de vacío que me produce dormir sola y hoy quisiera quitarme el disfraz de mujer poderosa, que se me queda grande y me siento como cuando me ponía las zapatillas de papá siendo chica. Hoy quisiera quedarme dormida bajo la canción de cuna de caricias tiernas, sabiendo que hallaré la calma al instante si me despierta una pesadilla, escuchando el latido de otra vida bajo el mismo techo donde sueño. No me quiero ir sola a dormir, no quiero, no quiero y no quiero. Aún me quedan fuerzas para buscar los zapatos de invierno, hacer la compra y fregar los platos. Sé que debo dormir, que tengo clases por la tarde y luego tengo turno de noche y sé que debo dormir porque no tendré la oportunidad de hacerlo hasta mañana por la mañana y sin embargo ojalá pudiera escuchar una voz susurrarme al oído "duerme princesa, duerme" y dejarme caer lentamente lejos del ruido del día.

04 septiembre 2005

Ki o wa nioedo chirinuru wo

... y la llamaron Beth, que significa Búsqueda, porque desde que abrió sus grandes ojos éstos escudriñaban hasta el fondo de las nubes. En el fondo de sus enormes pupilas se adivinaba el entusiasmo de quien busca con la esperanza de encontrar y también el desasosiego de quien en su camino encuentra lo que no buscaba.
... pasaron los años y empezó el camino: atravesó los grandes desiertos y su mirada se hundió en el negro fondo de los hondos pozos vacíos
_ Busco el Amor Verdadero
Y las dunas la enviaron al mar.
Búsqueda caminó varios días por la orilla, continuó caminando mar adentro y finalmente se hundió en lo profundo del océano
_ Busco el Amor Verdadero_ decía,
Y la oscuridad la envió a la cima de la más alta montaña
Beth contempló la curva del horizonte, la grandeza del firmamento y la pequeñez de todos los seres
_ Busco el Amor Verdadero_ suplicó
Y su instinto la llevó a descansar dentro del hueco de un tejo. Y allí el corazón del árbol le reveló que el murmullo del arroyo conocía todas las respuestas.
Búsqueda se sentó en la orilla, agotada de sí misma y contempló con tristeza las aguas profundas... ¿qué sería de sí misma después de encontrar? Las hadas del agua acariciaron sus pies doloridos y supieron de su largo viaje y, compadeciéndose de ella y creyendo que tantas leguas le habrían dado la sabiduría le concedieron un deseo. Los ojos de Búsqueda se llenaron de una extraña luz ¿por qué conformarse con el Amor Verdadero pudiendo tenerlo todo en la palma de la mano?
Y Beth formuló un deseo. Las hadas quisieron advertirla pero ella insistió:
_me habéis prometido un deseo y esa es mi última palabra, deseo lo que he pedido.
Entristecidas, las hadas concedieron a Beth lo que deseó, condenándola a la tristeza, la desesperación y el duelo constante. Y Beth dejó de buscar para siempre, sin haber conocido al verdadero amor, a pesar de conocer todas las respuestas.
... Beth dijo: "yo también quiero conocer todas las respuestas"
... Ki o wa nioedo chirinuru wo... cantaron las hadas a coro
Y Beth dejó de existir.

03 septiembre 2005

bla bla bla

Desde esta mañana fogosa del sábado (por alguna extraña razón abrí la puerta y todo lo demás lo dejo a la imaginación del lector) tengo la subsistencia asegurada para los próximos cuatro-diez meses (lo sé, lo sé... mi vida nunca ha sido muy previsible). Continúo en emergencias menores en horario de persona normal, siete alumnos desean dar clases conmigo con lo que supero las más de veinte horas que necesito, reclaman mis escritos (psicología y poesía) en una página web, también me han llamado de nosequé cosa para comentar nosequé eventos (conciertos, exposiciones, películas... entradas gratis, claro), también se me reclama de nuevo como profesora de arte dramático para infantil; un par de colegas desean remitirme niños porque se me dan mejor que a ellos, también para cursos de comunicación a empresas y un grupo de padres pinteños desea formar un grupo de arte dramático con sus hijos. En fin, mucho trabajo, muchos proyectos, poco tiempo, dinero necesario... demasiadas emociones para sólo dos horas de sueño, tantas agujetas y tener que trabajar mañana (clase intensiva de francés durante un domingo entero).
Tantas cosas me dan un poco de vértigo, por fin las cosas empiezan a ir bien. Espero nunca más darle la espalda a la belleza.

Agonizo

Ayer por la noche había soldados armados en la puerta de la estación. Luego, delante de mí, pasó un furgón con unos cuantos soldados más. Luego entraron otros cuantos. Hoy en el tren vi a seis que iban por el vagón arriba y abajo. La primera vez que vi soldados en Pinto fue el 11- M. También veo a más policías de lo habitual en el metro, sobretodo en determinadas estaciones "superpobladas" como Av. de América o Atocha, estaciones que por desgracia frecuento, como un montón de gente más y que están atestadas de gente. Ahora que estreno horario de "persona normal" y vuelvo a vivir después de varios años la sensación de sardina enlatada que va donde casi todo el mundo en horas punta me siento más frágil. Carne de terrorista, eso es lo que soy. La neura no es gratuíta. Cada vez más siento la necesidad de habitar en un lugar con menos habitantes por kilómetro cuadrado.
Me hace daño librar tal vez un día de cada quince, que aprovecho para limpiar la casa o para dormir a pierna suelta. Este curso he caído enferma más que nunca en los últimos quince años. El estrés y la tristeza se alimentan de las defensas de una, lo he leído en un montón de libros de los que usé para licenciarme y está probado científicamente. Cuando regreso a casa con fuerzas lo que hago es bailar. Pero hoy no las tengo. Lo notaron en el trabajo, dijeron que perdí calidez y dulzura. Tal vez sea cierto.
Hoy también me dijeron, sin embargo, que a pesar de estar enferma y cansada, mi mirada conservaba la frescura y la inocencia de la niñez.
Enmocada, con la mochila al hombro, jornada laboral de doce horas en los párpados y tal vez un poco de fiebre, los hombres me buscan y algunos hasta se atreven a prometerme la luna. Me alegro no haber vuelto directamente a casa después del trabajo y tomar un refresco en un bar aunque solo sea para saber que a pesar de los pesares no pierdo el glamour... sientan bien unos piropos bien dichos y un par de canciones dedicadas por un desconocido (que cantaba de puta madre, dicho sea de paso).
Regresé a casa cansada, con sueño, pero con unos "amigos" más y la promesa de la visita de mi último amante al amanecer... me haré la sorda, creo. No tengo ganas de sexo (Dios mío, debo estar agonizando)

02 septiembre 2005

Yo no planto ni una maceta.

Estos últimos días he estado muy ocupada, tanto con el trabajo como con el estudio, que he decidido retomar después de un tiempo sabático de más de dos meses. Y he comenzado por curiosear en el mundo de las terapias alternativas, que retoman el cuerpo en lugar de la palabra, pero esta vez sin fármacos, sino a través del masaje terapéutico, la danza, el yoga... Es curiosa la coincidencia, pues durante varios días estuve pensando en Jade, profesora de danza, muy interesada en la psicodanza , que ha llevado a cabo proyectos con niños muy fructíferos. Precisamente ayer hablamos y ella también había estado pensando en mí, también para proyectos profesionales relacionados con las terapias corporales. Después de trece años de amistad seguimos teniendo esa conexión que nos unió desde un principio aunque no nos veamos durante meses.
Enfrascada durante años en el estudio de la curación emocional, busco un camino más allá de las terapias cognitivas y de las inútiles panaceas de la cirugía de la mente; consciente del vacío existencial que envuelve el submundo que llamamos "desarrollado" busco terapias alternativas hermanadas con la sabiduría popular de culturas poco contaminadas por el capitalismo, el consumismo exacerbado y el descontento crónico.
La sociedad en la que habitamos nos inyecta en las venas el deseo compulsivo de obtener cosas con el consiguiente vacío que supone la sensación constante de que algo nos falta. Una vez obtenido el objeto del deseo, ya sea el último disco del último cantante de OT, un coche o un piso, la felicidad es pasajera y volvemos a tener el deseo de obtener otra cosa.
A veces, sólo a veces, somos conscientes de que, en realidad no poseemos absolutamente nada y que vivimos atrapados por todo aquello que tanto tiempo y esfuerzo nos costó lograr. Entonces es cuando llega un verdadero momento cumbre, un momento realmente mágico en el que verdaderamente somos libres, porque somos conscientes, de elegir. Sin embargo ese instante es angustioso: la libertad soñada se comporta como una tirana que nos planta de cara ante un abismo y nos pregunta: ¿Sigues, o te plantas?
Yo sigo.