CUADERNOS DE TZADE

Cosas que me pasan, cosas que pienso, cosas que digo y cosas que callo

12 abril 2010

Pequeños placeres, grandes alegrías

- Que suene el despertador y ser capaz de levantarse al primer toque.
- Sentir la brisilla del amanecer en la cara.
- Un desayuno como Dios manda.
- Borrar a alguien que te hizo daño de tu vida, no por dolor, sino porque ya no te importa.
- Pensar en tu niñez y sonreír por ello.
- Pasar de 100 y que papá no se dé cuenta.
- Que tu hijo se ría de un gesto espontáneo tuyo y repetirlo hasta que le dé hipo.
- Que tu hijo sonría cada vez que te ve.
- Fresones con Jamón Serrano... sí, así, con mayúsculas, como las grandes cosas.
- El aliento en la nuca del hombre que deseas.
- Tachar una lista entera de tareas pendientes.
- Ver como alguien disfruta como un chiquillo de una comida que has hecho tú.
- Caminar descalza.
- No llevar el reloj y no darte cuenta.
- Descubrir en un paquete una bolsita de embalar de esas que tienen burbujitas que se explotan.
- La llamada de un amigo que hace meses o años que no escuchas.
- Pedir perdón y saber que estabas perdonada desde hacía mucho.
- Que alguien te pida perdón por algo que ya habías olvidado.
- Darte cuenta de que realmente no hay mal que por bien no venga.
- Que Hacienda te persiga por 400 euros y seguir cantando en la ducha.
- Dormir con una sonrisa en los labios y que alguien se dé cuenta.
- Tener miedo y seguir adelante.
- Descubrir una carrera inmensa en las medias y que te dé lo mismo.
- Compartir con tu padre una decisión meditada y que esté de acuerdo contigo.
- Sentir tumbada en la yerba las tamboradas del Retiro.
- Echar de menos Madrid a pesar de todo.
- Mirar hacia atrás y saber que no tuviste la culpa.
- Dejar de ser cliente de Telefónica.

07 abril 2010

Asco

A veces me pregunto por qué permito que ciertas relaciones y lazos se mantengan. No sólo hablo de los que me hacen daño. También de los que me aburren. Reconocer que una relación te aburre, no te aporta nada y no sientes que tengas nada que aportar me hace sentir derrotada, tensa y ridícula. Sobre todo ridícula. Porque cuando algo empieza de un modo casi mágico parece que va a permanecer mucho más tiempo y luego la magia se esfuma rápidamente. Tal vez no debería iniciar nada ante la mera sospecha de que la fecha de caducidad es próxima.
Cuando siento que a un hombre le importo como amante y sólo como amante y acaso mínimamente en aquellas facetas que me afectan como tal me siento utilizada, cosificada, desvalorada.
Siempre es lo mismo o casi lo mismo. Un día me despido dejando al otro con la impresión de que todo va bien y yo me paro y pienso "no, esto no es lo que yo quiero".
No me siento bien con mi músico ególatra. Los dos días al mes que paso con él son agradables, cierto. Pero luego se me queda una sensación de vacío inmensa. Como la comida basura, que llena pero no alimenta y el hambre regresa con más fiereza pasadas unas pocas horas. Es desgaste de tiempo y de ganas. Es aparcar las ilusiones a un lado y conformarse, como si sintiera que no tengo derecho a más, como si hubiera perdido la esperanza.
No. No es lo que quiero. Definitivamente, una vez más, me he equivocado de persona.
Desvincularme de alguien, aunque no me importe, siempre me causa una tensión añadida.
Es difícil de explicar. Pero lo que siento cuando tranco el teléfono es un poco de hartura, un poco de aburrimiento y, lo que más me entristece: un poco de asco. Igual tengo que ir ocultando un poco esa faceta mía de amante insaciable porque, da igual lo interesante que sea el hombre que está conmigo; una vez que nos encamamos, ya no sabe hablar de otra cosa. Mi persona queda reducida a mi cuerpo, cuando no a una parte de mi cuerpo (o dos) y su conversación a un solo tema.
Simplificando mucho (aunque no muy-mucho) una de nuestras últimas conversaciones podría resumirse en lo siguiente:
- ¿Cómo estás?
- Muy estresada, muy agobiada y muy cansada la verdad.
- Vaya, ¿y tu hijo y tu madre, están mejor?
- La verdad que no estoy muy preocupada por ellos.
- Intenta hacer un hueco este fin de semana o el próximo ya sabes que yo te pago el viaje.
- Ahora mismo te digo que no puedo que estoy muy agobiada y además mi hijo está enfermo.
- Es que tengo muchas ganas de follarte... haz lo posible para hacer un hueco como sea.
...
... sin palabras. Lo sé, lo sé. Mea culpa.
Y me da tristeza. Y me siento ridícula. Y me siento estúpida. Y me da asco.

06 abril 2010

Ejercicio de los sentidos de hoy... para levantar el ánimo

Una imagen: Jaén desde el Castillo de Santa Catalina
Un sonido: las canciones de Ángel
Un olor: los jazmines en una calurosa noche de verano.
Un sabor: mi primera fresa
Una sensación: sentir mi pecho desnudo contra otro pecho desnudo
Una emoción: la ilusión

Deseo ver... un valle verde
Deseo oír un piano en la orilla del mar
deseo oler un puesto de especias en un mercado de Estambul
Deseo probar la miel que comía cuando era niña
Deseo tocar la pluma de un gran escritor
Deseo sentir que todo está bien.

01 abril 2010

Olor a sábado

Es un jueves con olor a sábado; la quietud de la zona norte, donde vivo, contrasta con el ajetreo de la zona sur y no hay olor a incienso ni cera de velas, ni se ve una sola túnica ni se oye un solo tambor. Es como si no tuviera nada que ver una zona con otra. Trabajo mucho, centrada absolutamente en lo que tengo que hacer; de vez en cuando miro por la ventana y parece que nadie más que yo habita el planeta. Me gustan los jueves que huelen a sábado. Mi última salida nocturna fue en Nochevieja. Me parece que ya va tocando otra. En mi presente un horizonte lejano pero hermoso se me planta delante de los ojos como una promesa cierta. Me gobierna la esperanza y el deseo de emprender algo nuevo. El pasado está ahí, detrás de mí, para dirigir a él mi vista cuando quiera pero ahora mismo el único pasado que me importa es el que me sonríe desde entonces hasta ahora: lo que aprendí y no olvidé; los amigos de siempre, los pequeños grandes recuerdos para las noches junto a la chimenea, porros y gominola.
Me gusta trabajar en vísperas de fiesta. Y me gusta sentir que, aunque no todo está bien (casi nada está bien), lo estará.
Más café, hay mucho que hacer.

Frívola

Debo ser una de las mujeres más frívolas del planeta. Hace semanas que recibo cartas de amor preciosas, con fotos y todo; apasionadas, bellas, cálidas... no respondo nunca. Me da vergüenza decirle que no sé quién es. ¿Estaré recibiendo cartas de amor destinadas a otra persona? ¿Seré víctima de un poeta que envía correos masivos a ver quién cae? O... simplemente, una vez más, he conquistado a alguien sin darme ni cuenta? Podría enamorarme sólo por lo que leo de esta persona que ya no recuerdo. Qué cosas más raras me pasan.