Celos
Yo he soportado a dos hombres celosos; al primero durante años, al segundo le di boleto en semanas, porque no estaba dispuesta a tolerar de nuevo desconfianzas infundadas, reproches constantes e intentos reiterados de control sobre todo lo que hacía, a quién veía...
Muchos de mis amigos son víctimas de mujeres extremadamente celosas. a veces el objeto único de los celos era yo, a veces la mujer era celosa de todo lo que se moviera; en tristes y contadas ocasiones los celos de su pareja ocasionaron una distancia definitiva y una pérdida de contacto total con ellos.
Mi actitud ante las personas celosas nunca es positiva. A veces me dan asco porque resultan ser personas en extremo manipuladoras con una tendencia exagerada hacia el victimismo, insultantes, faltas de respeto hacia los demás, que acaban jodiendo la relación y causando un gran daño psicológico a una pareja que no sabe cómo probar que no hay razón para los celos. Otras me causan una gran pena, por el daño que se hacen a sí mismos, por una visión tan sesgada de la realidad y porque viven el día a día con más miedo ante la posibilidad de la pérdida que disfrutando el momento, el ser amados y deseados por otro, compartir amaneceres o pasteles de manzana...
Querida Emi: por más que he hurgado en el blog no hallo razón para tu desmedida reacción; siento si mis palabras te han hecho daño, pero planteate seriamente si ese daño lo he originado yo por hablar libre y sinceramente, como siempre hago en el blog, o has sido tú misma por tomártelo de ese modo. Tus comentarios han sido hostiles, hirientes, acusadores e innecesarios; podrían haberme hecho mucho daño, pero afortunadamente debo ser una de las personas más felices del mundo porque tengo un hijo por el que estoy luchando día a día y cuando le miro y me mira pocas cosas en el mundo pueden nublarme la sonrisa; desde luego tú no puedes. No estoy siendo cínica, el cinismo es otra cosa. Estoy siendo sincera. Deja de atacarme porque no te he hecho nada. Sólo me tomé unas cervezas con tu novio durante hora y pico (ya noté que en ese rato le llamaste como cuatro veces) y de verdad de la buena, te lo juro por dios, que no soy una amenaza. Yo no soy el enemigo, ni lo quiero ser. Doy por hecho que no volveré a tomarme unas cervezas con mi amigo y eso me apena, pero como bien sabes tengo muchas cosas importantes en que pensar. Por favor, déjame en paz. Te hablo desde el corazón, sin malas intenciones, sin retorcimientos extraños, sin cinismo... no veas fantasmas donde no los hay. Déjame en paz. Céntrate en tu vida, pasa de mi culo, deja de insultarme, de ofenderme, de acusarme... déjame en paz Emi, déjame en paz.